El paro magisterial de University Gardens
El 14 de enero de 2014, mi hija (Carla Giordano) y yo asistimos al Paro Magisterial de la Escuela Especializada de Ciencias y Matemáticas University Gardens. Somos alumna y egresada de la escuela, respectivamente. Nos unimos a las protestas de los maestros de las escuelas públicas de Puerto Rico con la esperanza de abrir el diálogo y viabilizar enmiendas a la Ley 160 del 23 de diciembre de 2013. En plena víspera de navidad, cuando ya había culminado el semestre, ningún maestro se preguntó How the Grinch Stole Christmas. Las Murallas de San Juan ya habían recibido su manguerazo pre-navideño, ahora faltaba dar un lavadito de cara a 8 años de recesión de una economía boricua al borde del abismo; y el Gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, con el empujón del Senado y la Cámara de Representantes, dio el paso adelante.
Ni Santa Claus ni los Reyes Magos entendieron cómo Standard and Poor’s, demandado por el Gobierno Federal por fraude (La Capra, Lauren Tara y Aruna Viswanatha), lograría la alquimia de convertir los bonos del gobierno de Puerto Rico de casi chatarra en Oro a partir de la reducción del retiro del sueldo de hojalata de los maestros. Hasta yo he tenido la sospecha de que la estrella de acrílico que guía la yola del anuncio de la Isla Estrella, ha sido embadurnada de más brillo gubernamental que el salario y retiro de quienes educan al 76.44% de nuestros niños. Estoy en deuda con los maestros del sistema público, y advierto de antemano que nunca podré pagar el bien adquirido por una educación gratuita de calidad. Cuál pueda ser el efecto de la Ley 160 del 23 de diciembre de 2013 y conocer las condiciones de los maestros y alumnos en su desempeño diario fueron los objetivos de mi entrevista a cuatro maestros, una alumna y una egresada de la Escuela Especializada de Ciencias y Matemáticas University Gardens.
Jerson L. Nieves Velázquez, maestro de Historia, lleva 27 años en el magisterio. Según los números obtenidos a partir de la calculadora que ofrece el Sistema de Retiro, su pensión a partir del salario adquirido en 27 años se reduciría de $2,900 a $2,022 al mes. En los tres años que restan para llegar a los 30 años de trabajo necesarios para “gozar” del retiro, estaría aportando alrededor de $16,000 al Sistema de Retiro, a partir de lo cual recibiría la suma de $74. Según Nieves Velázquez, los cambios al Sistema de Retiro los afecta a todos, pero principalmente a quienes recién comienzan en el magisterio devengando sueldos mucho más bajos que el suyo. En cuanto al efecto de esta disminución en el retiro para la obtención de planes médicos, Jerson Nieves explica que aunque hay una aportación patronal al plan médico, ellos también contribuyen de su sueldo. Los planes médicos son cada vez más caros, y con un sueldo mensual de $2,022, solo le supliría alguna ayuda el Medicare a partir de los 65 o 67 años. Este es el caso particular de Jerson Nieves y no es un beneficio del que gozan todos los maestros.
Al comentarle que se piensa que la Escuela de Ciencias y Matemáticas University Gardens ha sido altamente privilegiada y el paro de 48 horas y posible huelga impactan negativamente a todos los estudiantes, Jerson Nieves contesta a mi larga pregunta en cada una de sus partes. En primer lugar, señala que el único privilegio que gozan los estudiantes es cumplir con la reglamentación pautada por el Departamento de Educación, la cual determina que solo pueden matricularse en la escuela aquellos estudiantes de altos promedios que pasen el examen de ingreso del College Board. Sin embargo, según Jerson Nieves, otro privilegio del cual goza la escuela proviene del compromiso de los padres de los estudiantes, quienes se preocupan por la asistencia y cumplimiento de labor de sus hijos en la escuela. A su vez, Nieves admite que aunque la escuela no enfrenta problemas de disciplina, cada día es un reto preparar clases de calidad para un estudiantado exigente con metas y expectativas profesionales muy altas. En cuanto al impacto que pueda conllevar un paro de 48 horas o una huelga sobre la educación de sus alumnos, expresa que como maestro de historia es su deber transmitir a sus alumnos una educación integral que incluya desde el análisis social y los problemas ambientales, hasta la valoración de las responsabilidades y los derechos del ciudadano. No defender los derechos del magisterio sería faltar al deber de educar, deformando futuros ciudadanos que aceptarían sus responsabilidades sin reclamar ni defender sus derechos.
