Dulce Mala: una mala que cambia

La Mala traía nueva música bajo el brazo, por lo que había expectación. Desde julio de este año ha lanzado dos singles del nuevo disco que está trabajando y que se espera sea presentado el próximo año. El primero de ellos es “Gitana”, un alegato por la violencia machista que nació después de que una mujer chilena le escribiera contándole del asesinato de su hija a manos de su expareja. La canción revela las nuevas exploraciones sonoras de la artista, donde se mezclan la dureza clásica del hip hop con la oscuridad del trap, un género que ha cogido fuerza en los últimos años, principalmente en Estados Unidos. Esto sumado al estilo aflamencado que le inyecta a sus composiciones. El segundo, con el que innova aún más y rompe su molde de “malota”, es “Contigo”, una canción sensual, romántica y muy rosa, donde fusiona la calidez del dancehall con pegajosos beats de reguetón y que canta acompañada del rapero jamaiquino Stylo G. La lírica relata una historia de deseo y dulce enamoramiento.
Los fans tenían ganas. Ganas de Mala. Cinco años que no pisaba la isla, y cinco años además de su último LP, el laureado Bruja, con el que obtuvo el Grammy Latino al mejor álbum urbano.
“Lo que canta me explota en cantos”
“Como ocho años que la sigo por su actitud de mujer poderosa, que inspira a otras mujeres a ser como ella”, enfatiza Margarite Domenech, agrónoma y exhiphopera boricua. “Ha influenciado mucho en mi vida. Todas sus canciones tocan fibras de espiritualidad y conciencia social. Aún no sé por qué no la conocen y la aman más aquí en Puerto Rico”, expresa Melissa Repollet, maestra de 39 años. “Me identifico mucho, lo que canta me explota en cantos. Por ejemplo, cuando ella dice ‘lo mejor significa, barre en tu terreno’, ella está explicando cosas como Tego Calderón, hablando de lo que está pasando”, dice Juan Carlos García Medina, facturador de planes médicos.
Su fanaticada la ama y es incondicional pese a la espera, que ya se extendía por más de una hora. Ya comenzaba a formarse una larga fila para entrar a los baños, que estaban ubicados incómodamente a cada lado del escenario, por lo que para llegar había que atravesar toda la masa de público. Por su parte, las personas que pagaron la zona VIP no se veían muy contentas, ya que quedaron apostadas justo al lado del lavabo de hombres, viendo el espectáculo todo el tiempo de perfil. Poco por los $50 que les costó la “ubicación privilegiada”.
Ayudó a suavizar la espera el dj David Sánchez, que amenizó la previa lanzando temas variados de hip hop norteamericano, reggae, dancehall y electrónica tropical. Una sesión bastante apropiada para lo que pedía el cuerpo de los asistentes. Incómodo habrá sido para él que se puso a mezclar cuando los comensales aún estaban sentados tragando papas fritas y frituras de pollo. Sin embargo, supo sortear el momento hasta que las mesas fueron apartadas. Puso a la gente a mover en un par de ocasiones, rompió el hielo sin intentar protagonismo y eso se agradeció. “Estoy super honrado de abrirle a La Mala. Nunca la he conocido, es una artistaza y le tengo mucho respeto. Estoy muy agradecido por la oportunidad. Traté de hacer una selección bien específica para que ella pudiera tener una noche memorable”, relató.
Eran ya las diez de la noche y ni rastros de La Mala. Algunos comenzaban a incomodarse, aunque la mayoría esperaba con alegría. Las cervezas y los palos de ron ayudaban a bajar la tensión. Los admiradores presentes en el lugar seguían ansiosos por verla. “Es una mujer fuerte en un género dominado por hombres, te habla la clara y no tiene miedo, eso me anima. Sus letras tienen mucho de ser mujer y ser astuta, como ella dice ‘cuando me pongo perra tú, nada me para’. Tener esa actitud la empodera a una”, recalca Yira Rodríguez, trabajadora de 29 años. Luis Enrique González, agricultor de 31 años, destaca que al escucharla “se siente una vibra bien mazacote de mujer luchadora y guerrera. La conozco muy poco, pero lo primero que me impactó fueron sus beats. Crecí con el hip hop en California, con Dr. Dre, con Tupac y toda esa vibra, y lo que encuentro aquí es eso con una conciencia femenina bien elevada”.
“Del 2001 al 2005 viví en Barcelona, ahí descubrí el hip hop español, Violadores del Verso, SFDK, Rapsusklei, Nach Scratch y también a La Mala. La primera canción que escuché de ella fue “Tiburón tiburón, tiburón tiburón” (“Afila el colmillo”), que era como una salsa mezclada con hip hop. En ese momento en España no había nada que hiciera referencia a mi cultura y eso era lo más cercano. Por eso estoy aquí”, detalla Víctor Rivera Lleras, alias Lucha Libre Dj set, disc jockey y productor de eventos de global bass en la isla.
Apareció la “Cocinera”
Dos horas y media de retraso y comenzaron a escucharse los primeros gritos al unísono invocando a La Mala. Primero algunos aislados, luego la muchedumbre rabiosa completa. De pronto se vio a Dj Swet -que comanda los beats de la artista hispana- montarse en la tarima para alistar la batalla. Pasaron cinco minutos, se apagaron las luces y la gente gritó eufórica. Se encendió la pantalla gigante con la firma de la rapera en el centro y, tras el cortinaje rojo que cubría a un costado un backstage improvisado, comenzó a cantar -sin aparecer aún- las rimas de su afamado tema Cocinera. El público se prendió en llamas y, en plena oscuridad, se vió brotar su silueta caminando decidida hacia el escenario. Ahí estaba, con demora pero sin vacilar, La Mala Rodríguez, vestida sensual en rojo pasión con un calzón corto y ajustado, portaligas y una blusa con vuelos, echando adelante toda su fiereza sonora y claridad lírica.
