• Columnas
  • Puerto Rico
  • Mundo
  • Cultura
    • Poesía
    • Cine
    • Arte
    • Ficción
    • Letras
    • Podcast
    • Comunicación
    • Historia
    • Deportes
    • Ciencia 26.7 °C
  • ¿Qué Hacer?
  • Archivos

  • Categorías

- Publicidad -
Donar
  • Puerto Rico
  • Mundo
  • Cultura
    • Arte
    • Cómic
    • Podcast
    • Música
    • Poesía
    • Ficción
    • Letras
    • Historia
    • Ciencia 26.7 °C
    • Comunicación
  • Cine
  • Texto e Imagen
  • Sociedad
    • Ambiente
    • Deportes
    • Economía
    • Educación
    • Derechos Humanos
    • Diáspora
  • ¿Qué Hacer?
  • Columnas
Inicio » 80grados+ Letras

Carta de Oscar López: “Las manos en el cristal”

Oscar López Rivera Publicado: 9 de septiembre de 2013



Oscar Lopez

Esta es la primera carta de Oscar López a su nieta Karina

Querida Karina, No ha sido fácil escoger un título para estas cartas que pienso enviarte periódicamente desde la cárcel.

Escribiéndote a ti, cuya niñez y adolescencia irremediablemente me he perdido ya, siento que les hablo a miles de jóvenes puertorriqueños, para quienes mi nombre apenas significa nada.

Soy un luchador de 70 años. Hace 32 que estoy encarcelado. No voy a abundar en las razones políticas que me condujeron a este encierro, porque otros ya lo han hecho. Sólo quiero reiterar que respeto la vida por encima de todas las cosas, y que no he lastimado ni lastimaré jamás a ningún ser humano.

La primera vez que te vi, en el verano del 91, en la cárcel de Marion, Illinois, donde estaba recluido entonces, fue a través de un cristal. Tú estabas en brazos de tu madre, y movías los ojos con curiosidad. Sin embargo, poco había que ver allí. El cubículo donde se sentaban las visitas era muy estrecho, y había un teléfono a cada lado para que habláramos por él. Clarisa, tu madre, levantó el suyo y me pidió que te dijera algo. Fue la primera vez que escuchaste mi voz y pude ver tu reacción, la extrañeza que te causó comunicarte con ese hombre que empezaba a quererte, pero que no podía besarte, ni susurrarte al oído las promesas de abuelo que te quería cumplir.

A Clarisa le dejaban pasar en el bulto tres pañales y algunas botellas de leche. Había en el área de visitas, tanto del lado de los familiares como del lado de los confinados, cámaras con las que grababan todos nuestros movimientos, pero, irónicamente, nunca me pude tomar una fotografía con mi hija y mi nieta. Siempre me escoltaban tres o cuatro guardias, y estaba encadenado por los pies. Era el único preso que iba tan custodiado al área de visitas.

Se hacía difícil entretenerte mientras estabas en el cubículo de las visitas, así que para distraerte y ayudar a tu madre, que intentaba pasar el mayor tiempo posible conmigo, inventamos un juego peculiar: ponías tus pequeñas manos de bebé en el cristal, y yo también ponía las mías, de modo que coincidieran las cuatro y pudieran «tocarse». Las manos saltaban, se perseguían, se comportaban como arañas envueltas en los hilos invisibles del cariño. No nos tocábamos, el cristal lo impedía, pero surgió un lenguaje especial entre tú y yo; entre las tiernas manos tuyas, Karina, y mis viejas manos, pálidas de encierro, deseosas de poder volar, pero contentas y sumisas cuando tú las acariciabas.

Durante años utilizamos esa danza de las manos para comunicarnos. El tiempo pasaba y tú crecías. No me estaba permitido el contacto físico con mis familiares, por lo tanto en los años que estuve recluido en Marion, no pude besarte, abrazarte, o sentir el roce y el olor de tu pelo. Tampoco el de tu madre, que me despedía con lágrimas, aunque yo sabía contener las mías.

Un día, por fin, me trasladaron a la prisión de Terre Haute, en Indiana. Allí me comunicaron que podría recibir visitas y tener contacto físico con mis seres queridos. Llegó tu madre contigo y con mi sobrina Wanda. Tú, Karina, tenías sólo siete años. Mi hija y mi sobrina me abrazaron. Tú, en cambio, te paraste frente a mí, levantaste tus manos y las pegaste contra un cristal imaginario, esperando que yo hiciera lo mismo. A tu corta edad, después de tantos años de soportar esa barrera, pensaste que debíamos continuar el juego. Tu madre te dijo: «Ahora puedes tocar a tu abuelo», y tú corriste a abrazarme, nos tocamos por primera vez.

Ese cristal, a pesar de todo, sigue siendo el cómplice entre tú y yo. A través de él, en estas páginas, te seguiré contando mis recuerdos, mis historias presentes, añorada nieta.

Con muchísimo amor, en resistencia y lucha…

Publicado originalmente en El Nuevo Día.

Print Friendly, PDF & Email


- Publicidad -
CartaKarinanietaOscar Lópezpreso político


Autores

Oscar López Rivera


Lo más visto
Marlowe
Manuel Martínez Maldonado 24 de marzo de 2023
También en 80grados
Colonialismo en el Caribe y los prisioneros políticos del imperio
29 de julio de 2016
Oscar, con agudo y doloroso acento al final
29 de mayo de 2015
Maltrato carcelario a Norberto González Claudio
21 de noviembre de 2014
Siria y el espectro de la guerra
Próximo

Siria y el espectro de la guerra

  • en portada

    El barrio salsero: patria de la sabrosura

    Juan José Vélez Peña
  • publicidad

  • Cine

    • Marlowe
      24 de marzo de 2023
    • Dos buenas cintas un poco antes de los Oscars
      2 de marzo de 2023
    • Empire of Light
      17 de febrero de 2023

  • publicidad

  • Poesía

    • Texto e imagen: Poemas de Guillermo Arróniz López...
      2 de mayo de 2022
    • Los Fueros de la Incertidumbre o la Poética del ¿Vacío?...
      1 de mayo de 2022
    • Texto e Imagen: Poemas de Daniel Torres | Arte de Natalia...
      1 de abril de 2022



Suscríbete a nuestro newsletter

  • film izle
    agario
    freerobuxtips.com
    deneme bonusu veren siteler
    deneme bonusu veren siteler
    casino siteleri
    indian aunty sex with young
    Independent lady loves the extreme sex adventures
    Le tabagisme babe obtient son cul ramoner par derrière
    escort pendik
    gülşehir son dakika
    beylikdüzü escort
    tsyd.org/lisansli-canli-bahis-siteleri-2022-guvenilir-bahis-siteleri
    deneme bonusu
    betist
    goranda.com
    betist
    betist
    betist giriş
    takipçi satın al
    Secretbet
    casino siteleri
    bahis siteleri

  • DONACIONES
  • RED DE APOYO
  • SOMOS
    • ¿para qué?
  • GUÍA PARA SOMETER MANUSCRITOS A 80 GRADOS+
80grados.net está disponible bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 Puerto Rico. El reconocimiento debe ser a 80grados.net y a cada autor en particular.
Presione enter/return para comenzar la búsqueda