La Plena de Juango
Escuchar a Juango hablar en tarima, en la calle o en los talleres que Los Pleneros ofrecen en el Centro Cultural Julia de Burgos, es compartir un refrán, un pregón o algún cuento de ese largo andar plenero que inició de la mano del legendario Marcial Reyes a finales de los años setenta. “Marcial Reyes es el responsable de que estemos aquí, de eso no hay duda. Marcial fue quien me enseñó la plena, principalmente la plena porque él decía que la bomba era algo de la gente mayor, de los old timers. Yo siempre me he considerado un estudiante y un fanático de la música, siempre trato de aprender más. Cuando yo conocí a Marcial y empezamos a compartir, él fue quien me enseñó y entonces yo dije ‘wow esto es algo diferente, esto es otra cosa’, tú sabes. En ese tiempo yo era estudiante de Orlando Puntilla Ríos, un músico Afro-cubano, y eso era bien intenso, pero cuando conocí a Marcial tuve que tomar una decisión porque esto se convirtió en algo demasiado importante. Como puertorriqueño yo necesitaba esto. Entonces, tú sabes, me cogí un break de los batás y todo eso y me fui pa’ la plena”.
El junte de pleneros y bomberos que vino a convertirse en Los Pleneros de la 21 sucedió en en La Casita de Chema en el Bronx entre los años 1979 y 1983. En ese espacio fundado por José Manuel “Chema” Soto, que oficialmente se llama El Rincón Criollo y que entonces se conocía como El Batey Borincano, se cruzó un grupo de pleneros de la mata convocados por Marcial Reyes. “Chema y Marcial eran muy amigos. Cuando yo conocí a Marcial, pues él siempre me hablaba de Chema. Entonces yo fui a La Casita y conocí a Chema y también por allí vivían unos individuos que vinieron a ser parte del conjunto original. Y allí nos reuníamos, ellos a hacer sus historias del pasado de la plena. Y antes de eso, olvídate por las historias de Marcial yo viví tiempos de antes de yo nacer, yo me imaginaba todas esas cosas como él me las contaba, eso fue una experiencia bien chévere”.
― ¿Por qué se llaman Los Pleneros de la 21?
― Yo tenía ese empeño de hacer algo más organizado, comenzamos a ensayar de una manera más consecuente en un social club que había en la 104 y Columbus Avenue que era de un señor que era de la parada 21 en Santurce, le decían ‘Cuco el Cojo’, que era amigo de Marcial. Nosotros ensayábamos allí, y los que iban allí era gente vieja de la 21, amigos de él y de Marcial, bueno, olvídate, allí se encontró un montón de gente por Marcial, porque Marcial ya vivía en Puerto Rico, pero venía por acá y se quedaba, aquello era un edén para él, tú sabes. De momento en un ensayo, alguien dijo ‘El grupo se va a llamar Los Pleneros de la Parada 21 en Santurce, ese es el nombre oficial y de ahí, Los Pleneros de la 21.
Entre Los Pleneros iniciales estaban Miguel Ángel Flores y Benjamín Flores, los hijos de Bobó Flores, legendario bombero cangrejero; Francisco ‘Paquito’ Rivera, “que era primo de ellos y siempre estaban juntos”; Alberto ‘Tito’ Cepeda, Roberto Cepeda y Marcial Reyes. José Isales, Benny Ayala y Pepín Martínez pasaron por el grupo durante esos años. Linda Delerme e Ivette Martínez fueron las primeras bailadoras de Los Pleneros. “Marcial estuvo unos meses aquí en Nueva York, pero antes de irse me dijo ‘Vamos pa’ un club a buscar al que me va a sustituir a mi’ y fue Pablo Ortiz, ‘Gallito’. Gallito tenía un club ahí en la 115 y Madison. Fuimos a verlo y allí nos quedamos toda la noche tocando plena y él fue el que siguió cantando con nosotros. Después Eugenia, por supuesto. Traer a Eugenia al grupo no fue fácil”.
― ¿Por qué? Cuéntame eso.