Explica Nieves que aunque el costo de vida ha aumentado en todos los renglones (desde la energía eléctrica y el agua, hasta el teléfono y la leche) los maestros no han recibido aumentos salariales sustanciales en casi 10 años. Además, mientras los maestros comienzan con un salario de $1,750 al mes, los policías entran con el sueldo de $2,500. Por otra parte, aunque este año el Estado ha provisto por primera vez un presupuesto no recurrente de $6,000 para compra de materiales para la escuela, como solo el libro de física conllevaría el costo de $32,000, el presupuesto se emplea básicamente para la limpieza y los maestros hacen uso de la tecnología para proveer acceso a los materiales de enseñanza para los estudiantes. Como Nieves y otros de sus colegas participaron de un Proyecto de Integración de Tecnología al Salón de Clases, el Departamento de Educación les proveyó computadoras. Sin embargo, la energía eléctrica para el trabajo en computadora realizado en casa por la falta de libros, los cables, scanners, impresora, tizas, borradores, papel, tinta y hasta la pintura para crear un ambiente especial en cada salón de clases, salen directamente del bolsillo de los maestros y las aportaciones voluntarias de los padres.
Juan Javier Mulero Torres, maestro de cálculo, pre-cálculo y teoría del número, entre otros, tiene 34 años de servicio en el Sistema de Educación Pública. Según Mulero, el Gobernador de Puerto Rico ha llevado al maestro a la pobreza. Sostiene que el maestro activo aporta de su bolsillo los materiales y libros que no provee el Departamento de Educación, sin haber recibido aumentos salariales a tono con el incremento del costo de la vida. A la edad de 60 años, un maestro de matemáticas que ha formado a miles de estudiantes para triunfar en competencias de matemáticas, las Pruebas Puertorriqueñas, el College Board y el SAT, se ve entre la espada y la pared: entre decidir si arriesgar su retiro o abandonar su labor docente en un área de muy difícil reclutamiento.
Para Mulero, el único privilegio del cual goza la University Gardens es que como escuela pública especializada en ciencias y matemáticas, cualquier estudiante, independientemente de su lugar de residencia o clase social, puede solicitar admisión. Su entrada será garantizada con la demostración de su talento. Añade, al mismo tiempo, que la escuela tiene muchos estudiantes de familias de muy bajos ingresos. Sin embargo, no posee fondos suplementarios federales debido a que para recibir este tipo de aportación, se tiene que demostrar que la mitad más uno de la matrícula de estudiantes está bajo el nivel de pobreza. Lo que esto significa es que aunque la mitad del estudiantado sea de escasos recursos, la escuela no recibe fondos para ningún tipo de necesidad académica. Le pregunto entonces a Mulero cómo pueden combatir este problema los maestros, puesto que asignar compra de materiales a los estudiantes podría implicar hipotéticamente que hasta un 50% de los estudiantes fuera incapaz de contar con el presupuesto familiar que amerita comprar dos libros de ciencia y dos de matemáticas por semestre (que es la cantidad de clases mínima requerida por una escuela especializada en esta materia), cada uno de aproximadamente $150 dólares, además de los libros de las demás clases.
