La historia vive para siempre
Para Marcelo Montealegre, Raquel Estela Muñoz García
y Rubén Aranda Díaz.
El ‹‹Pablo Neruda Cultural Center›› fue creado como ‹‹Veladas››. Se llevaban a cabo en el ‹‹loft›› del SoHo del fotógrafo Marcelo Montealegre y su esposa Silvia Doris Dillems Quezada. Montealegre, Norma Lomboy y los poetas Raúl Barrientos y Jaime Giordano Mirschwa comenzaron la organización cultural neoyorquina-chilena ‹‹Pablo Neruda Cultural Center›› tras la caída de Salvador Allende (1970-1973) y el inicio de la dictadura de Augusto José Ramón Pinochet Ugarte (1973-1990). Las ‹‹Veladas›› de Nueva York incluían ventas de vino, empanadas y pan amasado, hechos a perfección por Rosita Márquez.
En Nueva York hubo diversas actividades culturales. Lecturas de poesía, narración, teatro, baile, cine, cultura Chilena: Humberto Diaz-Casanueva (1979), Luis Domínguez (1979), Norma Lomboy (1979), Claudio Giaconi (1979), Pedro Lastra (1979), Gregorio Rosenblum (1979), Carmen Beuchat (1979), Hernán Montealegre (1980), Gonzalo Millán (1980), Gregorio Rosenblum (1980), Cecilia Vicuña, Conjunto Resistencia (1980), Raúl Barrientos (1980), Poli Délano (1980) y Carmen Beuchat (1980) fueron algunos de los artistas invitados a las <<Veladas>>. Hubo también homenajes a Pablo Neruda (1979) y Guillermo Atías (1980). Durante la primera mitad de los 80 se llevaron a cabo fiestas de baile caribeño (Puerto Rico, República Dominicana, Cuba) y conciertos de música para juntar fondos (Quilapayún, Inti-Illimani, Angel Parra) e invitaciones poéticas (Gonzalo Rojas, Enrique Lihn, Nicanor Parra y Gonzalo Millán).
En mi navidad neoyorquina fui a la fiesta de Raquel Estela Muñoz García y Rubén Aranda Díaz. Conocí a parte del ‹‹Pablo Neruda Cultural Center›› y pasadita la navidad, cumplí con la tarea de pagar las tarjetas de crédito de Jaime Giordano. Ese fue el día de nuestra primera gran pelea. Lo llamé por teléfono a Concepción, Chile, con el gran enfogonamiento boricua. ¿Qué diablos hacía mi esposo pagando hoteles neoyorquinos todas las semanas? Jaime estaba en Concepción, en casa de sus padres (don Aníbal y doña Enriqueta). Debieron haber escuchado mi llamada de gritería preguntándole la razón nada razonable de uso semanal de tarjetas de crédito en hoteles de Nueva York. Con todo el ‹‹show›› telefónico, lo único que me contestó fue que hablara de inmediato con ‹‹EKconL››: tenía que ser Enrique Kirberg (1967-1973), por sus iniciales y ‹‹conL››. Debía referir a aquella ‹‹L›› presente en pasaportes chilenos que identificaba a las personas que no estaban permitidas a entrar a Chile. Afortunadamente, el pasaporte de mi esposo no tenía esa ‹‹L›› porque había entrado a Nueva York antes de la dictadura (1964).
Me reuní con Kirberg el día siguiente, después de haber dormido bastante enojada con Jaime Giordano. Kirberg fue rector de la Universidad Técnica del Estado durante el periodo de la presidencia de Salvador Allende. Después de haber sido torturado en una isla del sur de Chile, Kirberg es apoyado por judíos y cristianos en Nueva York para salir de la dictadura chilena. Tenía una oficina profesoral en la Universidad de Columbia, muy cerca de mi apartamento en la 106, entre Amsterdam y Broadway. Kirberg escuchó mi pregunta sobre el gasto semanal de Jaime en hoteles. Después de haberse quedado callado un rato, me explicó que Jaime Giordano pagaba semanalmente todos los hoteles de los presos políticos de Chile, porque camino a los países donde se refugiaban de la dictadura de Pinochet, pasaban antes por Nueva York. Le pregunté qué hacían los presos políticos chilenos en Nueva York. Kirberg me contestó que mi esposo y varios amigos del ‹‹Pablo Neruda Cultural Center›› y la ‹‹Asociación de Académicos Chilenos››, en las Naciones Unidas de Nueva York, entrevistaban y documentaban toda la historia de los presos políticos de Chile.
En las Naciones Unidas, Jaime Giordano, el cineasta Jaime Barrios, Cynthia Brown, Enrique Kirberg y tantos otros que no quiero mencionar porque todavía están vivos, escribieron la historia de los presos políticos de Chile. Se me quitó la rabia puertorriqueña y terminé preguntándole a Kirberg que pensaban hacer con las historias de los presos políticos chilenos. Kirberg, con la tristeza de un ex-preso político y rector de la Universidad Técnica del Estado me dijo: ‹‹Cuando Pinochet pierda la presidencia, ya sabremos dónde están los muertos y cómo y a quiénes nos torturaron››. Además, me contó que en los viajes a Chile que mi esposo hacía todos los años llevaba a escondidas todo el dinero recaudado por el ‹‹Pablo Neruda Cultural Center›› y la ‹‹Asociación de Académicos Chilenos›› al Partido Comunista que luchaba contra la dictadura de Pinochet. Todavía conservo aquel abrigo de invierno donde Jaime Giordano guardaba, en los ruedos, el dinero de poetas, cantantes y bailes del ‹‹Pablo Neruda Cultural Center›› y las actividades de la ‹‹Asociación de Académicos Chilenos››.
La primera pelea matrimonial entre Jaime Giordano y Carmen Rabell fue única; solo hoy puedo contarla. Pasé ese invierno neoyorquino en mi apartamento estudiando para el examen de maestría de Stony Brook con mis amigas Maribel Ortiz-Márquez y Sonia Labrador. Ellas no sabían nada. Solo estudiábamos, caminábamos para mantener el peso y hasta pintábamos detrás de los cuadros del apartamento de Jaime Giordano Mirschwa. Solo hoy puedo decir que ese acto de documentación llevado a cabo todas las semanas en las Naciones Unidas valió la pena. Kirberg, Jaime Giordano, Cynthia Brown, el ‹‹Pablo Neruda Cultural Center›› y la ‹‹Asociación de Académicos Chilenos›› gozaron ver a Pinochet perder las elecciones. El cineasta Jaime Barrios murió antes de ejecutarse las elecciones. Hoy casi todos están muertos. Sin embargo, la documentación de las historias de cada uno de los presos políticos se ha conservado. Ellos viven para siempre.