El Día de los Fieles Difuntos
Sobre las visitas a las tumbas, el historiador de las mentalidades Philippe Ariès sostiene la tesis de que no hay una continuidad histórica entre el culto antiguo a las tumbas y el practicado por muchas naciones occidentales durante el siglo XIX y la primera mitad del XX. Este último, asegura, es más bien de corte racionalista, surgido a finales del siglo XVIII y extendido en tiempos del positivismo decimonónico.[1] Posteriormente, y coincidiendo con una mayor emotividad en la época romántica, la Iglesia Católica lo fomenta y es adoptado como manifestación de piedad por los practicantes de esta religión, particularmente en zonas rurales.[2]
Puerto Rico compartió con otros muchos países de tradición católica la práctica de visitar los cementerios, especialmente cada 2 de noviembre, día declarado por la Iglesia Católica como Día de los Muertos o de los Fieles Difuntos. Dicha costumbre, aunque muy modificada, no ha desaparecido.
Como parte de una investigación más amplia sobre asuntos funerarios en Puerto Rico, entrevisté, haciendo uso de la historia oral, a varias personas nacidas entes de 1940. El tema de las visitas a los cementerios fue uno de los abordados. En el Puerto Rico rural estas visitas se hacían para rezar, llevar flores, naturales o plásticas, y darle mantenimiento a las tumbas. La frecuencia variaba de una a otra familia, según algunos de los testimonios orales recogidos. “Muchísimas flores, pero había mucha flor, mucha corona plástica, de flores plásticas, muchas, muchas coronas de flores plásticas. Y yo, por ejemplo, recuerdo las tumbas de mis abuelos, que mi mamá todos los meses iba a chequear la tumba, ¡todos los meses! Ella le pagaba a un señor allá para que le limpiara el mármol de la tumba.”[3] “Siempre se visitaba, se llevaban flores, a veces hasta se le rezaba…era bien bueno.”[4] “Yo, por lo menos cuando podía, porque ahora estoy coja y tengo…casi no voy. Pero yo siempre iba a mi esposo, siempre iba cada 15 días, le cambiaba las flores, le limpiaba la tumba y eso. Ahora van mis hijas”[5] “A llevarle flores, el que podía, el que no, a rezar. Y el que podía llevar unas florecitas, nada de coronas ni nada…llevaba sus florecitas y se las ponía y se sentaba allí a rezar. Eso se hacía.”[6]
En cuanto a las ocasiones en que ocurrían estas visitas, nos dice uno de los entrevistados: “Se daban, principalmente, pues, esos días que se guardan, el Día de los Muertos, Padres, el Día de las Madres, principalmente. […] Y entonces iban a limpiar las tumbas y a ponerles flores y cosas de esas.”[7] Añade otro: “Las visitas a los cementerios eran…era costumbre común. Madres, Padres y en la fecha del aniversario del muerto y otras fechas más. O sea, el que tenía una tumba de la familia, pues iba, si era la madre, el día antes del Día de las Madres, a llevar flores. Si era el padre, el día antes del Día del Padre, o el mismo día, a llevar flores. Y en el año se repetían las visitas. Y en el año se visitaba la tumba cada vez que una de las personas que estaba en esa fosa cumplía años de muerto.”[8] Otra informante, de familia evangélica, resalta la visita al cementerio el Día de los Difuntos como una costumbre católica. “El Día de los Muertos, pues iban…bueno, los católicos, pero los otros, los otros yo no recuerdo a mi abuela llevar flores. Pero ella recordaba mucho a sus hijos, imagínate.”[9] A pesar de ser una costumbre generalizada y arraigada, aún algunos católicos podían ser un tanto laxos en sus visitas al cementerio. “A veces…bueno, nosotros cada vez que teníamos una oportunidad, pues íbamos, pero a veces pasaban los años y no…Como el muerto estaba muerto…[risas] ¡Ay, Señor!”[10]
La costumbre de llevar flores a la tumba como uno de los principales propósitos de esta visita creaba una actividad económica en torno a los cementerios. “Eso sí, muchos, muchos [vendedores de flores] y vendían. Vendedores y aguadores, como les decían, aguadores que echaban, fíjate, para las flores, les decían así.”[11] Entre tanta interacción social, no es raro que se produjeran escenas jocosas. “El 2 de noviembre iban por lo general a visitarlo. A pesar de que había…uno gozaba, porque había, muchas veces, tumbas vacías y la gente se, se [risas] caían y empezaban a gritar: ´¡Ay, ay, Dios mío!´ Por miedo que les daba y uno gozaba [risas] y así siempre. Tú sabes que hay mucho curioso…”[12]
Al examinar el desarrollo histórico de fenómenos culturales, incluyendo cambios en la forma colectiva de una sociedad asumir ciertos temas universales, no se hace posible, tampoco necesario, establecer fechas específicas para dichos cambios. Más bien le seguimos la pista a un paulatino tránsito, no siempre lineal, de unas prácticas que incluían a la casi totalidad de la sociedad y que empiezan a ser adaptadas, cambiadas o descartadas, primero por ciertos sectores sociales y luego por otros. Otras formas de actuar frente a la muerte, desconocidas en un momento, llegan y se van estableciendo poco a poco. Las transformaciones socio-económicas afectan ese esquema de significaciones representadas en símbolos que es la cultura.[13] De ahí que la industrialización de Puerto Rico a partir de la Operación Manos a la Obra y otros procesos de modernización tuvieron un impacto sobre la forma colectiva de asumir la muerte, igual que sobre otros aspectos de la cultura.