Me explica que cada maestro diseña un currículo de acuerdo a las competencias requeridas en cada área, crea páginas en la red empleando los recursos gratuitos disponibles en este medio, y haciendo también uso razonable de los propios libros que selecciona cuidadosamente de acuerdo a su área de especialidad. El trabajo de cada maestro es definitivamente motor esencial para la excelencia académica de los estudiantes, y se realiza en casa, con el costo energético provisto por su salario y después de enseñar cinco clases durante el día, además de corregir los exámenes y proyectos de sus estudiantes. Me surgió de inmediato la duda de qué sucedería entonces con el hipotético 50% de alumnos de escasos recursos si no contaran con computadoras con acceso a la red en sus casas. Me explica que la escuela tiene una biblioteca con dos o tres computadoras que los estudiantes emplean, pero el problema fundamental consiste en el hecho de que a veces los estudiantes no tienen más de una hora libre para imprimir y llevar a casa los materiales de las ocho o nueve clases que toman cada semestre.
Mulero y también Nieves explican que el papel y tinta para poder distribuir exámenes, proviene de las aportaciones voluntarias de los padres de los estudiantes al comienzo de cada año y las actividades realizadas por los propios alumnos para recaudar fondos, entre las cuales se encuentra la aportación de un dólar por estudiante para vestir de manera casual un viernes al mes. La escuela también tiene dos máquinas con golosinas y refrescos cuyas ganancias son empleadas para el costo de materiales que ni el Departamento de Educación ni el Gobierno Federal provee a una escuela de estudiantes talentosos que, por no discriminar por razones de ingreso familiar, tampoco puede asegurar que más de la mitad de sus estudiantes no esté bajo el nivel de la pobreza. Demás está explicar que la escuela tampoco puede negar la admisión a ningún estudiante cuyo ingreso familiar pueda disparar matemáticamente el promedio del ingreso familiar de la escuela descalificándola del presupuesto mínimo para comprar materiales básicos de enseñanza.
Mi conversación con Mulero y con Nieves me lleva a pensar que fuera del edificio actual, inaugurado en el 2008, y el sueldo bastante bajo de los maestros, el presupuesto millonario del Departamento de Educación aporta muy poco a la misma escuela que, sin embargo, fue una de las “muestras representativas” empleadas por El Nuevo Día para documentar el éxito de las escuelas públicas en los exámenes del College Board de octubre y septiembre del 2013. Este éxito se debe casi exclusivamente al ingenio y talento de los maestros y estudiantes, el compromiso de los padres en el cumplimiento de la educación de sus hijos, y el mencionado Proyecto de Integración de Tecnología que requiere, sin embargo, que cada maestro invierta de su salario en el gasto energético desde su casa y que parte de los estudiantes no puedan acceder desde sus casas a la red si pertenecen a una familia de escasos recursos. Según Mulero, el gobierno optó por resolver la crisis financiera reduciendo el retiro de los maestros en lugar de reducir los contratos y asesorías millonarias presentes en todas las ramas gubernamentales.
Soel Pagán, cuyo sueldo mensual es de aproximadamente $1,750 es uno de los maestros más jóvenes de la escuela. Corrobora la información de Mulero y Nieves: el Departamento de Educación no provee el presupuesto necesario para la compra de materiales. Maestro de Biología e “Investigación Fase 1”, compra los materiales para realizar los laboratorios de su propio bolsillo y con la ayuda de las aportaciones de los estudiantes. La computadora que utiliza para planificar sus clases y montar los recursos didácticos en la red fue costeada por él mismo pues su reciente entrada como docente no fue acompañada de provisión alguna de material tecnológico: la computadora y los cables para presentar sus clases en Power Point, pues los salones no tienen Wifi, además de todos los programas e impresora, han salido de sus escasos ingresos.
Como maestro de “Investigación Fase I” es responsable de que sus alumnos realicen propuestas de investigación que sean viables. Tomando en cuenta que la investigación científica conlleva gastos extraordinarios, le pregunté a Pagán cómo pueden los estudiantes cumplir con el requisito de participar en la Feria Científica y hasta competir en Estados Unidos con un presupuesto inexistente para materiales. Según Pagán, cada alumno se encarga de encontrar un mentor que los ayude, no solo a revisar la propuesta científica, sino a insertarla dentro de los recursos disponibles en su propio laboratorio. Como la escuela se encuentra en el área de Río Piedras, es muy común que los estudiantes encuentren mentores en la UPR-Río Piedras, UPR-Ciencias Médicas y Sagrado Corazón.
