El Ave Nacional
Recientemente, me encontré en el Internet una lista de aves nacionales para la región de América Latina. Para mi sorpresa, en esta se indicaba que la Reina Mora (Spindalis portoricensis) era el ave nacional de Puerto Rico. Sin embargo, y hasta el presente, no existe ninguna designación oficial de origen legislativo o gubernamental.
Designar aves nacionales muchas veces se ha convertido en un debate. Puerto Rico no ha sido la excepción y ninguna de las especies que se han sugerido ha logrado una designación oficial.
Una de las primeras aves que se sugirió como ave nacional fue el Pitirre (Tyrannus dominicensis). Esta es el ave símbolo del Instituto de Cultura de Puerto Rico y además se identificó con el movimiento independentista por el famoso poema “Pitirre” de José de Diego.
Esta ave es sumamente común y beneficiosa para la agricultura por la gran cantidad de insectos dañinos que destruye. Es importante para la formación de nuevos bosques, porque además de insectos ingiere frutas y las semillas pasan a través del tracto digestivo sin romperse y germinan al caer a los suelos. El Pitirre se puede observar virtualmente en todo tipo de hábitat en Puerto Rico, y mucha gente la puede reconocer, aunque en áreas urbanas suelen confundirlo con el Ruiseñor.
Los que se han opuesto a la designación de esta ave se amparan en sus colores sobrios, en que es enemigo de las abejas, su temperamento agresivo, y finalmente a su nombre científico (Tyrannus dominicensis).
En el 2001 la Legislatura de Puerto Rico aprobó el proyecto de ley (P de la C 1860) que oficializaba al Pitirre como el Ave Nacional de Puerto Rico. Sin embargo, ante las objeciones de varias organizaciones conservacionistas, la Hon. Sila María Calderón, no firmó el proyecto de ley.
En el 2005, luego de una larga campaña liderada por la Sociedad Ornitológica Puertorriqueña, se decidió nominar al Carpintero de Puerto Rico como ave nacional.
Las razones para seleccionar al carpintero fueron muchas. Su nombre científico (Melanerpes portoricensis), lo identifica inmediatamente como de Puerto Rico. Ha sido de gran importancia para nuestra cultura, comenzando con la taína. De acuerdo con la leyenda, el Carpintero tiene el pecho rojo porque se lo manchó cuando estaba tallando a la mujer taína.
El ave es muy hermosa, su rojo y blanco son colores que encontramos en nuestro escudo y bandera. Su negrura nos recuerda a nuestra herencia africana. El Carpintero es de gran utilidad para la agricultura por la gran cantidad de insectos dañinos que come. Además es sumamente laborioso y con su fuerte pico construye o excava su nido, “su casa”, en la vegetación. Cuando están en familia hacen gran bulla para comunicarse lo que representa el espíritu alegre de los puertorriqueños.
El ave ha servido de inspiración a poetas, cantautores, artesanos y talladores, como Juan Antonio Corretjer, Tony Croatto, Carmen Méndez y Elpidio Collazo, entre otros. Pese a estas excelentes características hubo opositores. Estos indicaron que muy poca gente en las áreas urbanas conocía al carpintero, lo cual es cierto. Después de vistas públicas y compromisos de algunos con nombrar al Carpintero de Puerto Rico como el ave nacional, al asunto le dieron largas y nunca se convirtió en un proyecto de ley.
Otro candidato es la Cotorra Puertorriqueña (Amazona vittata), ampliamente reconocida en el país aunque la gran mayoría de los puertorriqueños nunca han visto una en el estado silvestre. Pero la especie se ha dado a conocer a través de la enorme promoción que se le ha dado a su programa de conservación, que ha llegado a convertirla en el portaestandarte de las especies en peligro de extinción.
Esta ave era de gran importancia para nuestros tainos, quienes la llamaban la Higuaca. Su coloración en general verde, es símbolo de la verdura de nuestros bosques. Sus plumas azules en el borde del ala entonan con el color azul del Atlántico y el Caribe. El rojo en su frente, está presente en los colores de nuestro escudo y bandera.
La Cotorra Puertorriqueña es una especie que ha luchado por sobrevivir. De 13 individuos que había en la década del 1960, al presente cerca de 200 individuos viven en el Yunque y los alrededores del Bosque de Río Abajo en Utuado. Sin lugar a dudas un excelente candidato.
Algunos se opondrán a su selección porque en el pasado habitó en las Antillas Menores y no solo en el archipiélago borincano. Otra preocupación es el estado aún frágil de sus poblaciones silvestres.
El Mozambique o “chango” (Quiscalus niger brachipterus) es probablemente el pájaro más reconocido por los puertorriqueños. Su dieta es nuestra dieta, porque come todas las sobras que nosotros dejamos. Son muy inteligentes y han aprendido a romper bolsas, paquetes y envases de comida para comerse las sobras. También se les ha observado tomar la comida seca de perros, colocarla en agua para ablandarla y luego poder comérsela. En algunas poblaciones pueden observarse individuos que ponen semillas de palmas en medio de la calle, para que luego que los carros pasen sobre estas, comerse lo que hay en el interior.
Durante la época de cría son muy celosas con sus nidos y sumamente valientes en la defensa de los mismos. En áreas urbanas, para construir su nido, también utilizan nuestras sobras, como pedazos de tela, hilachas de mapo y hasta plásticos.
“El Mozambique” es el famoso poema de Abelardo Díaz Alfaro. En algunos lugares de la Isla, como Naranjito, se han identificado con el ave y al equipo de voleibol se le llama los Changos.
La especie es sumamente oportunista. Así que si usted busca características buenas y no tan buenas de los puertorriqueños es muy probable que las encuentre en el Mozambique. Sin lugar a dudas esta ave se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana y, virtualmente, un reflejo de nuestra personalidad como pueblo. Es otro excelente candidato.
Como ven, el escoger un ave nacional de Puerto Rico ha resultado ser un asunto contencioso. Por eso podríamos seguir el ejemplo de países como Argentina y Venezuela y realizar un concurso para seleccionar al ave nacional. De esto pudiera encargarse el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), u organizaciones como Para La Naturaleza o la Sociedad Ornitológica.
Estos concursos terminan interesando a muchísima gente a buscar información sobre los candidatos, incluyendo a otras aves, y finalmente interesándose por la conservación de estas. Esto podría resultar en doble beneficio, ya que tanto nuestra ave nacional como la conservación de nuestra flora y fauna sería deber de todos los puertorriqueños.
*El autor es catedrático en la Universidad de Puerto Rico en Humacao y miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).