El cuatro puertorriqueño se gradúa en Berklee College of Music
La primera estudiante de la historia en graduarse de cuatro en la prestigiosa institución musical, comenzó su concierto de graduación abordando una pieza clásica de John Coltrane, “Central Park West”, acompañada de un grupo de compañeros de estudios entre los que se encontraba, inseparable a la guitarra, Zack Auslander, su novio gringo, de Miami.
Fabiola contó cómo su novio había sido uno de sus mejores profesores obligándola cada semana a transcribir una pieza clásica de jazz diferente para que su bebop, ejecutado con el cuatro, “sonara auténtico”.
No se sabía si Fabiola estaba más orgullosa por haberse graduado de Berklee o por “el honor” de haberlo hecho estudiando el cuatro, instrumento que algunos de sus profesores ni siquiera conocían.
Su fervor patriótico la llevó a continuar con “A Julia de Burgos”, un tributo dedicado a “esa poderosa mujer puertorriqueña”, señaló sobre la gran poeta boricua.
Fabiola, quien agradeció a sus profesores de Puerto Rico y a “los de todo el mundo” en Berklee, toca el cuatro desde los seis años, cuando aprendió en el Instituto Musical de Manatí. Continuó tocando en la Rondalla de Humacao y en la Escuela Libre de Música de Caguas.
Con la brisa brasileña que le gusta imprimir a Fabiola en sus composiciones, y al ritmo de la rotación de los músicos ejecutando diferentes instrumentos en cada canción, porque “cada pieza es un mundo diferente”, defendió la cuatrista, siguieron: “Return to Pluto”, “Tu cuerpo y alma” (escrita para su amor, el gringo de las guitarras) y “Canto mi melodía”.
La emoción había aflorado de los ojos de los más sensibles en forma de lágrimas de la diáspora desde el principio del “Senior Recital”. Cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de “Mamá borinquen me llama” muy pocos en el Berk Recital Hall aka Recital Hall 1A del Colegio de Música de Berklee en el número 1140 de la calle Boylston de Boston pudieron contener el llanto.
La letra de Virgilio Dávila puso a latir con nostálgica violencia los corazones de la concurrencia: “Mamá, borinquen me llama/ Este país no es el mío/ Borinquen es pura flama/ y aquí me muero de frío”. Esta canción “es muy especial para mí. Habla de la gente que se muda fuera de la Isla. Sobre cómo te sientes cuando no estás allí, y sientes que la Isla te llama”, explicó Fabiola.
Y es que la misma pieza de Virgilio lo dice: “Si escucho aquí una canción/ de las que aprendí en mis lares/ o una danza de Tavárez/ Campos o Dueño Colón/ mi sensible corazón/ de amor patrio más se inflama/ y heraldo que fiel proclama/ este sentimiento santo/ Borinquen es pura flama”.
Y entonces sucedió el momento más emotivo de la noche. Para la ocasión subió al escenario el cuatrista Carlos Cabrera, que cogiendo el relevo de Fabiola este año comenzó sus estudios de cuatro en Berklee. El clímax llegó con el sobrecogedor duelo a las cuerdas entre Fabiola y Carlos.
Fabiola, humilde ante un público rendido a sus pies, se quitó importancia hablando de lo que pasa cuando esa canción se interpreta en los festivales de pueblo en Puerto Rico y el duelo es entre cuatro o cinco cuatristas. “Eso sí que está cabrón”, le faltó decir. Pero para los que estuvimos anoche en el 1140 de la calle Boylston, esos dos únicos cuatros fueron más que suficientes.
A la última pieza del concierto tampoco le faltaría emotividad. Se trataba de una composición de Zack, el novio, cuyo título es bastante sugerente: “Waiting in Fabi´s Lobby”, que el de Miami presentó con un escueto: “es una canción de amor”.
Bellísima fue la conversación, el coqueteo, la discusión, que mantuvieron durante la canción de amor las cuerdas de la guitarra de Zack con las cuerdas del cuatro de Fabiola. Espectaculares los solos de batería del venezolano Mariano Escalona y de congas con cencerro de Zayra Pola, esa muchacha de Bayamón.
Vea el concierto completo: