Hasta siempre Carlos Gallisá

Carlos Gallisá Bisbal
Ningún líder es perfecto porque no deja de ser humano y esa es la medida continua de lo que es ser imperfecto. En todo líder hay rasgos de vanidad y algún grado de autoritarismo que les viene de la seguridad íntima que quieren proyectar con los grupos y personas que quieren influir. Cuando la vanidad se convierte en exceso, me decía un líder, es pecado. En ese proceso de cometer errores y a veces injusticias, el verdadero líder las reconoce y trata de enmendarlas. Una vez se trasciende de la vida a otra esfera, el líder que se va debe ser juzgado por su obra, por su ejemplo y contenido. Hay que ser justo y mirar la totalidad de esa vida que se entregó a una causa.
Ser dirigente o voz pública de un país sometido al coloniaje es algo muy complejo. Un camino preñado de dolores. Un Golgota que se abre para que se rechace o se acepte gozosamente. Creo que Carlos lo vio así y lo aceptó. Habló y escribió defendiendo la libertad patria. Se peleó con los suyos buscando oponer su idea a las demás. También se entregó sus amigos y le fue fiel a su círculo íntimo. Bohemió, bromeó, instruyó e hizo suya la misión de la ideología libertaria. Era un polemista culto, feroz en la defensa de lo que pensaba e irónico frente a los argumentos que no satisfacían su intelecto. Sirvió como legislador, como dirigente independentista, como defensor de Vieques libre. Como amigo y gestor de los presos políticos, una vez liberados, colaboró para que se reintegraran a la nación puertorriqueña, con una vida digna hacia la transición de vivir en una sociedad transformada y distinta a la que dejaron al ser encarcelados. El balance de su vida y su obra fue positivo y de entrega a la patria. Es justo que lo recordemos por lo que aportó a la patria irredenta. Que descanse en paz Carlos Gallisa, que su lucha para que seamos libres, siga viva para honrar su memoria.