Guerrilla
Durante el fin de semana del 4 y 5 de mayo, el Estadio Hiram Bithorn en San Juan fue sede del torneo clasificatorio para el Mundial de Baloncesto 3X3 auspiciado por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA). Ante un público entusiasta, el equipo representativo de Puerto Rico en hombres obtuvo uno de los tres boletos que dicho evento otorgaba para el Mundial que se celebrará en junio de este año en la ciudad de Ámsterdam. Los puertorriqueños estuvieron representados por los jugadores Gilberto Clavell, Ángel Matías, Luis “Pelacoco” Hernández y Tjader Fernández. Terminaron el torneo de manera invicta derrotando a los equipos de Rumanía, República Checa y Australia en dos ocasiones.
Aunque era un torneo formal bajo el auspicio de la FIBA, muchas personas que vieron los partidos inevitablemente se transportaron a alguna cancha callejera en donde, después de la escuela o el trabajo, un grupo de chamacos se reunía con pretensiones de ser los atletas elites del barrio. Al ver al equipo de Puerto Rico triunfar contra equipos talentosos de Europa y Oceanía, el sentido de pertenencia y admiración hacia sus jugadores era notable. Cada güirita en reversa de Ángel Matías nos recuerda al muchacho que en la guerrilla se escondía debajo del aro para anotar burlando la defensa del contrario. Pelacoco Hernández nos recrea la imagen del macetero que nadie quería gardear para no regresar a la casa con moretones. Gilberto Clavell era el guapo del barrio que sacaba de concentración al mejor anotador del otro equipo. Tjader Fernández era el individuo que venía con la “yuca” (puntería) de tres puntos y ayudaba a sacar el juego del buche.
Esa clasificación al Mundial 3X3 FIBA representa un triunfo para quienes, ya sea en la escuela, en la comunidad o en el mismo medio de la calle, sacaban una bola y guerreaban hasta que las piernas sucumbieran. Fue un tributo a quienes regresaban a sus hogares con las rodillas peladas luego de caerse en las canchas de cemento bajo un sol candente. La buena actuación de los puertorriqueños en el evento en San Juan fue también un reconocimiento a los boricuas de la diáspora que a partir de la década de los 1970 revolucionaron el baloncesto local. Los llamados “Nuyoricans del baloncesto” llegaron a Puerto Rico tras años de congregarse y afinar sus habilidades en las famosas canchas callejeras de la ciudad de Nueva York. Fue ese baloncesto de guerrilla una de las principales herramientas de entrenamiento que Raymond Dalmau explicó en su libro autobiográfico. Para Dalmau, gran parte de sus habilidades se desarrollaron cada vez que cogía un balón y se ponía a “guerrear” en cualquier cancha que estuviera disponible. Ese baloncesto de guerrilla fue el que luego transmitió a sus hijos y a quienes tenía bajo su tutela como entrenador de baloncesto.
Aunque la modalidad de baloncesto 3X3 es reciente dentro del reconocimiento institucional de la FIBA, en Puerto Rico existe una gran popularidad de décadas hacia esta competencia deportiva. Mientras en otros lugares de América Latina, la escena más común es ver jóvenes pateando balones y jugando fútbol en las calles, en los barrios puertorriqueños son las guerrillas improvisadas en canchas con aros mohosos uno de los eventos recreativos que más se celebra alrededor de la Isla. Para las Olimpiadas de Verano 2020 que se llevarán a cabo en Tokio, Japón, este deporte debutará. Puerto Rico será una de las naciones que luchará por obtener un puesto en el torneo olímpico. Contrario a la Selección Nacional en el baloncesto tradicional, la representación puertorriqueña en el baloncesto 3X3, sí tiene buenas posibilidades de clasificar a Japón 2020.
Los éxitos recientes del equipo de Puerto Rico en el baloncesto 3X3 deben igualmente interpretarse como un llamado para que tanto los municipios como el Departamento de Recreación y Deportes colaboren en la rehabilitación de aquellas canchas abandonadas que pudieran servir como espacios de guerrilla para niños y jóvenes. Aún quedan muchas instalaciones deportivas en desuso luego de los daños causados por el Huracán María en septiembre 2017. Rehabilitar estos espacios y desarrollar programas junto a las comunidades debe ser prioridad en la agenda de política pública. No obstante, la solución no debe ser transferir estos terrenos públicos a manos privadas, especialmente si esto implicaría aumentar la inaccesibilidad de utilizar las canchas para jóvenes de escasos recursos económicos.
Puerto Rico tiene su propia guerrilla. Representa la esperanza de miles de jóvenes que luchan contra la desigualdad social y la falta de oportunidades. Es la guerrilla que valida al deporte como vehículo de reivindicación social. Sus militantes sacarán la bandera de Borinquen en junio en tierras holandesas. En ese torneo Mundial serán la representación de los corillos que habitan las canchas de cemento en Puerto Rico. Apúntelo.