Doce Judas, traición al país

Mientras el pueblo leía página por página las pruebas de la traición, el gobierno preparaba las excusas diseñadas para aquellos de ojos cerrados, fanáticos, más que de un ideal, de un color brillante. A la espera estaban todos, Ricky estaba de camino a Puerto Rico, solo, así como siempre estuvo. Lo que Ricky no sabía, era que el pueblo preparaba su despido altamente justificado y necesario, pero el traidor mayor no edería tan fácilmente. A su llegada al país, Ricardo hizo un llamado a todos los medios a una conferencia de prensa en el Salón de los Espejos en Fortaleza, todos acudieron al llamado. Una vez iniciada la conferencia de prensa, Ricky abrió su boca para decir (lo resumiré en mis palabras), “pido perdón, soy humano y cometo errores. Sí, hablo malo y envío memes, de lo cual no estoy orgulloso.” ¿Qué excusa más barata no?, pero hablando claro, no esperaba nada de aquel niño mimado que siempre logró salirse con la suya solo por llevar el apellido Rosselló.
Como era de esperarse, lo acribillaron con preguntas para las cuales no tuvo respuestas, solo palabras sin sentido en un orden equivocado, ese fue el antes y después del entonces gobernador. Los 11 Judas restantes solo se acobijaban en las insinuaciones de su pana Ricky, defendiendo las posturas tomadas en aquel chat de Telegram, con frases como “cogemos de pendejos hasta a los nuestros”. Pasaban los días y cada Judas seguía preparando su salida del problema, dejando solo a Ricardo Rosselló y negándolo al cantar del pueblo, ahora, nadie era pana de Ricky. El pueblo no creyó en la palabra de ninguno y sin miedo alguno se lanzó a la calle a pedir la salida de todos los traidores, lista encabezada por el “honorable gobernador”. Cada comentario de ese chat, era como si nos clavaran una espada en el corazón dejándonos sin vida. Puerto Rico era la noticia del día, por semanas, lo que se suponía nos pusiera en deshonra ante el mundo, terminó por hacernos más fuertes y valientes.
En un hecho histórico, los artistas y deportistas se unieron al llamado del pueblo, todos en una sola voz gritando “Ricky, renuncia”. Unos vinieron a militar con el pueblo en las calles, los demás que no pudieron venir por una u otra razón, usaron sus redes sociales para dejarse sentir. En la Fortaleza, Ricardo se negaba a abandonar el Titanic, en la Calle de la Resistencia, el “no renunciaré” de Rosselló, era como gasolina para cada puertorriqueño. En Cámara y Senado, los azules pensaban en una estrategia para sacar al niño traidor sin afectar el partido. Mientras todo esto sucedía acá, allá afuera solo se escuchaba de la gallardía de los boricuas, 11 días de protestas sin una sola muerte, ¡increíble! Luego de varios días de juicio, al fin la sentencia fue dictada, a todo volumen y con lágrimas en los ojos el país escuchaba palabra por palabra el “pienso que continuar en el cargo afectaría la línea trazada para el país” de Ricky. Pudimos sacar al Judas mayor, celebramos, fuimos noticia en todo el mundo, sin muertes, primera vez en la historia que este país lograba tal hazaña, pero sabíamos que era solo el comienzo de un nuevo país. Hoy, de aquellos 12 Judas, todavía algunos nos deben respuestas. Otros, siguen escondidos en el gobiernos, y uno, está en boca de todos, siendo el cabildero mayor de la corrupción en este país. Sí, ese mismo, «FDO», Elías Sánchez. Aún queda trabajo por hacer, no podemos dejar que nos sigan traicionando, porque su traición fue tan grande como la de Judas al Señor. Crucificaron a todos, y sus palabras, más que dolientes, fueron clavos. Y aquel chat, fue la corona de espinas que hizo llorar lagrimas ensangrentadas a todo un país.