La promesa de Mara Negrón
“Respiró y luego se dejó estar en la respiración de sus pies.”
Mara Negrón, Cartago, 2005.
“Ven a París, ven a visitarme, serás bienvenida”. Siempre que partía a su ciudad predilecta, Mara extendía a sus amigas una invitación a disfrutar las calles y museos de París, el café y el vino, el teatro y la buena mesa, en su compañía. Sigilosa y liviana, casi siempre nos llevaba la ventaja, acostumbrada como estaba, a largas caminatas. Pedirle un poco de tiempo, optar por un descanso, nunca fue una posibilidad. Su energía de vida, más allá de todo límite físico, siempre se impuso. Y poco a poco, una se iba soltando y descubría que también podía respirar como Mara, con los pies. Esa ciudad que escribió con sus pasos, hoy la extraña, como yo la extraño, grabada por dentro, su huella imborrable.
Quizá Mara intuyó la brevedad de su vida. Vuelvo sobre las páginas de su novela Cartago, y ahí la encuentro, como si me hablara… “Avanzo hacia la tragedia sin tragedia que es la mía, saberme habitada por una promesa que está constituida por una amenaza”. Y la amenaza se cumplió, fulminante, despiadada. Mara, que siempre nos habló del acontecimiento como una promesa de futuro, se fue sin prepararnos para su ausencia, sin darnos tiempo a pensar el lugar vacío que dejaría en nuestras existencias. La tragedia de su muerte es un acontecimiento, irrepetible, indescifrable…..un misterio. Solo podemos hacernos cargo de nuestro dolor, y vivir su recuerdo como una promesa.