deconstrucción de un hogar
cuando la brisa tumba el sol y a lo mejor pierdo los números
importantes o el celular se me agota en una siesta eterna,
juego un juego tan peligroso como creer en la permanencia del tinte
o comprarme un mueble para un apartamento.
juego a que soy las ruinas de una casa abandonada
en un terreno sin título registrado,
una casita de tres cuartos, un baño, una sala
y las rejas más hermosas.
se me cae el pelo en cantos, nadie me baña,
las paredes se ponen enclenques, quedo hecho
costillas manchadas por el sudor y el hollín.
se me pelan las rodillas sin amor.
los perros me mean el candado enmohecido.
me siento a veces casa, a veces persona que juega
a tener casa. los años pasan.
de noche, los múcaros anotan mi caída en cámara lenta.
los ratones traen migajas. me ocupan ciempiés y polillas.
desarrollo nuevos hábitos. lo llamo un estilo de vida.
la soledad me acompaña por las fases del día,
un segundo sol que ruega hacia el cielo.
sé que el mundo sigue sin fin, pero veo cómo
se mudan los vecinos, sus casas sin vender,
pronto a acompañarme en nuestras soledades.
mis dueños por allá me imaginan igualita.
comienzan a darme pena con su idea de quién fui,
con su esperanza de recuperarme pronto pronto.
pero soy unas ruinas con aspiración a casa.
pero soy unas ruinas.