― Eugenia Ramos, ella es la mamá de Kako Bastar. Pues ella tenía amistad con Miguel Ángel y con Paquito porque ellos anteriormente habían estado en un conjunto folklórico de bomba con Heny Álvarez. Ellos venían de esa experiencia y cuando sucedió lo de Los Pleneros ellos vieron una relación porque con Heny fueron a varios festivales, participaron en Lincoln Center Outdoors. Ellos venían de eso… ¡Ahora hablando contigo es que yo hago este click! Cuando comenzó el grupo todo el mundo me hablaba, ‘Hay que traer a María Eugenia, María Eugenia…’ Y yo, ‘Coño…’. Y yo una vez hablé con ella y me decía ‘Vamos a ver, vamos a ver…’ Ella era una refranera, ¿cómo fue que ella me dijo? ‘Depende cómo cante el gallo’ o algo así decía y yo pues chévere, ok…
“Nos contrataron para un fund raising de la estación WBAI en Aaron Davis Hall abriendo el concierto para las estrellas de Louie Ramírez, y en ese concierto fue la primera vez que Edgardo Miranda tocó con nosotros y era solamente él en el cuatro, no había bajo ni na’. Era cuatro, güiro, pandereta y los barriles de bomba. Esa fue la primera vez también que Eugenia bailó con nosotros. Fue bien interesante. Eugenia bailó con un vestido que ella tenía, ella tenía dos trajes de esos, uno de cintas azules y otro de cintas rojas, pero era de estilo del tamborito Jumping Castle panameño. Porque el que hizo ese traje fue Meñique, que es sastre y cantaba con nosotros también. Él es panameño y venía con esa idea. Cuando tú lo ves es diferente el traje. Por ahí hay video de eso, tengo que sacar tiempo para buscar esas cintas para que las veas”.
Juango señala un archivo gris en una esquina de la oficina y me dice que ahí hay varias cintas y que en una está el pietaje de ese evento. Me dice que eso lo filmaron y que incluso se hicieron entrevistas en el camerino. “Hay más pietaje ahí guardado”, añade. Hay que sacar tiempo para buscar eso, pienso yo. Y tripeo con la idea de digitalizar el material no sólo para incluirlo aquí, ¡por el mazacote de plena y bomba que debe haber ahí guardado! Un par de semanas más tarde mientras estudiaba en youtube algunos videos de Los Pleneros encontré este este pietaje del Center for Traditional Music and Dance en Nueva York del año 1991.
“Nosotros empezamos con güiro y pandereta. De ahí seguimos, metimos un bajo, después vino Carlos Suárez al piano, los Tanco se integraron. Primero Sammy y después Sammy trajo a Nelly. Sammy vino en el 85 y Nelly a los meses, en el 86 por ahí. Después de ese show que hicimos en Aaron Davis Hall estábamos haciendo cositas chévere y Marta Moreno nos invitó a un evento bien grande en Carnegie Hall. Ahí era con la crema y nata. Ahí iba a estar Celia Cruz, Mario Bauzá, Tito Puente, Daniel Santos, bueno muchacho un show de madre”.
Marcial conectó a Juango con René López, coleccionista e investigador que desde los años setenta se movía en los circuitos de investigación folklórica y musical en los Estados Unidos. Marcial había colaborado con López, junto a Víctor Montañez y Los Pleneros de la 110, en la producción Caliente=Hot en 1977 con los temas El zafacón de la 102 y Bomba Calinda. En esta producción participó la etnomusicóloga Roberta Singer, quien desde hace años forma parte de la junta de Los Pleneros. López fue además el responsable de que Los Pleneros de la 110 grabaran la plena Adelaida-Si me pego en el pool en el primer disco del Grupo Folklórico y Experimental Nuevayorkino Conceptos en Unidad en 1974. Y fue López quien aconsejó a Juango sobre las múltiples posibilidades que Los Pleneros de la 21 podrían crear en relación con fundaciones sin fines de lucro y entidades gubernamentales dedicadas a la educación y la cultura.
“Marcial se pasaba hablando de René, entonces creo que me dio el teléfono, yo llamé a René y él nos invitó a su casa. Él vivía allá en el Bronx más arriba de mi casa. Tocamos plena todo el día y ese día estaba Chin el Viejo, maestro plenero de la barriada Tokío y el Fanguito,que estaba en Nueva York porque se estaba tratando su condición de salud. Pa’ ese tiempo estaban pasando muchas cosas a la vez. También estaba el proyecto de Pedro Rivera que es Plena, canto y trabajo. Ahí se filmó a Marcial en casa de René fabricando una pandereta. Pues todo eso estaba pasando, había mucha actividad cultural y nosotros salimos en un buen momento”.
