Ediciones Callejón continúa su marcha editorial
Cuando Neeltje Van Marissing y Elizardo Martínez se conocieron ella era una estudiante universitaria que trabajaba en la desaparecida Librería Papyrus en el Viejo San Juan. Él iba a la librería en calidad de distribuidor de libros de Tusquets y Siruela entre otras casas editoriales. Hablaban de libros. Con el pasar de los años se convirtieron en amigos. Recientemente, y luego del repentino fallecimiento de Elizardo, Neeltje aceptó dirigir Ediciones Callejón, el proyecto editorial que por 19 años Elizardo timoneó cuidando hasta el más mínimo detalle.
“Es bien agridulce. Me alegra la confiaza de la gente pero yo no quisiera estar haciendo esto”, dice la editora. “Quisiera que Elizardo estuviese vivo”.
Durante años Callejón publicó libros de escritores puertorriqueños abriendo espacios a los que las editoriales grandes e institucionales no llegaban. Allí se publican libros de autores reconocidos y de trayectoria así como de autores y autoras que se inauguran en el mundo editorial. Algunos de estos lbros son clásicos modernos, como El arte de bregar, de Arcadio Díaz Quiñones.
Esta nueva encomienda es un acto de amor de parte de Neeltje y de toda su red de apoyo pues el proyecto, que se suma a los otros trabajos que ejerce, implica un itinerario de trabajo de casi siete días a la semana. Pero decirle que no a Elizardo resultaba difícil cuando estaba entre nosotros, y parece que eso no ha cambiado mucho. El plan inmediato es publicar los trabajos que ya estaban en proceso.
Recientemente publicaron: Más ramas que raíces: Diálogos musicales entre el Caribe y el continente africano, de Erol L. Montes Pizarro. Lo próximo que sale a la luz se publica en agosto: el libro de Arturo Massol, Amores que luchan: relato de la victoria contra el gasoducto en tiempos de crisis energética, con un prólogo de Eduardo Lalo.
Neeltje empezó su trabajo en las editoriales en Alfaguara. Pasó de la redacción de The San Juan Star a encargarse de los asuntos de comunicaciones de la oficina en Puerto Rico de la editorial internacional. Allí tuvo luego un puesto editorial en el área de literatura infantil y corrió casi todas las bases. Aprendió sobre el proceso, desde la idea, hasta el punto de venta.
Al cabo de nueve años allí se fue a hacer trabajo por cuenta propia, otra experiencia que pule a cualquiera en manejo de tiempo y de recursos. “Una semana antes de irme de parto me llaman de la Editorial de la UPR”, explica sobre el momento en que le ofrecen el puesto de directora de una de las editoriales más grandes del País. Allí conoció una faceta más institucional y burocrática de la industria desde donde además tuvo la posibilidad de reconocer, y tratar de apoyar, la gestión de las pequeñas casas publicadoras.
El trabajo de la industria del libro se complica con la escasez de librerías y de puntos de venta. «Se están publicando, en general, más obras pero menos ediciones de cada una», dice Neeltje. «Lo que pasa es que la gente que está en esto es bien apasionada y hacen de tripas corazones».
Menciona que algunos proyectos como Libros AC, Laberinto y la reciente apertura de la librería Norberto en Plaza las Américas mantienen la bola corriendo y la actividad cultural fluyendo. También destacó que los esfuerzos que suman lo institucional con lo independiente, como fue el caso del Paseo del Libro celebrado la semana pasada en Río Piedras, hacen una gran diferencia.