Al preguntarle qué incentivos le ofrece el Departamento de Educación, Pagán me responde que está esperando la respuesta de una solicitud de ayuda para proseguir estudios de maestría. Con un salario de $1,750 mensuales con los cuales sufraga gastos de tecnología y laboratorio de las clases, depende de la contribución del Departamento de Educación para poder costear los créditos de maestría en la universidad. Sin embargo, obtener esa ayuda solo le brindaría la satisfacción de un mejoramiento intelectual, pues a diferencia de los colegas más veteranos, su retiro no dependerá de posibles aumentos salariales a partir de su mejoramiento académico, sino que tiene un tope fijo de aproximadamente $1,600. Con el aumento del costo de la vida, el sueño de este joven de obtener una maestría para seguir apoyando la creación de propuestas científicas de sus alumnos, culminará con la realidad pesadillesca que anuncia Mulero: una vejez de pobreza. Al preguntarle sobre la posibilidad de encontrar mejores oportunidades de empleo, contesta Pagán que algunos de sus amigos han sido ya reclutados por los sistemas de educación de New Jersey y de Texas comenzando con un sueldo de entre $40,000 y $50,000 y con el “estímulo” de proveerles materiales educativos y financiamiento para llevar a los estudiantes a la Feria Científica, además de permitirles devengar ingresos adicionales otorgando tutorías.
Luz E. Ávila Hernández, maestra de español, lleva 39 años en el magisterio. Comenzó en la escuela intermedia Pachín Marín en Hato Rey, donde enseñó por dos años. Estrenó la Escuela University Gardens en 1976, al regresar de sus estudios de maestría en la Facultad de Filosofía y Letras en Valencia, España. Luci Ávila, como todos la conocemos, ha vivido el desarrollo de la escuela a lo largo de sus 36 años de existencia y aunque en 1976 fue mi maestra de periodismo y miembro fundadora del Taller de Cultura Juvenil, hoy los estudiantes la conocen por su papel de moderadora del Capítulo Hortus de la Sociedad Nacional de Honor a la que pertenece la escuela. Explica Ávila que la Sociedad Nacional de Honor estaba compuesta en sus inicios por colegios privados. Sin embargo, el Colegio la Piedad invitó en 1985 a los estudiantes de University Gardens a asistir a su iniciación con el propósito de apadrinarlos para que también formaran un capítulo. Los estudiantes asistieron a la iniciación uniformados (entonces mahón azul y camisa amarilla) y aunque disfrutaron de la actividad, el colorido despliegue de blue jeans y la diversidad de camisas amarillas contrastaba demasiado con la total uniformidad reglamentaria de los estudiantes de colegios privados. El director de la escuela, Jorge Rivera (anteriormente maestro de Biología y considerado uno de los mejores directores de la escuela), apoyó la propuesta de los estudiantes de crear un capítulo para la Sociedad Nacional de Honor y también la sugerencia de estandarizar los uniformes de la escuela. Tanto los estudiantes de la escuela regular como los del proyecto de ciencias y matemáticas debían ser nominados por los maestros a partir de su índice académico, carácter, liderato, entre otros criterios.