Desde entonces, han grabado varias producciones discográficas entre las que destacan Puerto Rico, Puerto Rico, Somos Boricuas y Para Todos Ustedes. La lista de los músicos que han pasado por Los Pleneros es larga. Músicos como David ‘Cortijito’ Rosario, José Lantigua, Endel Dueño, Ricardo Isaac, Andy González, Ray Martínez, Waldo Chávez, Michael Carrillo, Papo Vásquez, Desmar Guevara y Ellio Villafranca, entre muchos otros, han participado a distintos niveles. Cantantes populares como Chivirico Dávila, Vicentico Váldez y Tito Allen han cantado con el grupo. Una mezcla generacional de pleneros y bomberos ha mantenido la sonoridad del grupo en constante transformación. Entre ellos: José Rivera, Tito Matos, Víctor Vélez, Juan Manuel Usera, Camilo Molina, Alex La Salle, Obanilú Allende, Nico Laboy, Nelson Matthew González, Ray Rodríguez, Julia Guitérrez-Rivera, Norka Nadal, Kaila Pailino y Flaco Navaja.
Los Pleneros de la 21 se han constituido como una organización sin fines de lucro cuya misión, según descrita en su página web, es promover la apreciación y el desarrollo de las tradiciones artísticas puertorriqueñas. Se puede decir que Los Pleneros han instituido varias tradiciones nuevas y han reanimado otras entre los boricuas en Nueva York. Su Fiesta Navideña y sus Fiestas de Cruz, que este año cumplieron 28 años, son ya fechas esperadas por su gente. Igual que el Sancocho Musical en homenaje a Los Maestros y la actividad Bomba con Bamba donde unen tradiciones musicales puertorriqueñas y mexicanas.
Desde 1989, su “Bomba & Plena Community Workshops” se han convertido en escuela para generaciones recientes de músicos, bailadores y estudiosos de estas tradiciones musicales en Nueva York. Los talleres están estructurados por edades. Los niños más pequeños de entre 2 y 6 años son los Chespiritos. Los que tienen entre 7 y 12 años son los Chamacos. Hay un grupo mixto de Chespiritos y Chamacos cuando es necesario según el nivel de los participantes. Y hay también talleres para adultos.
“Estas cosas de los circuitos culturales se extendieron a las cuestiones educativas. La agenda cultural tenía que mezclarse con la cuestión educativa, y entonces impactar a las audiencias escolares, a las audiencias jóvenes. Casi todo esto, movido, diría yo, porque que hay unos fondos disponibles para eso de las agencias grandes. Nosotros empezamos a participar de eso por medio de otras agencias, no por nuestros propios programas. Fuimos a dar audiciones, un showcase aquí y allá. Hacer una presentación que tuviera un aspecto educativo y uno rompiéndose la cabeza, ‘Diablo y cómo nosotros vamos a darle un aspecto educativo a la plena, tú sabes’. Imagínate con Gallo y Miguel Ángel allí que son bien callejeros, ¿me entiendes? ”. Juango se ríe a carcajadas recordando esos tiempos y las bregas en que tuvieron que meterse.
Los Pleneros de la 21 llevaron su bomba y su plena a “Sesame Street”. Juango cuenta que la visita surgió de una invitación que le hizo el programa. El equipo de producción hizo una investigación tal que diseñaron el vestuario usado por el grupo para la transmisión y hablaron en detalle del diseño y las particularidades de la ropa, los toques y el baile. Sesame Street, además, invitó a la profesora Marta Moreno Vega a una entrevista para contextualizar estas tradiciones musicales. “Muchacho, eso es una experiencia que no se olvida especialmente para Julia, mi hija, tú sabes. Entonces fuimos Roberto, Tito, Carlos, Nelly, Julia y yo, si no me equivoco. Nosotros teníamos una oficinita en la calle 115 y vinieron cinco limosinas a buscarnos. ¡Una pa’ cada uno! Y nos esperó una escolta en la estación”.
Los Pleneros pusieron a bailar a Oscar y le sacaron un par de piquetes a Big Bird.
Este año la actividad de fin de curso de los talleres se llamó Sembrando Semillas. Fue el domingo 1ero de junio en el East Harlem Center en la calle 101 y marcó el 25 aniversario de los talleres. Allí, como en todas las actividades de Los Pleneros, se escuchó una y otra vez el saludo ¡Familia! Nilsa y María son el motor de cualquier actividad de Los Pleneros. Luci, esposa de Juango y gran maestra en la preparación del coquito, usualmente está en el área de la comida. Su hija Paula y su hijo José en la taquillay en otros detalles. Julia organiza, canta, baila e inventa. Jorge, Yelimara, Inés, Sandra, Matthew y Camilo manejan a los chespiritos y a los chamacos. Madres, padres, estudiantes, maestras, maestros y voluntarios corren la actividad en comunidad. Así lo describe Yelimara Concepción Santos, trabajadora y educadora cultural con enfoque y entrenamiento en danza terapia y activismo social, quien desde 2010 es maestra de los Chespiritos.