El concierto comenzó impecable, con la fuerza y teatralidad necesarias después de tanta espera. Una puesta en escena trabajada, con dos bailarinas de estilo urbano vestidas al tono y con coreografías estudiadas que añadieron a la presentación un toque más de espectáculo. El repertorio fue un acierto. Uno tras otro los temas elevaban a los presentes hasta el éxtasis. Un puzzle sonoro bien encajado. Yo marco el minuto, La niña, Lo fácil cae ligero, 33, Vengo prepará, Tambalea, Quién manda, Tengo un trato y por supuesto sus dos últimos singles, Gitanas y Contigo, que los asistentes cantaron como si ya fuesen obras consagradas. Así fue, éxito tras éxito. Un recorrido vibrante y sin descanso por su carrera musical. Tanto así que a ratos parecía que hubiera prisa. Quizás ese fue uno de los “pero”. Casi no hubo pausas, ni transiciones, ni conversación con el público. Rompió el esquema en muy contadas ocasiones, una para que los presentes corearan un “todo el mundo con las manos en el aire dicen Mala!” -esto en la intro de su canción Especias y Especies-, y en una segunda oportunidad en que bajó del escenario para ir al backstage, cogiendo un descanso de escasos minutos sin que dejaran de sonar las pistas del dj ni que las bailarinas pararan de moverse. Eso contribuyó a que el concierto, que se extendió por una hora y veinte minutos aproximadamente, se hiciera demasiado corto. Poco tiempo, la verdad, para las más de dos horas de dilación.
Detalle que no cogió importancia ante la imponente presencia de La Mala y la intensa gala que ofreció. “Es la primera vez que la veo y tengo que decir que está bien cabrón. Me gusta, tiene una presencia y un empoderamiento rico. Lo que ha hecho está nítido, la escucho desde chamaco y no me decepcionó”, afirmó el artista plástico Luis Cruz. “Yo ya la había visto en años anteriores y había sido igual de rico. Me encanta la energía que hay, los visuales, el orden de las canciones, el juego de luces. La verdad que muy bueno todo”, enfatizó Lara Carolina, estudiante de sociología.
Una Mala que cambia
Pese a que la multitud estaba rendida a sus pies, algunos no quedaron contentos con la nueva propuesta de la rapera, algo más sobrecargada tanto en lo estético como en los beats. “Encuentro que es una jeva. En vivo no la había visto y me gusta la propuesta que tiene, aunque me gustaría que le metiera más al rap y dejara de lado tanta pista de electrónica”, declara Channel, trabajadora de las comunicaciones. Para Yohalis Cabrera, profesional del municipio de San Juan, La Mala, con su nuevo estilo “está apelando más al gusto de los hombres. Que se trepe en la mesa del dj, que traiga dos bailarinas que no le hacen falta, creo que es para llamar la atención masculina. La había visto en Salamanca, España, en 2015 y fue una presentación más sencilla pero mucho más extraordinaria, no tardó tanto en salir y su vestimenta era mejor. Su ropa de ahora apela más a ser atractiva para el hombre”. Alexandra, trabajadora del sector publicitario, reconoció que “esperaba más un show de hip hop que de música electrónica. Sentí que estaba en una rave con chamaquitos”.
Como quiera, María Rodríguez acabó satisfecha y pletórica. Se le notaba. Dio lo mejor de sí y, mayoritariamente, gustó y convenció. “Es la segunda vez que la veo y nunca me ha decepcionado. No hubo ningún error en el sonido, el ambiente estaba bien chévere y cantó todas las que yo quería escuchar”, exclamó la estudiante Patricia Ávila. “Ella es una artista que musicalmente sigue creciendo, cada tema que saca la pega. Es una mujer espectacular. Merece todos los premios. Bailé más de lo esperado y me duelen los pies”, recalcó Thais, supervisora de cocina. “Fue de otro mundo. Hace un buen escenario, interpreta bien las canciones y sabe cómo mover al público. El concierto fue bastante completo y estructurado. Pensé que iba a estar entrando y saliendo como hacen otros artistas, pero no fue así. La verdad que dio la talla”, dijo Gerardo Torres, estudiante de diseño de videojuegos.
La Mala pasó largo rato tras bambalinas luego que acabara el espectáculo. Incluso brindó un momento para que algunos de sus seguidores se acercaran, la saludaran y abrazaran. “Maravilloso, ha sido precioso. El concierto estuvo increíble”, expresó a Neotropikal Sounds al retirarse del lugar rumbo al aeropuerto -cerca de la 1:00am y rodeada de guardaespaldas- para coger un vuelo programado a las 3:00 am. Al referirse a su nueva propuesta musical y escénica destacó que “siempre estamos creciendo, no lo podemos evitar”.
La Mala -que en 2019 cumplirá 20 años sobre los escenarios- brilló en su galaxia sonora y encandiló a las cerca de 300 personas que acudieron al Arena Live a ver a su estrella, una que con corazón urbano y gitano se ha hecho un nombre en la escena del hip hop mundial.
Publicado originalmente en Neotropikal Sounds.
Fotos de César Berríos.