Visitar las tumbas de los seres queridos fue una costumbre que no desapareció, pero sufrió cambios, particularmente en la cantidad de personas que participan de la misma. En 1949 un articulista del periódico El Mundo se queja del “ambiente de feria” que imperaba ese día en los cementerios. Los niños jugando y los vendedores de flores herían la sensibilidad del autor.[14] Para efectos nuestros, lo importante es la evidencia que esta molestia representa en cuanto a que la participación era multitudinaria. Desde la década del 50 hasta los 80, reseñas periodísticas señalan la participación masiva de nuestro pueblo en esa celebración católica.[15] Para el 2 de noviembre de 1968, a días de una elección general trascendental, en la cual el Partido Popular Democrático perdería por primera vez frente al recién fundado Partido Nuevo Progresista, los partidos políticos acordaron un alto en la campaña para la conmemoración del Día de los Muertos.[16] Ya en los 90 parece haber mermado, aunque no desaparecido, pues las entrevistas a los vendedores de flores revelan que las ventas habían sido escasas.[17] El gobierno de Puerto Rico concedía el 2 de noviembre medio día libre en el Departamento de Instrucción Pública (luego Educación) y otras agencias gubernamentales para que los niños y el personal pudieran visitar los cementerios, lo cual demuestra lo arraigada que estaba esta práctica entre la población. Esto fue eliminado a mediados de los ´90.[18]
Los testimonios orales no reflejan un consenso en cuanto a si la visita a las tumbas sigue siendo una costumbre vigente en Puerto Rico. Una informante comenta, refiriéndose a este tema: “Tú sabes, ya eso no se hace.” Y añade que su madre siempre visitaba las tumbas de los familiares, pero ella no mantiene esa costumbre: “Ella [su madre] quería ir todos los meses, así que ella iba todos los meses, iba allá. Después cuando era el aniversario o lo que sea, tú sabes, iba. Pero no era una cosa que solamente una vez al año, tú sabes, no era así, no. Algo que yo nunca hice con mis…mis padres están en Hato Tejas, tú sabes, pero yo pienso de otra forma, porque ya soy de otra generación, tú sabes.”[19] La identifica como una tradición de la generación anterior, no de la de ella, a pesar de ser una persona nacida en 1939. Sin embargo otra informante, que ya no puede visitar el cementerio por problemas de movilidad, narra cómo la siguiente generación se sigue encargando de la tumba familiar. “Ahora las que van son las hijas mías.”[20] Por último, otra entrevistada que señaló que durante su niñez casi todas las tumbas eran a ras de tierra, sin panteón, considera que es una costumbre que se mantiene y que es hasta más fácil que en las décadas de 1930 y 1940. “Sí, van, van, porque ahora cada cual tiene su panteón y va uno más…sabe uno dónde están enterra´os y eso.”[21]
Una mirada a los temas relacionados con la muerte tiene el potencial de arrojar luz sobre nuestra cultura como un todo. Esta se transforma, a la vez que mantiene elementos de continuidad. Es importante que nos podamos mirar en nuestras vivencias pasadas y presentes frente a las preocupaciones universales. ¿Qué significa la reducción de la práctica de visitar los cementerios? ¿Se debe solo a la relativa reducción del dominio católico sobre la práctica religiosa? ¿Dice algo sobre nuestra forma de relacionarnos? ¿Han influenciado los valores del capitalismo sobre la desaparición de prácticas que no tienen una utilidad práctica e inmediata? ¿O, después de todo, le seguimos rindiendo culto a nuestros/as muertos/as de otras formas?
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Basado en una sección de la disertación doctoral Impacto del proceso de modernización e industrialización en Puerto Rico sobre las prácticas y actitudes mortuorias, 1940-1995, Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2016.
