El proyecto Valor y Cambio
80grados: ¿Qué es Valor y Cambio?
FNM: Valor y Cambio (valorycambio.org), es una iniciativa que combina narrativa y arte, participación comunitaria y economía solidaria para investigar qué valoran los habitantes de Puerto Rico. El proyecto también presenta una moneda social, “personas de peso Puerto Rico” o pesos para abreviar, como una forma de practicar economías basadas en intercambio y para compartir historias valiosas para los retos del presente. En la primera fase, el proyecto circuló seis denominaciones de billetes que van de uno a 25 pesos a través de un cajero automático que llamamos VyC (siglas de Valor y Cambio). La VyC viajó a siete lugares equipada con una computadora, cámara, micrófono, y un dispensador de billetes. Para obtener un billete, la VyC le pedía a los participantes responder a algunas preguntas y contar sobre lo que valoran, cómo puede Puerto Rico apoyar eso que valoran, y qué personas o grupos ya están trabajando para sostener lo que valoran. Los participantes entonces podían intercambiar los billetes por artículos en varios negocios en San Juan, Caño Martín Peña, Bayamón, Rio Piedras, Miramar y Humacao. En general, el proyecto aspira a abrir una conversación acerca de lo que llamamos la «economía». Por un lado, estamos cuestionando la idea de que los recursos de una comunidad se deben usar para promover el éxito de individuos en lugar del bienestar colectivo. Por otro lado, queremos subrayar que lo económico no es sólo sobre la producción o el trabajo, sino también sobre subjetividades, posibilidades políticas, y cómo se relacionan las personas.
80grados: Algunos lectores se preguntarán qué es una moneda social y cómo funciona.
FNM: Una moneda social o complementaria es aquella que comunidades o grupos crean para satisfacer sus necesidades particulares de intercambio. Las monedas sociales varían grandemente: pueden estar organizadas como bancos de tiempo o estar apoyadas por monedas nacionales. En general, no sustituyen la moneda nacional o dominante, sino que ofrecen maneras para fortalecer economías locales y construir economías solidarias que no se basan en el lucro y la acumulación. Hay numerosas monedas sociales circulando en todo el mundo; solo en España hay cientos.
Nuestra iniciativa también entiende la moneda social como un desafío a la idea de que las comunidades marginadas o expulsadas de la economía dominante son inherentemente pobres. Si bien no tener empleo en esa economía puede significar menos acceso a productos y servicios básicos, muchas comunidades llamadas “pobres” pueden ser ricas en sus formas de relacionarse, además de contar con recursos y competencias en múltiples áreas como la ingeniería, el cuidado de la salud, la agricultura, y las artes. Las monedas sociales entonces pueden reconocer y facilitar el intercambio de esos talentos y conocimientos para beneficio de las comunidades y regiones. En un mercado cautivo como Puerto Rico, donde las empresas estadounidenses y multinacionales dominan ampliamente y extraen enormes riquezas, las monedas sociales pueden tener un impacto adicional. Como las monedas solo circularían en Puerto Rico, pueden respaldar la actividad económica local en lugar de enriquecer al gran capital. Este es la forma que se usan en lugares como Bristol en Inglaterra y en Fortaleza, Brasil. Además, las monedas sociales abren la posibilidad de que los residentes desarrollen sus propias políticas monetarias y reconozcan así lo que valoran. Por ejemplo, yo veo potencial en usar las monedas sociales para valorar y apoyar el trabajo no reconocido de cuido y reproducción de las condiciones de vida que generalmente realizan las mujeres, y como una forma de incorporar a las personas mayores y otros miembros de la comunidad, quiénes tienen tanto que ofrecer, pero en la economía actual se perciben y tratan como “excedente”.
80grados: ¿Cómo empezó Valor y Cambio?
FNM: Para mí, fue una combinación de revelaciones, interrogantes, y descubrimientos. Una sucedió el año pasado cuando Vanessa Pérez-Rosario, editora de Small Axe, me entrevistó sobre la labor que estaba realizando como parte de Unpayable Debt, un grupo de investigación sobre deuda global que co-dirijo en la Universidad de Columbia (Nueva York). Durante dos años, el grupo se dedicó a estudiar la crisis económica de la isla en un contexto global y comparativo. Esa conversación me hizo pensar en un concepto al que no le había dedicado mucho tiempo antes: el dinero. ¿Qué es el dinero? ¿Cómo adquiere valor? ¿Cómo puede ser el dinero una estrategia para reconfigurar la economía imperante? Me di cuenta de que el dinero en sí no es «nada», pero cuenta historias, facilita distintas relaciones humanas, y puede ser parte de un proyecto de cambio.
Una segunda revelación surgió al leer un artículo sobre cómo, en el 2013, mientras Irlanda continuaba lidiando con la crisis económica del 2008, el gobierno promovió una conversación sobre lo que las personas valoran con el objetivo de impulsar nuevos currículos y políticas. Me di cuenta de que esa conversación pública no se había producido en Puerto Rico, pero me parecía urgente tenerla aquí. La tercera tuvo que ver con el arte. Desde el principio, nuestro grupo de trabajo identificó las artes como una de las formas claves para imaginar y compartir otras formas de pensar y actuar ante las crisis de deuda, y también noté que los proyectos de economía solidaria son iniciados frecuentemente por artistas. Con esto en mente, el año pasado organicé una exhibición llamada Puerto Rico Under Water: Perspectivas artísticas sobre la crisis de la deuda en la Galería del Centro para el Estudio de la Etnicidad y Raza en la Universidad de Columbia. El proceso curatorial me confirmó que la producción artística estaba haciendo un trabajo muy importante en investigar los “sentires” de la deuda, producir nuevas subjetividades, y retar discursos dominantes. De igual importancia el proceso me familiarizó más con el trabajo de Sarabel Santos Negrón, una de las artistas de la exhibición, quien creó una serie de fotografías que documentaban lo que yo llamaría los «escombros» de la crisis de la deuda. Luego de la exhibición, me acerqué a ella y le conté sobre la idea de la moneda. Inmediatamente aceptó colaborar y comenzamos a trabajar en el diseño de los billetes.
