El dulce encanto de los números: implicaciones para la admisión universitaria
A Luis Alberto, por enseñarme que los números críticos también existen.
Culto no es aquel que lee más libros.
Culto es aquel que es capaz de escuchar al otro.
-Eduardo Galeano
Números encantadores
Desde mi escolaridad he tenido una extraña fascinación por los números y todos los cálculos que hacen posible. Sin embargo, cuando decidí el oficio de mi vida, escogí leer y estudiar literatura. Hoy no creo que las matemáticas y la literatura sean campos del conocimiento tan disímiles. Antes bien, pienso que ambas se figuran como lecturas, versiones y ficciones. Ambas requieren del agudo ejercicio crítico, de la imaginación generosa y de la audacia co-creativa para ser. Ambas precisan de la interpretación y del encantamiento.No obstante, la modernidad cartesiana, ansiosa de certezas, encumbró el número y sus prestidigitaciones en la supuesta asepsia de la objetividad. Lo distanció de la literatura todo lo que pudo y se fue a un viaje sin aparente retorno al reino de las ciencias. Pero, ese cuento es solo una versión de la historia. De un tiempo a esta parte, el número va recuperando sus encantos perdidos y gana la afición por la pregunta incesante sobre sí mismo y sus premisas. La ciencia posnormal sospecha de la quimera objetiva y se generan interrogantes sin fin sobre certezas dadas por hecho. Desde esa perspectiva cuestionadora de la irrefutable verdad de los números emplazo su imperio como criterio exclusivo para la admisión universitaria en el sistema público de Puerto Rico.
Otros criterios posibles
La Universidad de Puerto Rico utiliza el IGS (Índice General de Solicitud) como criterio predictor del éxito universitario y, por ende, como barómetro para admitir o rechazar estudiantes a sus grados. Este índice se calcula con el promedio general de escuela superior hasta el primer semestre de grado doce (50%) y con los resultados de la prueba de la mañana del College Board (razonamiento verbal: 25% y razonamiento matemático: 25%). Los números se imponen para decidir quién estudia en la universidad del pueblo de Puerto Rico. Si esa perspectiva, predominantemente cuantitativa, garantizara el éxito universitario de la mayoría de lxs admitidxs, se justificaría su existencia, al menos como complemento a otras variables.
Sin embargo, las tasas de graduación de la UPR, pese a ser las más altas del país, desmienten la capacidad predictora del IGS. Más aún, lxs colegas Colorado Laguna y Corcino Marrero en su artículo, “Validez de predicción de los criterios de admisión en la Universidad de Puerto Rico” demuestran que ni siquiera el peso que se le da al componente de razonamiento (tanto verbal como matemático) es el más adecuado para predecir éxito en la universidad.1 Exhorto a leer y a tomar en cuenta los hallazgos de esa investigación y, sobre todo, sus recomendaciones a todas las personas que puedan revertir esta política institucional del IGS.
Pero, voy aún más lejos. Vamos a atrevernos a cuestionar el imperio cuantitativo en una decisión tan trascendental para lxs aspirantes universitarixs y para el país. Pensemos en otros criterios. Imaginemos otras formas predictoras. Atemperemos nuestros resultados como institución a las mejores prácticas al uso.
Alguien responsable podría preguntarme sobre cuáles serían esos métodos alternos de admisión que vislumbro. Pienso, por ejemplo, en entrevistas, en ensayos de propósito, en portafolios de experiencias comunitarias y emprendedoras pre-universitarias. A fin de cuentas, propongo parámetros dialógicos y prácticos, que tomen en cuenta las aptitudes que el país urge para romper el cerco del deterioro que nos agobia. Estas propuestas requieren de otra lógica de admisión universitaria y, por ende, de otra mirada sobre la universidad en el siglo XXI y sus potencialidades.
Soy una apasionada defensora de la Universidad de Puerto Rico. Creo que es un bien público mayúsculo. Considero que es la principal contribuyente del nuevo conocimiento del país y una niveladora social sin parangón. Pero, estoy convencida de que podemos hacer más por los sectores más desventajados del país. Estoy segura de que si cuestionamos críticamente el dulce encanto de los números en la admisión universitaria avistaremos una universidad pública más justa y exitosa. Escuchemos lo que tienen que decirnos las palabras de esxs otrxs que se están quedando fuera solo por los números.
- Rafael J. Colorado Laguna y Lillian Corcino Marrero, “Validez de predicción de los criterios de admisión a la Universidad de Puerto Rico,” Revista de Pedagogía 46.1 (diciembre 2013): 66-92. [↩]