Conjunto Madeira perfecciona los atardeceres puertorriqueños
Pocas cosas son tan agradables como los atardeceres en Puerto Rico. Añádales música y tiene una receta perfecta para pasarla bien una tarde de domingo.
Eso es precisamente lo que sucede cada segundo domingo del mes cuando en la Plaza Antonia Quiñones del Condado se lleva a cabo Condado en Concierto, una serie de conciertos gratuitos auspiciada por el Departamento de Arte, Cultura e Innovación del Municipio de San Juan, con énfasis en la música de cámara. El público asistente puede optar por sentarse, ya sea en los bancos de la plaza o las sillas provistas por el Municipio, o si se prefiere, recostarse sobre una manta en la grama al pie del escenario.
En esta ocasión el público tuvo la oportunidad de escuchar al Conjunto Madeira, un quinteto de vientos madera integrado por Carlos Torres en la flauta, Rey Omar Marcano en la trompa francesa, Cristina Rodríguez en el clarinete, Nicole Maldonado en el fagot y Harry Rosario en el oboe. El conjunto, cuyo comienzo no fue como quinteto, sino como trío de flauta, clarinete y fagot, se ha presentado en distintos escenarios de San Juan, entre los que cabe destacar el Conservatorio de Música de Puerto Rico y los espacios al aire libre del Viejo San Juan durante Adoquín Jamming Nights. La Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, la Orquesta Filarmónica Arturo Somohano y la Banda de Conciertos de Puerto Rico son algunos de los conjuntos en donde los miembros del quinteto se han desempeñado profesionalmente.
El Conjunto Madeira deleitó al público con un programa variado en donde combinó piezas de compositores conocidos en el ámbito de la música de cámara, arreglos de arias de ópera y piezas de compositores puertorriqueños. Comenzó el programa con el Quinteto en Si bemol mayor, op. 56, n.o 1 del compositor alemán Franz Danzi (1763-1826), compositor que es referencia obligada en el repertorio para quintetos de vientos madera por el tratamiento idiomático que le da a cada instrumento. Le siguió un arreglo de la famosa aria de mezzo-soprano “L’amour est un oiseau rebelle”, mejor conocida como “La habanera” de la ópera Carmen del compositor francés Georges Bizet (1838-1875). Aquí el Conjunto Madeira cambió su configuración a cuarteto compuesto por flauta, oboe, clarinete y fagot. Esta configuración la mantuvo en las siguientes tres piezas: el Concierto en Fa mayor, RV 99 del compositor italiano Antonio Vivaldi (1678-1741) —originalmente compuesto para orquesta de cuerdas— un arreglo del aria para tenor “Una furtiva lagrima” de la ópera L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti (1797-1848) y el Divertimento, K 251 de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791).
Para la próxima pieza el Conjunto Madeira volvió a sus raíces, no solo al configurarse como trío, sino al tocar música puertorriqueña. En esta ocasión interpretaron una pieza del compositor puertorriqueño Luis Rodríguez (n. 1980) titulada ¡Qué tapón!, en un simpático arreglo de la clarinetista del grupo, Cristina Rodríguez. Su título alude a los acordes discordantes que imitan el toque de bocina durante la tan detestada congestión vehicular en las carreteras. Vale la pena destacar que esta pieza es una danza puertorriqueña premiada en la categoría de Danza Contemporánea por el Instituto de Cultura Puertorriqueña en su Concurso de Composición de Danzas de 2006.
Volviendo a configurarse como cuarteto, el Conjunto Madeira interpretó otra pieza del repertorio de música de cámara para vientos madera del compositor francés Gabriel Pierné (1863-1937), Pastorale, op. 14, n.o 1, selección muy apropiada para una plaza que goza de tanta vegetación exuberante y espacios abiertos, elementos que ayudaron junto a los efectos musicales utilizados por el compositor a imaginar la escena campesina sugerida por el título.
La trompa francesa regresó al escenario para integrarse al conjunto nuevamente durante las últimas dos piezas. La primera fue la danza puertorriqueña Recuerdos de Borinquen de Luis Miranda (1875-1949), en arreglo del trompista principal de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Benito Díaz. Con esta pieza evocaron la época en que las bandas de retreta ofrecían conciertos los domingos en la tarde en las plazas públicas de los pueblos. Finalmente, Trois pièces breves del compositor francés Jacques Ibert (1890-1962) sirvió como un cordial luego del banquete musical del que pudo disfrutar el público asistente, el cual aumentó en número considerablemente durante el concierto.
En resumidas cuentas, el Conjunto Madeira ofreció un programa de música de cámara muy agradable y divertido en un ambiente refrescantemente distinto al de la sala de conciertos: relajado y amigable, como se debe escuchar música de cámara.