“Los Pleneros son una institución de legado oral y tradición”, comenta Yelimara, “son la única institución que hasta el momento ha podido sobrevivir los acechos de la gentrificación en el Barrio. Gracias a su solidez y compromiso aún podemos resaltar y ver nuestra cultura latente en la ciudad de Nueva York. Los Pleneros son vitales para cualquier Nuyo Rico. Familias enteras pasan por ahí y tienen la oportunidad de experimentar y re-encontrar cultura viva-urbana. Los Pleneros han podido crear cultura en el contexto de la ciudad y sin lugar a dudas las necesidades de los Nuyo Ricos son distintas, esto permite que apreciemos y reconozcamos la diáspora en todo su esplendor. Hay otras organizaciones que también promueven la cultura, pero la consistencia, extensión y cadencia de los pleneros es única e incomparable”.
Juango se crió en Caparra, estudió en la Escuela Libre de Música y en el Conservatorio, tocó en bandas militares y estatales, tocó música clásica y ópera. Se mudó a Nueva York en los años setenta a buscar suerte en el mundo de la salsa y formó parte de la orquesta Latin Tempo junto al maestro Luis García. Durante cinco años fue percusionista del musical Your Arms Too Short to Box with God, guiso que consiguió gracias a su amigo José Rossi, un ex-compañero de sus tiempos en el Conservatorio en Puerto Rico. Cantantes como Patti Labelle, Jennifer Holliday y Al Green formaron parte de este proyecto que se presentó tres veces en Broadway y llevó a Juango de gira por varias ciudades de Estados Unidos. Fue en esos años que conoció a Marcial Reyes y eventualmente se fue pa’ la plena a buscar su propia esquina sin olvidar esas influencias.
“Uno va aprendiendo con la gente que tú te asocias. Un Edgardo Miranda, Carlos Suárez, son gente que tienen mucho millaje, mucho conocimiento y aplican y respetan estos géneros porque muchos de ellos tuvieron una relación muy de cerca ya fuera con Maelo o con Cortijo. Edgardo tocó con Maelo, tocó con Cortijo, y había un respeto hacia eso y un deseo de tú contribuir con lo que tú sabías. Al igual Carlos Suárez, que es de esa época, él conocía a toda esa gente. La oportunidad de tener a estos individuos en el grupo, eso fue un enriquecimiento de lo que es fundamental, así de folklor, vamos a decirlo, con gente como Miguel Ángel, Paquito, Sammy Tanco. Entonces era, ‘mira, esa notita… dale aquí, aquí es que es, zumba’ …, tú sabes. Ese fue el estilo que se ha ido desarrollando por tantos años”.
Desde finales de los ochenta, Los Pleneros de la 21 participan del circuito de música foklórica y étnica en Estados Unidos muy ligado al Smithsonian Institution en Washington D.C. Juango incluso fue nombrado National Heritage Fellow en 1996 por el National Endowment for the Arts. Estas relaciones, así como lazos establecidos con universidades y otras instituciones como el City Lore en Nueva York, los han llevado a tocar en Rusia, Australia, Cuba, Alemania, Tailandia, Panamá, Puerto Rico y diversas ciudades de los Estados Unidos.
―Esa relación con el circuito de folk music y ethnic music, ¿afecta el repertorio y estilo del grupo? ¿Responden a ese mercado de alguna forma o ustedes tocan y que ese mercado responda a ustedes?
―Posiblemente uno responda a que uno tiene que lucir bien en un escenario donde hay una audiencia que es nueva para uno, que se va a enfrentar a la plena, que se va a enfrentar a la bomba. Pero yo creo que nosotros hemos sido bien honestos porque si hay algo que es medio hardcore, vamos a decirlo así, va a ser hardcore donde quiera, allá en Carnegie Hall o allá en la tarima de La Casita de Chema o en la esquina. Entonces, está tu integridad como ser humano. Ese es el fundamento que nosotros aprendimos con los viejos. Es como todo, esto es un idioma, un lenguaje que tú aprendes, un estilo que tú aprendes a tocar y ese estilo es muchas veces el fundamento. El frosting que tú le pones arriba lo vas a poner para darle color, darle un matiz, pero no para empalagarlo, ¿entiendes?