Referencias:
Ariès, Philippe. Morir en Occidente, desde la Edad Media hasta la actualidad. Buenos
Aires: Adriana Hidalgo Editora, S.A., 2000.
Geertz, Clifford. La interpretación de las culturas. Barcelona: Editorial Gedisa, S.A., 2005.
Borrás, Gloria. “Devoto Peregrinaje Día de los Muertos en San Juan”. El Mundo, 3 de
noviembre de 1967. (micropelícula)
Caquías Cruz, Sandra. “Vivo todavía el recuerdo a los muertos”. El Nuevo Día, 3 de
noviembre de 1993.
“Escenas de Dolor y Fe en el Día de los Fieles Difuntos”. El Mundo, 2 de noviembre de
- (micropelícula)
“Honran memoria de seres queridos”. El Mundo, 3 de noviembre de 1970. (micropelícula)
Millán Pabón. “Miles recuerdan a sus difuntos”. El Mundo, 3 de noviembre de 1985.
(micropelícula)
“Piedad o diversión”. El Mundo, 3 de noviembre de 1949. (micropelícula)
Reyes Padró, Carmen. “Alto a la lucha para observar el Día de los Muertos”. El Mundo,
2 de noviembre de 1968. (micropelícula)
Testimonios orales
Informante 1. Entrevista realizada 22 de marzo de 2016, Guayanilla.
Informante 2. Entrevista realizada 2 de abril de 2016, Río Piedras.
Informante 3. Entrevista realizada 2 de abril de 2016, Río Piedras.
Informante 4. Entrevista realizada 12 de abril de 2016, Trujillo Alto.
Informante 5. Entrevista realizada 17 de abril de 2016, Carolina.
Informante 6. Entrevista realizada 23 de abril de 2016, Barranquitas.
Informante 7. Entrevista realizada 23 de abril de 2016, Barranquitas.
Informante 8. Entrevista realizada 28 de abril de 2016, Río Piedras.
Informante 9. Entrevista realizada 5 de mayo de 2016, Guaynabo.
Informante 10. Entrevista realizada 25 de junio de 2016, Hato Rey.
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[1] Ariès, Philippe. Morir en Occidente, desde la Edad Media hasta la actualidad. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, S.A., 2000, 70-71.
[2] Ibíd. 71, 192-193.
[3] Informante 4. Entrevista realizada por el autor el 12 de abril de 2016, Trujillo Alto.
[4] Informante 9. Entrevista realizada por el autor el 5 de mayo de 2016, Guaynabo.
[5] Informante 1. Entrevista realizada por el autor el 22 de marzo de 2016, Guayanilla.
[6] Informante 8. Entrevista realizada por el autor el 28 de abril de 2016, Río Piedras.
[7] Informante 10. Entrevista realizada por el autor el 25 de junio de 2016, Río Piedras.
[8] Informante 5. Entrevista realizada por el autor el 17 de abril de 2016, Carolina.
[9] Informante 2. Entrevista realizada por el autor el 2 de abril de 2016, Río Piedras.
[10] Informante 7. Entrevista realizada por el autor el 23 de abril de 2016, Barranquitas.
[11] Informante 3. Entrevista realizada por el autor el 2 de abril de 2016, Río Piedras.
[12] Ibíd.
[13] Geertz. La interpretación de las culturas. (Barcelona: Editorial Gedisa S.A, 2005) 88.
[14] “Piedad o diversión”. El Mundo, 3 de noviembre de 1949.
[15] “Escenas de Dolor y Fe en el Día de los Fieles Difuntos”. El Mundo, 2 de noviembre de 1959; Gloria Borrás. “Devoto Peregrinaje Día de los Muertos en San Juan”. El Mundo, 3 de noviembre de 1967; “Honran memoria de seres queridos”. El Mundo, 2 de noviembre de 1970; Carmen Millán Pabón. “Miles recuerdan a sus difuntos”. El Mundo, 3 de noviembre de 1985.
[16] Reyes Padró, Carmen. “Alto a la lucha para observar el Día de los Muertos”, El Mundo, 2 de noviembre de 1968.
[17] Sandra Caquías Cruz. “Vivo todavía el respeto a los muertos”. El Mundo, 3 de noviembre de 1993.
[18] Conversación personal con el dirigente sindical magisterial William Moreno.
[19] Informante 4. Entrevista realizada por el autor el 12 de abril de 2016, Trujillo Alto.
[20] Informante 1. Entrevista realizada por el autor el 22 de marzo de 2016, Guayanilla.
[21] Informante 6. Entrevista realizada por el autor el 23 de abril de 2018, Barranquitas.