De Alumbre: «Y el aire vive la muerte del fuego» (segunda parte)
1.
Sola estaba
y la recibió entre sus manos
La cría latía
pulmón de llanto
pulmón de hambre
Ella sólo estaba
rabiosa
multiforme
a la sombra del dolor
2.
Hecho trizas
por el polvo de hielo
de estas fechas
la helada no cede
la piel no suda
el cuerpo tenso de tu padre
regresa a la cueva destemplada
pero tu aire de niña salvaje
lo cobija
3.
Respiras
con la quietud
de las ramas secas
que el viento mece
acelerando la vida
que crece contigo
mientras creces
4.
Pido por ti con fervor
las hojas de menta
las ramas de tus labios
el juego atroz del viento en tu boca
pido con fe de madre
con ferviente sed de madre
5.
Soy tuya
como tú eres sólo tuya
Serás mía
cuando ya no esté
6.
A su paso
desanda la vida
sus temblores
7.
No hay lugar
donde albergar
los recuerdos
de aquella infancia
porque la voracidad
del tiempo
recoge lo que puede
8.
El tiempo para ti es
una tormenta de arena
en las dunas de tu cuerpo
que no sabe esperar
el tiempo para mí
es una semilla germinada
sobre mi cuerpo en reposo
9.
Dormida
parece que asistes
a la fiesta del aire
que el tiempo no pasa
dormida
no creces
y sueño que me sueñas
como tu guarida
que buscas mi abrigo
10.
La hija nació
para darle libertad y trino
para recordarle
la gracia del grito
la maravilla del primer llanto
las sílabas llegaban como
aves a su aliento
trinaba su cuerpo al verla