Gestión boricua en Chicago

Esta es la segunda sede que tiene el Centro Cultural Segundo Ruiz Belvis (SRBCC, por sus siglas en inglés). El espacio anterior en 1632 North Milwakee Wicker Park se convirtió, luego de décadas de estar en manos del centro, en un codiciado pedazo de real este en medio de un barrio que solía ser el epicentro de la comunidad boricua. “Es un área que ahora es súper caro vivir ahí”, explica Omar Torres Kortright, director ejecutivo del Segundo Ruiz Belvis. “Ya no tenía sentido estar en ese barrio, teníamos una propiedad que podría cambiar el futuro de la organización, se decidió vender ese edificio, con el proceso de gentrification los puertorriqueños se han ido mudado para el oeste y cada vez hay más presencia aquí en Hermosa”. Con esa venta compraron el espacio que ocupan ahora. El espacio es tan grande que permite que, además de las operaciones del centro, alquilen algunos espacios comerciales y de vivienda para aportar a los gastos de la organización.
En el centro, de 13,000 pies cuadrados, se ofrecen clases de música a jóvenes y sirve de punto de encuentro para la comunidad. El edificio era originalmente un teatro y luego operó como taller de mecánica hasta que lo compraron. “Queremos que sea una casa que la corren puertorriqueños con perspectiva puertorriqueña, pero que sean bienvenidas otras culturas latinas y la percusión de otras partes de América Latina. Estas colaboraciones nos permiten que se conozca más de lo que hacemos en Chicago”, explica Torres.
La ciudad tiene una población boricua de cerca de 100,000. «Los puertorriqueños somos el segundo grupo más numeroso de latinos después de los mexicanos». Uno de los programas principales del centro es el programa de clases de música, específicamente de percusión, para jóvenes de escasos recursos económicos que además reciben un estipendio si cumplen con los requisitos del programa.
Tienen una programación cultural amplia y variada. Hacen mucho con poco. Son una institución que cuenta ya con más de cuatro décadas de operación.
¿Hace cuánto tiempo y con qué propósito se creó el SRBCC?
“Hace 46 años, Segundo Ruiz Belvis Cultural Center, desde 1971. Empiezan a reunirse, eran puertorriqueños y mexicanos, Latin American Defense Organization, era el primer nombre, era un grupo bien activista que buscaba la equidad en los sistemas de salud y de educación. Adopta el nombre de LADO que luchaba por los derechos de los latinos y buscaba ayuda para la población latina de ese tiempo, después se desarrolla un interés específico de ponerle el nombre de un prócer latinoamericano que fuese alguien como Ruiz Belvis que fue un revolucionario en su tiempo y se busca un enfoque más cultural y artístico. Se enfoca en desarrollar el concepto de afropuertorriqueñidad en Chicago, se concentra en el movimiento abolicionista y en las artes afropuertorriqueñas como un movimiento de lucha por la justicia social mediante las artes”.
Torres lo mismo coordina que toma fotos, pasa mapo y sirve refrigerios.
“Todo el mundo tiene que poner de lo suyo”, dice “tienes que sentir la misión del lugar, si no lo sientes de verdad no hay manera de echar para adelante un proyecto como este. Si tengo que meterle mano al website, pues lo corro, si tengo que hacer un diseño, si tengo que editar un video, lo que sea que se tenga que hacer se hace”. Pero el trabajo duro no es suficiente para mantener un espacio como ese con una programación tan robusta. Operan con una combinación de fondos públicos y privados que consiguen mediante la redacción constante de propuestas.
“Hay eventos para los que te va a llegar más apoyo que para otros”, explica. Las instituciones que aportan al proyecto, como el McArthur Chicago Community Trust o el Illinois Art Council, una privada y la otra pública, se dedican al apoyo de organizaciones artísticas y comunitarias. El gobierno municipal también recurre a los servicios de la organización para que desarrolle programación cultural en la ciudad. “Los grants más grande son los de las fundaciones privadas”, explica.
¿Cuál es la programación de los próximos meses?
“Todos los meses tenemos programación que o viene directamente de Puerto Rico o un artista internacional de otro país, pero la mayoría son artistas de Puerto Rico. En mayo tenemos la colaboración de artistas locales boricuas y Ladama, un grupo de mujeres que hacen hip hop. En junio tenemos a Ifé,
¿Cuál es el enfoque programático de la institución?
“Puertorriqueño y latinoamericano, la mitad del año este año la programamos completamente puertorriqueña. Decidimos que iba a ser así después del huracán. Pero seguimos teniendo un enfoque en lo afropuertorriqueño”.
En años anteriores los estudiantes han tenido viajes a Puerto Rico para tomar clases de percusión y visitar la isla manteniendo un vínculo directo y concreto con el trabajo cultural del lado de acá.