El Capítulo Hortus de la Sociedad Nacional de Honor de la Escuela University Gardens participa desde entonces en las competencias intelectuales, de talento, oratoria y torneo deportivo a nivel local, regional y a nivel isla. El Concejo Escolar del Departamento de Educación provee a los estudiantes el presupuesto de transportación para asistir solo a las competencias intelectuales (matemática, ciencia, inglés, español e historia), pero los maestros y alumnos costean todos los demás gastos: comida, transporte y estadías en la isla para convivencias, dinámicas, actividades culturales y sociales, entre otras. Ávila también explica que el Departamento de Educación solo le provee a ella un “set” de libros, que comparte con algunos estudiantes por un tiempo limitado, mientras la mayoría de los padres costean la compra de novelas, libros de cuento, poesía y teatro, además de fotocopiar o digitalizar otros materiales didácticos. Más que la falta de libros, a Luz Ávila le preocupa que el Departamento de Educación haya disminuido la oferta académica de las Bellas Artes en la escuela eliminando las plazas de maestros de arte y teatro. Para ella una educación balanceada debe integrar el estudio de las ciencias y matemáticas con las Bellas Artes. Solo contaban con una maestra de música que se retiró en diciembre de 2013. De modo que aunque los estudiantes participan en las competencias de talento de la Sociedad Nacional de Honor y las de oratoria, a diferencia de los colegios privados, tienen que montar por sí mismos sus coreografías, piezas teatrales y discursos con la supervisión de sus maestros moderadores y padres, que se quedan en la escuela después de finalizadas las clases a las 4:00 pm sin contar con guardias de seguridad, gracias al recorte presupuestario del gobierno.
Con un grado de maestría y 39 años en el magisterio, Ávila devenga un sueldo mensual de $3,095. Como se retira en mayo, no se verá afectada por la Ley 160 y recibirá el 75% de su sueldo ($2, 321 con 25 centavos). Está en el paro en solidaridad con sus colegas, sobre todo con los más jóvenes, que no verán premiados sus esfuerzos ni mejoramiento intelectual mediante la seguridad de un retiro justo, pues la Ley 160 ni siquiera garantiza que el retiro de $1,600 de jóvenes como Soel Pagán sea de carácter vitalicio; se puede divorciar del maestro sin que la muerte los separe. Los números no mienten: dos retiros de maestros veteranos con 39 años de servicio como Ávila, no alcanzan para abrir una sola plaza de un joven maestro con el sueldo mensual de $1,750 que tampoco cotizará a gran escala para el incremento del presupuesto de retiro de los maestros.
Marian Remus Marante es estudiante de duodécimo y Presidenta de la Clase Graduanda Warriors 2014. Se ha unido al Paro Magisterial porque no comprende cómo los políticos afirman que los estudiantes son el futuro de Puerto Rico, mientras destruyen la seguridad del retiro de sus guías: los maestros. Dice que en la mañana había más estudiantes que maestros y le sorprendió que el 100% no hubiera asistido a la manifestación, sino que algunos optaran por quedarse en sus casas en paro de “brazos caídos”, aunque hubieran manifestado previamente su rechazo a la Ley 160. A las 7:00 am, fueron los estudiantes quienes frenaron la pavimentación de la calle, justo frente a la escuela, que en ausencia de hoyos, ella interpreta como impedimento al derecho a la protesta del Paro Magisterial. De hecho, me consta que durante el transcurso del paro tuvimos un policía al frente de la escuela, sin que la motora se atascara en ningún hoyo.
Marian Remus confirma el testimonio de Nieves, Mulero, Pagán y Ávila: las aportaciones de los padres, y actividades de recaudación de fondos de los estudiantes les permiten financiar hasta la tinta y papel de sus exámenes. Pienso que recaudar fondos para tomar exámenes demuestra a plenitud el interés académico de los estudiantes, aunque Marian añade que como el presupuesto no alcanza para cubrir el gasto de papel y jabón de baño, cada cual es responsable de traer sus productos higiénicos. Marian Remus tampoco puede explicar cómo el mismo gobierno que interpreta el paro de maestros como una falta de respeto a los estudiantes, haya eliminado el guardia de seguridad a partir de las 3:00 pm en una escuela donde terminan las clases a las 4:00 pm. Según Remus, la eliminación de la seguridad afecta las reuniones del club de robótica, que ha competido a nivel internacional, y las de los equipos de deportes, oratoria, baile, drama, inglés, español, matemáticas, historia y ciencia, que forman parte de las competencias intelectuales, de talento y torneos deportivos de la Sociedad Nacional de Honor en la cual han obtenido el primer lugar consecutivamente desde el 2008.
