El impuesto a las mega tiendas y su objetivo para el bienestar general
Actualmente, nuestro gobierno atraviesa por una dura crisis fiscal de la que mucho se ha hablado, incluso de la que he escrito anteriormente. A raíz de ello, el actual gobierno presentó una reforma contributiva, denominada “Transformación Contributiva”. En la misma, se incluye un nuevo Código de Rentas Internas que contempla reducciones de tasas contributivas para individuos y corporaciones, y reajusta el sistema tributario con nuevas métricas y escalas. De igual forma, esta propuesta elimina el Impuesto sobre Ventas y Uso (“IVU”) y establece un Impuesto al Valor Añadido (“IVA”) de un dieciséis por ciento (16%). Durante la discusión pública, muy pocos o nadie han podido objetar u oponerse a las reducciones de las tasas contributivas, pero sí ha habido una peculiar discusión sobre la eliminación del IVU y la implementación del IVA.
Podemos dar por concluido que el IVA es mejor impuesto que el IVU; y como prueba, podemos traer a los sobre ciento cuarenta (+140) países que lo han implementado con éxito y que al día de hoy han podido advenir a sus gobiernos los recursos necesarios para operar y dar servicios. Y es que la esencia auto-fiscalizadora del IVA provoca que el evasor pague y eso lo hace superior al IVU, que en la práctica en Puerto Rico, hemos podido ver cómo su evasión es evidente. Ahora bien, en la propuesta que envió el Ejecutivo a la Legislatura se propone una tasa dieciséis por ciento (16%) para el IVA; además se incluyen como concepto de exenciones a los alimentos, las rentas hipotecarias, los servicios de agua y luz, la educación y los servicios médicos, entre otros. Sin embargo, para poder garantizar que los recaudos del propuesto IVA no se reduzcan por concepto del aumento en las exenciones, es responsable y razonable encontrar otras fuentes de recaudos. Por dicha realidad es que llega a la discusión pública el conocido “impuesto a las mega tiendas”, que no es otra cosa que un aumento a un impuesto ya vigente.
En el tracto legislativo se radicó el proyecto de la Cámara 2375. Dicho proyecto de ley, busca enmendar la Ley Núm. 1 de 2011, según enmendada, que no es otra cosa que el Código de Rentas Internas del exgobernador Luis Fortuño. En otras palabras, en la pasada administración se legisló para que compañías con subsidiarias locales, que hagan compras de hasta cinco mil millones de dólares ($5,000,000,000) a su matriz multinacional, definidas en la ley como una “persona relacionada”, aporten al Gobierno del Estado Libre Asociado por el concepto de las compras al por mayor que se hace a su propia matriz fuera de Puerto Rico. Dicho impuesto se conoce como“Contribución Mínima Tentativa”, y se encuentra en la Sección 1022.03 del Código de Rentas Internas de Puerto Rico.Luego de dicho proceso de compras a su matriz, es como luego proceden a vender en grandes cantidades en Puerto Rico y obtienen sus legítimas ganancias millonarias.
Actualmente el tributo establecido en la ley vigente es de un dos por ciento (2%). El P. de la C. 2375 lo que propone es un aumento de ese tributo a un seis por ciento (6%) para que el fondo general del país se nutra con unos doscientos cincuenta millones de dólares ($250,000,000). A través de dicho tributo podríamos garantizar mayores exenciones en áreas carentes, como la salud y la educación, garantizar mayores beneficios en los métodos para atender la regresividad del IVA, o incluso hasta reducir la tasa propuesta.
Desde mi punto de vista, favorecer esta legislación es una visión de política pública correcta, pues en el esfuerzo por lograr la salud fiscal del estabilizador económico del país – el gobierno – todos los sectores deben hacer su aportación. Igualmente, en la agenda para robustecer el sector privado de Puerto Rico es indispensable que el gobierno estabilice su crítica situación fiscal. Por lo tanto, era urgente presentar un cambio radical en el esquema de retenerle dinero al trabajador asalariado y, por ende, penalizarlo primero por trabajar. Además con el fin de fomentar el empresarismo era necesario reducir las altísimas tasas corporativas que persisten hasta el momento en el vigente Código de Rentas Internas.
Creo firmemente en que estos peces gigantes en nuestra economía deben hacer su aportación al país y que a su vez los que ganan más, deben aportar más, y así lograr un ambiente más fértil para la inversión privada y la creación de capital local y justa repartición de las riquezas. De la misma manera que hay países que tienen exageradamente mucho a costa de países que tienen relativamente poco, pregúntese; ¿por qué los que en nuestro país tienen ganancias exageradamente altas hacen aportaciones relativamente bajas? Una vez encuentre su respuesta, sabrá el por qué se pone sobre la mesa esta propuesta en momentos que se discuten transformaciones importantes.