Juango hace una pausa, y continúa:
― Yo siento una gran admiración y respeto por toda esta gente que hacen la plena, que practican la plena si ningún motivo de estar en una tarima, sino porque es parte de su expresión, de su vida, como jugar dominó. Juegan dominó pues también tocan plena. No están pendientes a estar en la tarima, de ganarse un peso por eso. Y si viene el peso, pues chévere.
A estas alturas, Juango se lo piensa antes de llamarse plenero. “Desde chiquita siempre recuerdo escuchar a Juango decir que él no se considera plenero y mucho menos bombero”, me dice su hija Julia Gutiérrez-Rivera, bailadora, músico y maestra con Los Pleneros y otras agrupaciones como Legacy Circle y Alma Moyó. “Esos títulos él los reserva para los mayores quienes salían de esa mata. Él se considera un músico al que le gusta y es fanático de la bomba y la plena”.
― La plena es una expresión de pueblo, dice Juango, una música del pueblo trabajador pobre y yo como puertorriqueño siempre la sentí de esa forma, pero yo no soy de esos barrios donde tú salías por la puerta de tu casa y veías esa manifestación en una esquina, en una barra, un baile de bomba. Coño yo hubiera querido haber nacido ahí, ¿tú me entiendes? Pero, eso es lo que hay. Yo me crié Inflatable Water Slide en una urbanización, pues yo estaba al margen se puede decir. Aunque en Puerto Rico tú te encontrabas con esas incidencias de la plena en otros lugares que no era donde tú vivías, aquí fue donde más me tocó la cosa, en Nueva York, porque aquí de momento como que esas barreras se caen. Tú estás aquí y podías ver ahí en el barrio todo era la plena, no es una cosa que hay un control de acceso. Cuando yo vivía allá en Puerto Rico no había eso del control de acceso, pero había una separación. Si tú vivías en una urbanización, si tú no vives en Puerta de Tierra, tú vives en Caparra, hay una separación.
En este punto de la conversación lo interrumpo y le digo: Juango, yo creo que tú eres uno de los maestros ahora, ¿tú no crees?’. “Se puede decir y gracias a Dios”, me responde, incómodo, y continúa, “sin duda alguna me siento sumamente complacido, y esto es una conversación bien personal entre tú y yo, me siento complacido de yo ir a La Casita y Chema me dice ‘Tú eres de aquí, tú eres de esta casa…’ Eso me hace sentir más bien que el carajo porque no hay una separación, tú sabes. Eso yo creo que desde el principio estuvo claro. Tú sabes cómo es la cuestión, la dinámica que se desarrolla en estos círculos, pero después de tantos años esas cosas se resuelven por sí mismas, se caen por su propio peso, cuando tú eres consecuente, eres honesto, tú eres sincero con lo que tú quieres hacer, tú sabes, está dicho y hecho”.
Hoy día Los Pleneros de la 21 tienen una estructura en dos partes integrales: la agrupación musical y el proyecto educativo. Desde el año pasado trabajan en la reorganización de su junta para llevar el proyecto por nuevos caminos. En esa brega, según Julia, Juango es “íntegro en su inclusividad de abrazar y estimular la voz y contribución de sus compañeros. Ya sea al uno traer ideas para repertorio, al invitar músicos a crear arreglos o composiciones, al preguntarle a otros percusionistas sobre «breaques» y ponches para canciones, y también abrir el espacio a otros hablar y/o dirigirse a la audiencia/comunidad y estudiantes de Los Pleneros. Especialmente cuando tiene que ver con conceptos e historia que él entiende que otro puede articular”.
― Yo lo que siempre he querido es que Los Pleneros vayan allende de mi circunstancia, me dice Juango ya casi al final de la conversación en el Julia de Burgos. Una vez yo me vaya pa’ otro lado, pa’ otro mundo, lo que sea, que eso siga. ¿Por qué va a parar? ¿Por qué va a morir porque yo no estoy? Entonces no cumpliría completamente su propósito. Por eso es que esta organización es importante y ahora le estamos dando una revitalización a su estructura, con una junta de directores que es proactiva, que está mirando estas cosas. Cuando yo tenga que partir, pues la cosa puede seguir, ¿entiendes?