El verdadero mito es hacer cine
El poco espacio en el pasillo obliga a Jacobo a dar pasos cortos y pausados, previo al homenaje que le hiciera el Senado. Entre la muchedumbre, le acompaña su esposa, Blanca Silvia Eró, así como las actrices Velda González, quien protagonizó «La criada malcriada», e Idalia Pérez Galay, protagonista de «Lo que le pasó a Santiago», el único filme puertorriqueño nominado al Oscar como mejor película en idioma extranjero.
En su carrera cinematográfica, los pasos también han sido lentos, pero contundentes. “Él tiene un montón de guiones listos para ejecutarse. Con la capacidad que tiene, podría sacar uno cada dos años, pero requiere de mucho dinero”, comentó la catedrática y documentalista, María Teresa Prévidi.
Pese al reconocimiento que obtuvo Jacobo por su nominación al Oscar, en 1990, el dinero continuó escaseando. El cine es un arte costoso. “Él pensaba que iban a llover las ofertas de producción, pero no fue el caso. Tuvo que luchar”, coincidió la doctora Alexandra Vega, quien realizó su tesis en la filmografía de Jacobo. Su siguiente filme, «Linda Sara», estrenó de hecho seis años después, y se llevó premiaciones en el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana y el Festival de Cine Latinoamericano de Mar del Plata.
La también amiga de la familia relató que en una ocasión Blanca hasta propuso hipotecar la casa para poder producir uno de los guiones que Jacobo guarda en una gaveta. “Él tiene como tres guiones que siempre ha soñado hacer, y todavía no los ha podido hacer porque no ha habido el apoyo financiero”, lamentó Vega.
La expectativa que tenía Jacobo era que el reconocimiento histórico se tradujera en apoyo concreto, pero no fue el caso. Veinte años después, el reconocido cineasta aún lucha para producir cine en Puerto Rico, por lo que aprovecharon la ocasión para urgir a los senadores a revisar la Ley de Cine de Puerto Rico para que dé apoyo a los cineastas puertorriqueños en sus producciones.
La frustración, si pudiera nombrarse de esa forma, es respondida con paciencia; la lucha es embestida desde adentro. “No creo que él haya jamás concebido irse” de Puerto Rico, reflexionó sobre quien incluye fragmentos de los paisajes, la cultura y la música puertorriqueña, en sus filmes.
Jacobo es Jacobo
“Lo grande de Jacobo es Jacobo”, resumió con una sonrisa fácil, el presentador de televisión, Eddie Miró, quien también se dio cita al homenaje que le rindió el Senado de Puerto Rico.
Junto al cineasta de 80 años, ha estado durante 60 años, su esposa Blanca. El cineasta redacta los guiones a mano, Blanca los pasa a la computadora, y los imprime para que Jacobo los repase. «Son un equipo», comentó Prévidi.
En cambio, para Vega, Blanca “ha sido fuerza en los detalles más pequeños”, una compañera de lucha y aliada en las artes, por lo cual “se me hace muy difícil imaginar un Jacobo Morales sin el sostén que ha sido Blanca”.
Prévidi destacó que parte de lo que ha distinguido a Jacobo es su calibre como un trabajador incansable, como un creador constante. La esperanza no muere. “No es de las personas que se detiene a lamentar, él hace y contribuye. Si no hay dinero para cine, hace teatro. No se detiene ante ninguna situación, ni crisis”.
Todo comenzó a sus 14 años, con una audición a la que acudió sin el permiso de sus padres. “Se abrió las puertas el mismo”, resumió Vega. Tenía iniciativa y claridad sobre lo que le gustaba. Desde temprana edad, había identificado que “los aplausos le alimentaban su ilusión”, detalló la profesora de la Universidad del Sagrado Corazón.
El poeta se ha dedicado a las artes durante toda su vida con la idea de que éstas pueden llevar a mejores propuestas sociales y políticas.
Al recibir el premio, Jacobo expresó, con la sencillez que le caracteriza: “El buen cine es espejo de los pueblos y junto a las demás artes, símbolo supremo de libertad”.
* Publicado por NOTICEL.