Huelga de solidaridad
Los/as estudiantes, especialmente aquellos/as que practican el activismo y/o son parte de los cuerpos decisionales de la universidad, a pesar de ser percibidos/as como agentes desestabilizadores por muchos/as administradores/as, han sido algunos de los grupos que más han ayudado al progreso de la misión de justicia, equidad y accesibilidad que tiene la universidad como institución. Muchos/as estudiantes se preguntan si hay receptividad de parte de la administración, o si las vías burocráticas pueden solucionar sus reclamos. Sin embargo, también están aquellos/as administradores/as que sienten un sincero interés en ayudar al desarrollo del estudiantado y del centro universitario. Pero muchos son los obstáculos para aquellos/as que buscan abrir espacios inclusivos en sus recintos. El desapoderamiento que muchos/as administradores/as sienten en sus puestos de trabajo y las cláusulas de privacidad desaniman a los/as que buscan una mejor relación con el estudiantado. Y la pregunta queda en el aire, entonces: ¿Cómo los/as administradores/as pueden ayudar a crear una nueva cultura institucional que ayude a mejorar su relación con el estudiantado?
Se pueden colectar algunas sugerencias de estudiantes y administradores/as sobre cómo empezar a crear una cultura de colaboración y apoyo entre ambos grupos. Primeramente, para promover la transparencia de los procesos y protocolos burocráticos se le recomienda a los/as administradores/as conocer y entender los protocolos de su unidad, así como tener disposición para contestar dudas y preguntas de los/as estudiantes sobre los procesos burocráticos. Muchos datos y reportes de las unidades son públicos, los/as administradores/as deben esforzarse por promover el acceso a la información pertinente al bienestar del estudiantado. Ser un puente informático, y utilizar los mecanismos de poder a su disposición para promover políticas inclusivas dentro de su unidad. Por ejemplo, un departamento puede crear espacios de diálogo entre administradores/as profesores/as y estudiantes o mejorar los protocolos de seguridad y apoyo a estudiantes de su unidad. Ser creativos/as con las actividades dirigidas al estudiantado, traducir los síntomas de malestar del estudiantado en espacios de colaboración. No hay nada que impida la creación de espacios de diálogo y cooperación con los/as estudiantes, especialmente cuando ven todas las luchas que tienen en común y la necesidad de enfrentarlas juntos/as.
El poder de los/as administradores/as varía según su puesto, experiencia y especialidad. No obstante, muchos/as toman parte en comités y grupos de trabajo donde su voz es reconocida. Muchas veces estos espacios no son accesibles para el estudiantado. Un/a administrador/a que se plantee promover la misión de la universidad en su práctica profesional debe estimular el pensamiento crítico e invitar a la discusión de temas relevantes para la comunidad universitaria. Un ejemplo puede ser la promoción de la perspectiva de género en su unidad y el uso del lenguaje inclusivo en documentos y reuniones. El desarrollo profesional debe incluir adiestramientos sobre mejores prácticas dirigidas a trabajar con identidades marginadas en el campus como lo son los/as estudiantes LGBTTIQ, estudiantes madres y los/as estudiantes de comunidades empobrecidas. Los enlaces con organizaciones universitarias y la comunidad son fundamentales para crear una cultura de solidaridad entre estudiantes y administradores/as. También es importante que se mantengan informados sobre las actividades del estudiantado y que les provean desde su unidad todos los recursos materiales y sociales que estén a su alcance, poco es mucho.
Muchos/as estudiantes que participan de los cuerpos decisionales y del activismo político son estudiantes altamente activos/as en el campus. La ansiedad y el estrés puede llegar a graves consecuencias si no se les monitorea y se les proveen los recursos de salud mental que necesitan. Son los/as administradores/as los mayores recursos para el estudiantado, su función no se limita a las tareas asignadas y es certero decir que el trabajo de cuidado al estudiante es una motivación y orgullo para muchos/as. El compromiso en promover la misión de la universidad les requiere a los/as administradores/as entender y solidarizarse con las causas del estudiantado. Aun cuando nos vemos comprometidos/as por nuestra posición profesional, siempre hay espacio para el diálogo, aunque sea para aclarar su alcance dentro de la estructura universitaria. Los cambios en la cultura institucional empiezan desde la casa, desde los espacios al alcance de todos/as los/as administradores/as que tienen un compromiso sincero con el estudiantado y con el país. No es el momento de dejar solos/as a los/as estudiantes que luchan porque no se le recorten fondos a la institución, por el contrario, es momento de unión y entendimiento entre estudiantes y administradores/as. Es el momento de luchar por los intereses que tienen en común, y fomentar una nueva cultura de solidaridad y cuidado dentro de nuestra universidad.