El cuerpo invadido
La tecnología invasiva en la obra de Cronenberg
Por otro lado, nuestra concepción de la psiquiatría también gozó de dramáticas transformaciones y la disciplina entró de lleno al mundo empírico de la ciencia. De la misma forma, la medicina ha visto fuertes influencias de la tecnología moderna y por lo menos una de sus vertientes, la cirugía plástica, ha visto cambios inmensos en su práctica.
Para el director canadiense David Cronenberg, esta confluencia entre la ciencia y el cuerpo humano ha demostrado ser tierra fértil para la exploración de los rincones más oscuros de la psiquis humana y para ilustrar las manifestaciones más morbosas que la tecnología ha tenido sobre el ser humano. En películas como The Brood (1979), Scanners (1981), Videodrome (1983) y Dead Ringers (1988), Cronenberg logra documentar con horripilante precisión y detalle los resultados fantasmagóricos posibles a partir del encuentro entre la ciencia y el cuerpo humano.
Una de sus primeras películas, Shivers (1975), está basada en los intentos fallidos de un doctor para crear organismos capaces de sustituir órganos afectados dentro del cuerpo. Por ejemplo, le explica el doctor al personaje principal, lograr la creación de un parásito que haga la función de un riñón o un hígado. Sin embargo, los experimentos del doctor no obtienen los resultados deseados, desatando en vez una epidemia de parásitos que enloquecen a la población de un condominio. Los infectados se convierten en enloquecidos depravados sexuales que terminan aniquilándose entre sí con sus propias manos.
En The Brood, el estrés y el coraje logran manifestarse físicamente en una paciente llamada Nola. Cuando sufre ataques de ira, Nola exhibe unas llagas que maduran en criaturas pequeñas, una especie de progenie que arremete contra las personas que le causan coraje. Sin embargo, Cronenberg logra su primer éxito comercial con Scanners, un filme que trata sobre los poderes telekinéticos que un fármaco tiene sobre los hijos de las mujeres que lo toman. Estos individuos nacen con la capacidad de literalmente volarle la cabeza a otras personas. A partir de ahí, las películas de Cronenberg comienzan a interiorizar las alteraciones al cuerpo.
En Videodrome una señal escondida en transmisiones televisivas causan un tumor en el cerebro que somete al individuo a la servidumbre. Una vez desarrolla el tumor, el protagonista Max se convierte en sicario de un grupo de rebeldes que buscan controlar el mundo a través de señales transmitidas por el televisor. El tumor sirve para ‘programar’ a Max y controlarlo.
Esta primera etapa del cine de Cronenberg culmina con dos películas, The Fly (1986) y la mencionada Dead Ringers. La primera es un re-make del clásico de ciencia ficción en el que la genética de un individuo se mezcla con la de una mosca, para crear una criatura que no es ni uno ni lo otro. Cronenberg logra que el actor Jeff Goldblum interprete de manera magistral el proceso devolutivo y kafkiano de su transformación en mosca.
De la misma manera, Cronenberg logra que Jeremy Irons interprete los dos papeles principales de Dead Ringers con un acierto espeluznante. Los gemelos que interpretan Irons son un par de ginecólogos que sucumben a la adicción y la desquiciada psicosis que muchas veces acompaña esta condición. A medida que caen en la locura, los ginecólogos desarrollan una obsesión con instrumentos quirúrgicos medievales, los cuales parecen ser instrumentas más bien de tortura.
Cronenberg es un cineasta consumado y sus películas, aunque traten temas difíciles y espeluznantes, siempre contienen la consistencia de todo buen director. Los mundos que recrea cobran vida en la riqueza de sus detalles y la humanidad de sus personajes, los cuales batallan con la tecnología y muchas veces pierden.
A partir de la década de 1990, Cronenberg comienza una nueva etapa en la que la intromisión de la ciencia se ve principalmente en la psicología del ser humano. El cuerpo humano está supeditado a y controlado por su cerebro. Por eso cuando hace Naked Lunch (1991), basada en la obra de William Burroughs, es difícil distinguir entre la realidad y las alucinaciones de sus personajes. Por suerte, Cronenberg decidió recrear el proceso por el cual Burroughs escribió Naked Lunch y no adaptar la novela en sí. Esta decisión resulta en lo que en mi opinión es la mejor película del canadiense.
Nuevamente, Cronenberg logra que sus actores –Peter Weller, Ian Holm y Judy Davis– se desempeñen de manera magistral. En una de las escenas claves, Holm, quien interpreta al escritor norteamericano Paul Bowles, le explica al protagonista Weller que lo que él escucha no corresponde al movimiento de sus labios, ya que no está escuchando lo que él está diciendo, sino más bien lo que está pensando. Y el efecto es tremebundo, ya que demuestra que el individuo ha perdido toda conexión con la supuesta realidad.
En su más reciente etapa, Cronenberg ha explorado estas dimensiones esotéricas del inconciente. En películas com eXistenZ, Spider y la más reciente A dangerous method, la cual detalla la relación entre Freud y Jung a principios del siglo pasado. Con este filme Cronenberg regresa a ese momento histórico que no solo vio el surgimiento del psicoanálisis, sino el surgimiento de la cuántica y la subsiguiente era de la informática que estamos viviendo ahora.
A dangerous method pertenece al periodo más accesible de Cronenberg, junto a Eastern Promises (2007) y A history of violence (2005). Como de costumbre, el director siempre trabaja con un grupo selecto de actores, como por ejemplo Viggo Mortensen. Atrás quedaron los filmes firmemente establecidos en los géneros de la ciencia ficción y el horror. Ahora Cronenberg trabaja dentro de la corriente principal, pero nos agrada reportar que retiene mucha de las características que han hecho de sus películas pequeñas joyas de género. Las actuaciones estelares y el afán con el que reconstruye sus mundos siguen siendo sus fuertes.
Al parecer este año está adaptando la novela Cosmopolis de Dom DeLillo. Y aunque tal vez haya perdido un poco de fuerza su mordida, Cronenberg todavía construye sus mundos con lujo de detalles y con una voluptuosidad visual envidiable. Uno de los grandes directores del momento adaptando a uno de los grandes escritores del momento, sin duda algo memorable surgirá.