El ELA Soberano y los vientos de cambio
Por años se decía que el ELA era: «lo que se ve» y, desde cierta manera, Puerto Rico al timón de Luis Muñoz Marín y luego de Roberto Sánchez Vilella, lograron sentar la bases y ejecutar un proyecto de justicia social sin precedentes. No obstante, luego de la administración de Luis A. Ferré, bajo la primera administración de Rafael Hernández Colón en 1973, el ELA vivió su primera crisis económica aguda. A raíz de ella, se impulsaron avances y se legisló para subsanar la misma y encaminar una ruta de desarrollo y progreso durante la década del 80′, y que terminó a raíz de la eliminación de la sección 936 a finales de la segunda administración de Pedro Rosselló González en los 90′. Luego de dicha acción, que se suscribe a un hecho de conveniencia ideológica y política, y a pesar de reformas, legislación local, exenciones contributivas e intentos positivos, como los que lleva a cabo la actual administración, además sumando las malas decisiones gubernamentales, la corrupción y el aumento exorbitante en la deuda del país, Puerto Rico no logra avanzar como se supone y no logra ejecutar un modelo de desarrollo económico de la mano de su estatus político.
La soberanía es definida como “la capacidad de un pueblo para controlar sus asuntos y resolver los problemas que le afectan”. El ELA que tenemos al momento, es un territorio no incorporado sujeto a los poderes plenarios del Congreso de los Estados Unidos, por lo que nos encontramos en la Cláusula Territorial de la Constitución de EEUU y nuestra soberanía reside en dicho cuerpo legislativo. Prueba de esto fue la manera en como el Congreso de los Estados Unidos nos privo de la Sección 936 del Código de Rentas Internas Federal, iniciativa que le daba competitividad económica y lograba inyectar capital considerable a la banca local. El problema fue poner «todos los huevos en una canasta» y de un plumazo colapsó la piedra angular de nuestro modelo de desarrollo económico.
Hoy nos encontramos de frente a vientos de cambio. Existe un sector robusto y electoralmente indispensable que milita en el Partido Popular Democrático, que favorecemos el desarrollo soberano del Estado Libre Asociado. En dicho sector, buscamos poder construir un nuevo orden económico con el poder de la soberanía, que se atempere a las nuevas realidades mundiales y nacionales. Actualmente Puerto Rico tiene acceso directo y libre tránsito al mercado estadounidense. Dicha ventaja fue muy favorecedora luego de la Segunda Guerra Mundial y durante el apogeo de la Guerra Fría. Hoy día construir un nuevo modelo de desarrollo económico, significa pactar y tener acceso a otros mercados y comunidades económicas, pues dicha acción es indispensable para nuestra economía, y la misma solo se puede conseguir bajo el desarrollo soberano del Estado Libre Asociado. Al Estados Unidos abrir las puertas de su mercado a otras jurisdicciones internacionales, Puerto Rico perdió su exclusividad y competitividad ante el mundo.
Demasiado se habla sobre las Leyes de Cabotaje Federal que imperan en Puerto Rico. También han sido muchos los pronunciamientos mediante resolución aprobados por la Asamblea Legislativa de Puerto Rico pidiendo al Congreso que excluya a Puerto Rico de la subordinación de dichas leyes. La renegociación del pacto entre las relaciones jurídico-políticas de Puerto Rico y Estados Unidos, es el mecanismo más efectivo para lograr excluir a Puerto Rico y por ende impulsar y ampliar nuestra economía importadora y poner a funcionar de una vez y por todas el mega Puerto de Ponce; Rafael Cordero Santiago.
Construir una economía sólida y autosuficiente, entrando en el mercado mundial globalizado, dándole al mundo el recurso humano puertorriqueño y, a la vez, promover inversión nueva y sin limitaciones es una ventaja que nos da la soberanía. Eslovenia, Irlanda y Estonia, todos países con características y divisiones políticas y sociales parecidas a las nuestras, lograron sobrepasar sus limitaciones con el acceso que brinda la soberanía. Hoy día, los que emigraron de dichos países regresan a sus suelos natales a re-hacer sus vidas en las tierras que los vieron nacer; ese es uno de los nortes del ELA soberano.
Lograr re-pactar nuestras exigencias para el beneficio de ambas partes ampliando al máximo la bilateralidad de un nuevo pacto, en asociación voluntaria con Estados Unidos, es el gran reto que a toda una generación se le pone hoy día por delante. Hoy en el Partido Popular Democrático existe todo un debate sobre el futuro del desarrollo del ELA, somos una mayoría que entiende, que al igual que como en 1952 cambiaron nuestras realidades jurídico-políticas con los Estados Unidos a raíz de la creación del ELA, hoy en pleno siglo XXI es menester impulsar cambios significativos para atender nuestras realidades, muy distintas a las que tenía Puerto Rico a mediados de siglo XX.
Atrevernos a utilizar la «capacidad creadora», de la que nos habló Luis Muñoz Marín, es un deber patriótico que tenemos ante el futuro. Asociarnos dignamente garantizando el estado de derecho vigente desde 1917 de la ciudadanía estadounidense para los puertorriqueños que, además de legal, se debe de mirar la misma con una visión fundamentalmente histórica, debe ser el norte del Partido Popular Democrático, de cara a una definición del Estado Libre Asociado en un próximo plebiscito.
El presidente del Partido Popular y Gobernador de Puerto Rico hizo un llamado al diálogo y la negociación entre ambos sectores que existen en el PPD para elaborar una definición conciliadora de frente a la consulta plebiscitaria que se hará con el dinero asignado por el presidente Obama. El desarrollo de ELA del futuro debe de ser no territorial y con ciudadanía estadounidense, ya que de lograr confeccionarlo así, será para los puertorriqueños el marco jurídico-político más perfecto para que desde el mismo se pueda lograr cumplir con todas las aspiraciones de los puertorriqueños.
Ante este escenario, como joven puertorriqueño, convoco al sector de mi generación que le conmueve este tema, a educarse sobre esta opción igualmente digna y posible futura definición del Estado Libre Asociado. Los exhorto a evitar la demagogia y emprender un debate de altura y una tribuna de respeto, pues nuestro país reclama jóvenes comprometidos, de la misma manera que en 1952 logró contar con una generación de forjadores de sueños. Los invito a romper con las cadenas del miedo, y emprender un análisis racional sobre el Puerto Rico que queremos. Captar mediante la educación, la forma en como un ELA soberano impactará directamente nuestras vidas, entender que más poderes para nuestro pueblo en asociación con EEUU significa lograr soluciones puertorriqueñistas a nuestros problemas.