Entre la desinformación y la ficción
Las reacciones a la pieza de ficción “2 de abril de 2019: Junta de Supervisión Fiscal cierra la UPR” escrita por la doctora Mariolga Reyes Cruz en la Revista 80grados dejaron mucho que desear. El escrito comienza con declaraciones de distintas agencias que contribuyen al cierre de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Luego, pasa a narrar manifestaciones del cuerpo universitario y de otras entidades publicas en defensa de la Universidad. Desafortunadamente, la pieza ficticia fue percibida como un artículo verdadero, y causó un sinfín de confusiones entre la gente. Estas confusiones se fueron acrecentando, hasta el punto de que el presidente de la UPR, doctor Jorge Haddock, publicó una carta aclarando la situación.
Si bien el título de la pieza es engañoso, el artículo estaba etiquetado como “ficción” al final. Solamente las personas que leyeron hasta el final, y notaron la etiqueta, se dieron cuenta que la misma era falsa. El pueblo debió ser más crítico al ver esta pieza. Es virtualmente imposible que el cierre total del sistema UPR se decida de la noche a la mañana. Además, que sólo se publique en un blog principalmente de ensayos, y sin que «la noticia» fuera cubierta por los medios principales de información. Más aún, que la “exclusiva” de esta nota haya sido publicada por una profesional sin credenciales en periodismo, o alguna otra divulgación de noticias, debió generar alguna suspicacia entre los lectores.
Sí se pudo haber hecho un mejor trabajo para identificar la pieza como ficción inicialmente. Pero el coraje y sinnúmero de comentarios condenando a 80grados y a la autora son desmedidos e innecesarios. En la actual epidemia de noticias ficticias, las personas deben armarse con herramientas de escrutinio que les permitan identificar las noticias reales de las falsas: ignorando las falsas e interrogando más a fondo las reales.
No obstante, hay una cruda realidad adentro de esta pieza ficticia y es que nuestra UPR se encuentra en peligro. Se encuentra de peligro por el mal manejo que ha sufrido durante años. Han trastocado las prestigiosas becas presidenciales y los precios de matrícula; sin crear alternativas. No cabe duda de que la universidad tiene que afrontar cambios duros. Pero uno de los principales centros de educación secundaria del Caribe y de Latinoamérica debe ser cuidado y defendido como cualquier otro patrimonio puertorriqueño. Durante sus casi 116 años de vida, el impacto que ha tenido la UPR en el desarrollo de Puerto Rico es incalculable. Mediante los servicios de Extensión Agrícola, el hospital del Recinto de Ciencias Médicas, y centenas de proyectos investigativos: la UPR le provee servicios de primera a toda la comunidad. De continuar el mal manejo sin nuestra objeción: la autora solo tendría que cambiarle la fecha a su artículo, y esta vez sería primera plana en todos los medios.