Aunque siguen trabajando con los maestros sin seguridad, testifica que en el área de University Gardens ha habido asaltos, robo de autos y mientras trabajaban en la construcción de un vivero en el patio de la escuela, les robaron hasta una grúa. Ella no entiende cómo el mismo gobierno que considera el Paro Magisterial una falta de respeto al estudiante, no les ofrece ni la protección mínima necesaria para mantener su calidad y prestigio académico. También considera injusto que el Departamento de Educación solo premie a los estudiantes que mantienen 4.00 en la escuela superior sin considerar el reto académico de una escuela como University Gardens, donde un estudiante de 3.80 ha mantenido el promedio tomando dos matemáticas y dos ciencias cada semestre y cursos universitarios, sin presupuesto para libros ni materiales y, con todo y eso, salen mucho mejor en el College Board, el S.A.T. y las Pruebas Puertorriqueñas.
Para colmo, según Marian, el Departamento de Educación aumenta el presupuesto a las escuelas que fracasan en las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico. Tratando de explicar la percepción de Marian matemáticamente, habría que concluir que la aportación de recursos del Departamento de Educación a las escuelas públicas es directamente proporcional al fracaso de los estudiantes e inversamente proporcional a su capacidad de éxito. Sin embargo, ella desconoce el hecho de que muchas de esas aportaciones provienen del Gobierno Federal y son solo asignadas para aquellas escuelas en las cuales el 60% de los estudiantes provienen de familias de escasos recursos. Si Marian Remus fuera Gobernadora de Puerto Rico, alega que primero se hubiese bajado el sueldo a ella misma y el de todos los demás políticos antes de reducir el retiro de los maestros a quienes debe su preparación académica y superación.
Mi última entrevistada fue Jennifer González Colón. Al preguntar el porqué de su presencia en la protesta de maestros de University Gardens, contesta que es hija de maestros (un director y una orientadora de escuelas públicas) y egresada de la Escuela Elemental Julio Sellés Solá, la Intermedia Sotero Figueroa y la Superior University Gardens. Su presencia en la línea de piquete no la hace en calidad de legisladora, sino en agradecimiento a sus maestros. Ella piensa que la Ley 160 es inhumana y existían otras alternativas, entre las cuales destaca la de Aida Díaz, de la Asociación de Maestros. Explica que los mismos maestros habían realizado propuestas en un comité de trabajo realizado en el pasado cuatrienio, y compuesto por todas las representaciones del magisterio, partidos políticos y el sector privado. Según González Colón, los maestros estaban dispuestos incluso a disminuir sus salarios y aportar más a la pensión a cambio de evitar la drástica reducción de sus retiros.
A mi incomprensión de cómo un maestro de bajo sueldo pueda subsistir con una reducción salarial, contestó que ellos habían planteado una fórmula gradual. Lo que más le molesta, sin embargo, es que se bajara la Ley 160 cuando habían recesado las clases de escuelas públicas, de noche y en navidad, en una sesión extraordinaria, sin considerar las propuestas planteadas previamente por los maestros o esperar hasta enero para abrir un diálogo de consenso con ellos. Según Jennifer González, ahora el gobernador, el Senado y la Cámara quieren iniciar un diálogo que debió realizarse antes de la creación de la Ley 160. Ante mi pregunta desesperanzada de la productividad de tal diálogo para que se modifique la ley, afirma que toda ley puede ser enmendada, y también los maestros pueden acudir a los tribunales en defensa de sus derechos adquiridos tal como lo hicieron exgobernadores ante la Corte Suprema para defender sus escoltas y monumentos. Ella piensa que se habría podido reducir el gasto público en todas las agencias gubernamentales en lugar de aumentarlo en $80,000,000. Alega que algunos senadores y representantes piensan que la Ley 160 pasará al olvido en dos meses, pero duda que con el aumento del costo de agua, energía eléctrica y artículos de subsistencia básicos, unida a la carencia de égidas suficientes para maestros que ni siquiera cuentan con Seguro Social, se les vaya a olvidar nunca a ninguno de ellos. Jennifer González reitera que está en la línea de piquete en agradecimiento de sus maestros, respalda la propuesta de la Asociación de Maestros y tiene la esperanza de que todos los partidos se unan y enmienden la Ley 160.
