El Vocero, para sorpresa de pocos, ha emitido un contundente “NO” a la legalización de la mariguana, una yerba que crece naturalmente en casi todas las áreas del planeta.
El Vocero, para sorpresa de pocos, ha emitido un contundente “NO” a la legalización de la mariguana, una yerba que crece naturalmente en casi todas las áreas del planeta.
El encanto verdadero de mi ciudad adoptiva, Chicago, es cultural más que nada. La convergencia de culturas latinas es abundante y abarca desde el teatro y el cine, hasta la literatura y la música.
La programación de «The Franklin», en Chicago, y a cargo de Edra Soto y Dan Sullivan, incluye el arte performativo, instalaciones, sonido, medios nuevos, artes visuales, eventos y conferencias.
Pobre Hoffman, el mejor actor de su generación tirado en las frías baldosas del baño con una jeringa todavía enterrada en el brazo; todos tenemos un poquito de ese tecato adentro.
Si solo supiera hablar inglés, o español, mis opciones serían casi nulas. Chicago, al parecer, no cuenta con suficiente talento bilingüe.
Nunca ha estado tan claro que la única opción real y verdadera es la de asumir las riendas de la isla. No ha existido mejor momento que el presente para dejar a un lado las nefastas prácticas de los invasores.
Quiero dejar constancia de otro final más, el final de Puerto Rico. Un final inconcluso, si me lo permiten, porque no ha ocurrido todavía. Puede que nunca ocurra, o que solo sea una muerte parcial.
Esos amores, esos enamoramientos, que marcan nuestras vidas están todos representados en la novela de Zataraín, como también encontramos en sus páginas variadas manifestaciones de los deseos corporales que confundimos con amor.
En «Todos los nombres el nombre», Soreno se abre camino por unos terrenos peligrosos, pero su pluma es segura y su gozo genuino, lo cual se transmite con júbilo y exuberancia.
«Hit the Wall» fue una de las más exitosas puestas en escena del Steppenwolf Garage Series de Chicago y trata sobre la revuelta en torno al famoso bar gay The Stonewall Inn durante la década de 1960.
No seamos ingenuos, no tapemos las marcas con las mangas largas, los chancros con el maquillaje. Necesitamos a La Comay y a Abbasi para que nos sigan recordando que se nos ha escapado la humanidad.
A la hora de la verdad, solamente tengo una razón por la cual celebrar el resultado de las elecciones. Los electores del estado de Colorado decidieron que basta ya de idioteces y parecen haber legalizado la Mariguana.
La única razón por la cual Contratiempo ha podido publicar 100 números es porque los artículos y la gran mayoría del trabajo necesario se hace sin remuneración alguna, «por amor al arte» es el término legal, si no me equivoco.
Por eso es que a mí personalmente me importa la huelga de los maestros y la apoyo sin vacilación. Estos son los primeros salves de una guerra no tan solo virtual que se libra en todos lares.
Lo que hacen es administrar como mediocres y se comportan como puros adictos, al poder. Igualito que un adicto callejero, de semáforo, pero buscando una cura más elusiva y muchísimo más cara.
El problema es que a estos políticos no les importa la verdadera educación de las futuras generaciones. Todo lo contrario, apuestan al desastre. Mejorar el sistema de educación en la isla significa un riesgo.
En películas como The Brood (1979), Scanners (1981), Videodrome (1983) y Dead Ringers (1988), Cronenberg logra documentar con horripilante precisión los resultados fantasmagóricos posibles a partir del encuentro entre la ciencia y el cuerpo humano.
En un país en el cual la clase dominante es de tez blanca y cuya historia está cundida de agravios y abusos hacia todos aquellos que no comparten la blancura, el asunto no es tan blanco y negro, si me permiten un juego de palabras de mal gusto.
Se encendió de un instante a otro en el extremo oriental de la bahía y en silencio. Ilumina la bahía completa. Ilumina también las aguas del Atlántico y descubre las marejadas, las olas, la arena, las piedras, las escasas palmeras del perímetro.
El problema real, el cual Mónica evita, es que el puertorriqueño no sabe quién es y cuando se percata que lo único que tiene que hacer es escoger quién demonios es, no logra decidir lo que es.
La globalización no da tregua. Ya no nos reímos igual y las posturas, cuando vienen acompañadas de esa gran maquinaria, pierden su propio peso, su indispensable peso. Nuestra identidad se vuelve a vender, lo único que esta vez en pos de la vanguardia.