Indignada y que conste: la soga partiría por lo más fuerte
Helena soñó que se dejaba los sueños olvidados en una isla.
–Eduardo Galeano
A Ángel Darío Carrero, soñador de un mejor país.
Me ha quedado claro que el país está en quiebra y eso me ocupa responsablemente. Por ello me di a la tarea de leer todo lo que ha caído en mis manos al respecto. Por ello he procurado escuchar todas las posiciones que han circulado ampliamente. Por ello seguí las noticias sobre las vistas públicas y el debate general sobre el IVA. En definitiva, no me convencieron los argumentos de los defensores del proyecto original a rajatabla. Tampoco pareció convencer la versión Frankenstein que se llevó a votación a la Cámara de Representantes la semana pasada. Creo que esta vez no se impusieron ciegamente las líneas partidistas y eso me pareció maduro y aleccionador. Creo que no se quisieron hacer enmiendas que tenían todo el sentido del mundo (en especial, aquellas que ponían a las mega tiendas y a los que tienen verdaderamente más a pagar más). Creo que no se ponderaron todos los argumentos en contra de manera articulada y viable. Entonces, no ha de extrañar que se haya caído el proyecto presentado.Sin embargo, en el mensaje de estado de nuestro gobernador, no solo había extrañeza, sino beligerancia y bravata con fuegos artificialmente incluidos. Es comprensible que un gobernante se moleste. Es hasta sano. Es más esperable aún cuando estaba convencido que en la aprobación del IVA según dispuesto se nos iba la vida como país. Pero, señor gobernador, seamos honestos: solo hacía falta seguir las vistas públicas para saber que la oposición era inmensamente más contundente y que, aun aquellas que entendían de sobra que hacía falta una reforma contributiva, no coincidían con su propuesta ni en la forma ni en el contenido. Entonces, no ha de extrañar que no haya prosperado su propuesta.
Lo que sí me ha parecido extraño y desatinado ha sido su descarga contra la disidencia de su partido. ¿No es acaso eso lo que corresponde en un sistema democrático representativo que se precie? ¿No es de esperarse que la gente que legisla en un sistema de separación de poderes republicano piense, analice y se pronuncie por sí misma y según sus principios y mejor entender? ¿No es sabio y deseable que un país madure en su proceder político?
A decir verdad, su rancia expectativa de fidelidad política me indigna y bastante. ¿Por qué hay que arremeter y hasta sancionar a aquellas personas que actuaron decorosamente y descargaron su deber ministerial con responsabilidad? ¿Por qué hay que tacharlas de traicioneras y bandoleras ideológicas?
Bandoleros han sido los que han gobernado este país irresponsablemente y con impunidad. Bandoleros son las mega tiendas y las corporaciones leoninas que hacen su agosto en este archipiélago dolorido que se consuela el vacío colonial con un consumo patológico. Bandoleros son los especuladores de toda ralea que se han enriquecido con nuestras pobrezas.
A decir verdad, su expectativa de ceguera colectiva me indigna y bastante. Ahora resulta que porque no se hicieron las cosas como usted entendía y esperaba, la soga va a partir por la UPR, por las organizaciones sin fines de lucro y por la cultura, entre otros. El escenario remedial menos oneroso, según su director de la OGP, tendrá estos sectores en primera fila de los recortes gubernamentales. Desde luego, su selectividad es inaudita.
Parecería decretar: vamos a acabar de machacar la universidad pública que nos forma el porvenir, vamos a linchar las organizaciones que nos hacen el trabajo que no hacemos, vamos a sepultar la inversión pública en la cultura que nos imagina un mínimo de bienestar colectivo. Vamos a acabar de humillar este país de una vez y por todas para que aprendan. Caramba, señor gobernador, se le está viendo una costura difícil de distinguir de autoritarismos. ¿Ese es su compromiso con la gente?
Sepa usted: la soga no partiría por lo más débil. Antes bien, la soga partiría por lo más fuerte y valioso que tiene Puerto Rico. No nos quedaremos de brazos cruzados. No guardaremos silencio. Disentiremos y nuestro disenso será más contundente que el que haya avistado. Esta tierra indignada nos construirá un mejor país que el que nos ha legado su estirpe política. Esta tierra indignada será capaz de hacerlo mejor con la educación, con la solidaridad y con la cultura. Esta tierra indignada nos imaginará de nuevo.