80grados: Los billetes son hermosos. ¿Cómo surgió el diseño?
FNM: Sarabel y yo estudiamos monedas nacionales, sociales, y artísticas de todo el mundo. En ese proceso vimos el gran potencial que tienen las monedas para contar y significar imaginarios diversos. También realizamos una encuesta informal de personas que viven en Puerto Rico y en la diáspora. Preguntamos qué figuras, comunidades o lugares encarnan los valores que habíamos identificado como fundamentales al proyecto—equidad, justicia, solidaridad y creatividad—y nos permitían discutir temas críticos actuales como educación y salud accesible, medio ambiente limpio, autogobierno, seguridad alimentaria, y equidad de género, laboral y racial.
Fue difícil seleccionar solo seis historias de la lista resultante. Al final escogimos figuras del pasado y comunidades del presente, que han actuado en función de valores que compartimos y que han enriquecido la vida de otros. Son: los hermanos Gregoria, Celestina y Rafael Cordero; Ramón Emeterio Betances, Luisa Capetillo, Julia de Burgos, Roberto Clemente y las comunidades del Caño Martín Peña. Otra parte del diseño fue que insertamos un código QR en la parte posterior del billete. Este elemento es parte de los intercambios que el proyecto pone en marcha. A cambio de contarnos lo que valoran, el código dirige a los participantes a nuestra página web para obtener más información sobre algunas de las personalidades y las comunidades que nosotros valoramos. El hecho de que las figuras fueran históricas y que tengan una larga historia pública, nos permitió además sugerir que si bien los retos de hoy son duros, el país ha enfrentado desafíos en todos los momentos de su historia y existe una gran cantidad de conocimientos, debates, y perspectivas sobre ellos. En este sentido, el valor de recordar historias no es solo resaltar lo que las personas “hicieron” sino reflexionar de que formas estas luchas y pensamiento pueden informar el presente.
80grados: ¿Por qué no diseñar una moneda virtual?
FNM: A pesar de estar en la era de la moneda digital, elegimos una moneda de papel que puede pasarse de mano en mano. Pensamos que esto podía servir para iniciar conversaciones y facilitar la creación de nuevos vínculos. Y eso fue lo que sucedió. Los participantes del proyecto a veces se intercambiaban o comparaban billetes en las filas, y compartían ideas y aspiraciones. Esto no quiere decir que considero que las monedas sociales “deban” ser de papel. Las hay virtuales como la moneda Ossetana de Andalucía. Como todo lo que tiene que ver con monedas sociales, su diseño y modo de circulación debe estar relacionada a las necesidades de los usuarios.
80grados: ¿Cuántos billetes circularon?
FNM: En los nueve días del proyecto, circularon más de mil billetes de todas las denominaciones. Durante este proceso, limitamos las denominaciones de 21 y 25 para evitar abrumar a los comercios participantes. Pero en la marcha vimos que esta precaución no era necesaria. Encontramos que la mayoría de las personas quisieron conservar los billetes en vez de intercambiarlos por productos o servicios. Para algunos participantes lo que el billete representaba excedía su valor de intercambio. 80grados: ¿Cuál es el próximo paso de Valor y Cambio?
La próxima fase es compartir lo que aprendimos del proceso y de las cerca de mil respuestas recibidas. Esto lo haremos principalmente de tres maneras: con un informe sobre el contenido de las grabaciones, con un video documental sobre la experiencia del proyecto, y con otras actividades públicas, tales como conversatorios o charlas en distintos foros. Estamos además conscientes que muchas personas no lograron participar y desean hacerlo, especialmente fuera del área metro de San Juan. En estos meses estaremos considerando cómo lograr este objetivo.
80grados: ¿Cómo han medido el éxito del proyecto?
FNM: Hablar de éxito es difícil pues los efectos pueden tardar mucho en manifestarse, y puede que no sean los que imaginamos. Pero, medido por los propios valores y objetivos del proyecto, se podría decir que el proceso fue exitoso desde la primera conversación sobre el tema. Recuerdo que al principio yo temía que nadie quisiera acercarse a la VyC. Pero aun cuando contamos con un tiempo limitado de publicidad, miles de personas participaron en el diálogo directamente, en la red, o a través de las plataformas de prensa. En pocos días, logramos ampliar la conversación sobre las economías solidarias además de presentar la idea de la moneda social y su posible uso en Puerto Rico. De inmediato, el intercambio de información resultó en que ya hay al menos cuatro comunidades que están considerando crear su propia moneda en la isla y la diáspora. Esto sugiere que, contrario a la impresión de que los puertorriqueños y otros residentes de la isla son apáticos o carecen de visión colectiva, hay en muchos un hambre profunda por una sociedad diferente, y por una manera otra de relacionarnos entre sí. De esta forma, Valor y Cambio también afirma que no sólo son posibles mundos distintos, sino que todos los días podemos ir habitándolos, incluso con pequeños gestos como imaginar una moneda y compartir un cuento.