I’ll trade you this island por una antología llena de amistad
¿Qué puedo decir de una antología cuyo blurb lo escribe la poeta Raquel Salas Rivera, es traducido por Guillermo Rebollo-Gil y lo prologa Jorge Posada? Un libro* que cuenta con una nota de su traductor tan preciosa que bien la traduciría al español y ya con eso hago la mejor de las presentaciones o bien leo el Prólogo de Jorge Posada y quedo. Lo que quiero decir con esto es que basta con ver quienes figuran en el libro para desde ya reconocer su valor y ¿por qué no? su prestigio… Esas cosas cuentan y no desde un marco comercial-editorial, sino desde esas alianzas que se dan entre los escritores porque nos leemos y, desde la amistad y la admiración, nos aliamos y hasta nos rendimos a veces homenajes. Sobre esto habló Cindy en torno a los poemas que les dedica a nuestros hijos y sobre esto habló Guillermo en su nota (de traductor).
Así este libro recoge textos de la trayectoria poética de Cindy Jiménez-Vera y lleva como título un verso que Guillermo cualifica como un bluff. “Te cambio esta isla”, le pertenece al poema “Canje” y recita:
Te cambio esta isla
por una caja de fósforos
y cuatro velas
para prenderlas
por los rincones. (29)
Ciertamente hay algo de eso que escribe Guillermo, pero a la misma vez somos tantas islas y nos referimos a veces a distintas islas en distintos tiempos. Hay una isla abatida por un huracán (llámese María, llámese neoliberalismo, llámese coloniaje, llámese deuda, llámese Junta…), esa isla sigue, permanece como carimbo, esa isla fácilmente la intercambiamos (al menos yo) “por una caja de fósforos/ y cuatro velas/ para prenderlas/ por los rincones” (29). Yo, la intercambio por la poesía de Cindy, por este momento de doñitud en el cual me rodeo de tantas vivencias (algunas dolorosas) y de tanta gente maravillosa que son maestres y amigues. Creo que hay algo de eso en esta antología, creo que hay algo de eso también en la exquisita selección de los poemas. Valga decir que el orden de estos no responde a una cronología ni a una categorización académica (“vamos a poner los poemas pensados para más jóvenes aquí, los primeros poemas acá”) y esto lo agradezco porque yo, que llevo leyendo la poesía de Cindy hace un tiempo, esta disposición de los textos me permite una lectura fresca y me lleva a entrever y repensar desde nuevos inicios.
Asimismo, he tenido que pensar en la traducción como herramienta, como arte, como disciplina y como una reescritura desde tres personas (bien guilla porque son tremendos escritores): Rafael Franco-Steeves, cuando tradujo al inglés Y llegaron los hippies; Alejandro Álvarez-Nieves, quien es traductor de profesión, pero en lo particular por la traducción al español que le hizo a Wild Beauty; y ahora, Guillermo Rebollo-Gil que le hace una traducción dedicada y amorosa a esta antología que hoy les presento. Da gusto leer en inglés y en español los poemas. Como señala Guillermo, en algunos casos buscó palabras que representaran el tono o la convicción transmitida en el texto original al considerar audiencias angloparlantes. Eso me fascina de esos procesos de traducción (y no me queda sino pensar en Alejandro cuando digo esto último): la recepción de quien traduce, la mirada e interpretación que interviene en la traducción es parte de una reescritura que se le hace al texto. Esto ocurre cuando la traducción respeta la dignidad e intención (y convicciones, por citar a Guillermo) del texto, en este caso, de la voz poética. Guillermo es sin duda el mejor traductor de Cindy, les une varias colaboraciones, una estética y la amistad que resulta de estas relaciones escriturales y vivenciales. ¿Prender velas por los rincones es lo mismo que light out the corners? Yo no soy especialista, de hecho, mi inglés en ese sentido es pésimo, pero solo por dar un ejemplo que se me hace fácil ilustrar… Yo, como no sé de esas cosas, hubiese escrito light them, mas Guillermo al escribir light out le añade al sentido luminoso una acepción más profunda, no es simplemente prenderlas, es iluminar con ellas y eso le da una lectura al poema. Así que, nuevamente: merece la pena hacer el ejercicio de leer el poema en ambos idiomas porque de algún modo refresca la mirada de los que llevamos ya un tiempito leyendo a Cindy.
Ahora bien, ¿qué me queda por decir de un libro que es el libro, es el libro y es el libro? Primero puedo sugerirles preguntas a los lectores seguidores de Cindy: ¿cuáles fueron los criterios que llevaron a seleccionar unos poemas sobre otros? ¿De qué modo la relación de los poemas en esta antología le añade nuevos significados? Segundo, por supuesto, a los bilingües: ¿cómo hubieses traducido tú el poema? Tercero, también tengo preguntas a los lectores que se inician en la poesía de Cindy: ¿dónde estás en estos poemas? ¿Cómo estos poemas nos hermanan en una lectura?
Eduardo Galeano, escritor que debió haber hecho un pacto con el diablo y no morir nunca, escribió “La función del arte/ 1” y se los comparto:
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
-¡Ayúdame a mirar! (El libro de los abrazos, 1989)
¿Qué Cindy nos enseña a ver en cada poema?
Lo siento, aún no ha acabado mi semestre y tengo a la profesora en high, en pleno proceso de evaluaciones, avalúos y “finales”. Estas preguntas no son arbitrarias, están pensadas en, desde y para el texto. Aún cuando me creo la más lectora de Cindy y me siento una doña en esto leerla desde hace un tiempo, los poemas de Cindy me enseñan a mirar. Veo precariedad, compasión, literatura (Cindy es una lectora voraz, ridícula en el buen sentido de la palabra), amores, maternidades, resistencia, solidaridad, lucha (porque toda la poesía es lucha, me atrevo a decir), alianzas, historias; en fin, poesía; y es como si la viera de nuevo y cada vez una vez más. Nuevamente se posiciona ante mí una mirada que me enseña a mirar. Muda de hermosura, miro desde la voz poética de esta antología que les convido a leer como Diego, el niño que va al mar por primera vez.
Quiero compartirles dos poemas de esta antología (en español porque mi inglés es pésimo):
“¿Podría hablarnos de la memoria histórica de su país?”
No sabría responder.
El lugar donde se nace
es puramente incidental.
El cuerpo de la madre
es nuestro país de origen.
Nacer es el primer exilio.
Caminar por la tierra
es una eterna diáspora.
Duele nuestra condición de forasteros
saber que no volveremos nunca
—ni vivos ni muertos—
a nuestro lugar.
RE: Manuscrito- Soft porno: Antología de la poesía de la Guerra Ubleka
Lo sentimos, no hubo manera de encajar su propuesta a nuestro andamiaje editorial. Nuestros libros promueven la economía sostenible y el panfleto del folclor de los países en vías de desarrollo. No nos interesa hacer dinero.
Muchas gracias, Cindy, por tu gesta poética y a todos los que hicieron posible esta antología. Gracias también por tener esa convicción, a la que le fue fiel Guillermo, de escribir poesía desde tu voz y desde tu dignidad, que es también nuestra. Finalmente, gracias por esa locura a la que decidiste llamar Aguadulce, hasta en eso insistes en la poesía. Muchas gracias…
*Leído en la presentación al Poemario de Cindy Jiménez-Vera bajo el marco de la FLIA 12, celebrada el 15 de diciembre de 2018.