Mi entrevista con Nieves, Mulero, Pagán y Ávila, maestros de University Gardens, la estudiante Marian Remus y la exalumna Jennifer Gonzáles Colón, demuestran su aprecio y compromiso con la escuela pública y un genuino temor por el futuro incierto no solo de sus maestros y colegas, sino de todos los maestros a cargo del desarrollo académico del 76.4% de nuestros niños. Si los maestros y estudiantes de una escuela pública “privilegiada” y convertida en propaganda publicitaria del éxito de las escuelas públicas en el College Board por el Departamento de Educación conlleva un sacrificio e ingeniosidad enorme por parte de cada maestro por ausencia de fondos recurrentes para la adquisición de materiales básicos de enseñanza, imaginen ustedes las condiciones de trabajo y problemas que confrontan los maestros de las demás escuelas.
La ley 160 para “salvar el retiro” de los maestros, impulsará el retiro masivo de maestros veteranos como Nieves, Mulero y Ávila, disminuyendo drásticamente las aportaciones más altas al Sistema de Retiro y sin permitir la contratación de los maestros necesarios para sustituirlos. Maestros como Pagán, cuya proyección de retiro para el año 2,043 ($1,600 al mes) no basta ni para subsistir en plena juventud en el 2014, buscarán seguramente oportunidades de subsistencia fuera de la isla. Por cualquier lado que se mire, la Ley 160 amenaza con destruir el sistema público de Puerto Rico, la única vía de acceso al conocimiento del 76.4% de nuestros niños. Aunque los políticos de Puerto Rico, a diferencia de los estudiantes de la Escuela de Ciencias y Matemáticas University Gardens, no tienen que pasar exámenes de College Board, sí pasan por la rabiosa venganza en las urnas cada cuatro años. En lugar de intentar complacer a los fraudulentos de Standard and Poor’s a cualquier costo, deberían aprender a maximizar el resultado de sus buenos ingresos siguiendo el modelo de Nieves, Mulero, Pagán y Ávila: con un presupuesto recurrente de cero, sin ayudantes ni contratos, ni guardias de seguridad a partir de las 3:00 PM, aunque tengan secciones extraordinarias a media noche.
Que agarre cada político una laptop para realizar ellos mismos las investigaciones necesarias para gobernar y legislar de manera informada. Que les cierren las oficinas a las 4:00PM, les quiten los guardias de seguridad a las 3:00PM y continúen en la elaboración de todos sus proyectos en las casas, costeando de sus propios sueldos los gastos de energía, papel, tinta, impresoras, scanner, jabón y papel higiénico en y fuera de las oficinas del gobierno. Si necesitan asesores, vayan a cada universidad a pedir mentorías voluntarias de los profesores como hacen los estudiantes de University Gardens. Y si todavía se hace demasiado onerosa la labor de gobernar y legislar con el recurso exclusivo de sus cerebros y el acceso a la tecnología, páguenles a estudiantes graduados universitarios para que les ofrezcan unas cuantas tutorías remediales. Los quiero ver un viernes al mes pagando un dólar para adquirir el privilegio de parecerse al resto de los mortales, con ropa casual, y devengando el presupuesto para materiales de trabajo con las meriendas de máquinas de golosinas y refrescos. Como dice Mafalda: “Basta: sueldo base para políticos hasta que no se arregle la estafa al país”. Con la Ley 160, el gobierno ha lanzado el futuro del 76.4% de los niños al abismo.
Referencias
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