La ruta gastronómica de la 110: a un año de María
Gerardo Pérez y Doralis M. Villanueva son los fundadores de Tako-G, un “food truck” que ofrece comida japonesa desde hace tres años. Antes de que se anunciara el huracán, Gerardo y Doralis invirtieron alrededor de dos mil dólares en la compra de ingredientes necesarios para mantener el sushi entre sus productos fijos. Todo el inventario, incluyendo esta compra, se perdió tras la llegada de María ya que no contaban con generador.
Si bien tuvieron la dicha de obtener una planta eléctrica en la etapa inicial del proceso post-María, la logística que establecieron para protegerla era extenuante para Gerardo y Doralis. “La persecución más grande era que se la fueran a robar. Todos los días non-stop: ¿la sacaste? ¿cómo la dejaste?, ¿dónde la pusiste? […] Tuvimos que ajustar el horario de doce del mediodía a las cinco de la tarde porque empezaba a oscurecer”, expresa Gerardo. Tako-G fue el único negocio del “Food Truck Park” en retomar operaciones relativamente rápido luego del huracán. La ausencia prolongada e incluso permanente de algunos de sus vecinos (Blue Fin, Tuk Tuk y Demitasse), impactó el sentido de seguridad de Tako-G en el lote.
Con su reapertura el 26 de octubre, se introdujo un menú adaptado, en precios e ingredientes, a las limitaciones que enfrentaron tanto ellos como sus clientes. Reflexiona Pérez:
“La gente quería comer afuera para liberar el estrés. Salían de ese mental picture del caos… y durante ese poquito tiempo en el que le dábamos de comer bien, saludable y rico… se despejaban. Psicológicamente, ayuda tener algo que esté abierto y decir: coño, puedo parar ahí un momentito.”
Otro lugar que ayudó a la gente a despejarse fue “The Beer Box”. Esta cervecera lleva seis años ofreciendo una selección de cervezas de barril y de botella –locales e internacionales– en un espacio seguro para que la gente se reúna a compartir y hasta disfrutar de juegos de mesa. Como medida preventiva, sus dueños Jorge Castro, René Pérez Martínez y Willy Cardona compraron una planta cuando supieron que el huracán Irma se dirigía hacia la Isla, pero no tenían cisterna.
Pérez Martínez recuerda que, poco antes del huracán María, sus colegas y él tuvieron una conversación en la que expresaron que creían que sería alrededor de una semana de recuperación. “Estoy seguro de que nadie pudo haberse imaginado que íbamos a estar tanto tiempo así”, agrega René. A pesar de que un mes y medio después de María ya contaban con servicio de agua y energía eléctrica, el equipo del Beer Box coincide en que lo peor del asunto fue la escasez de comida y gasolina. Las largas filas en los garajes, la limitación del diésel, ver las góndolas de los supermercados vacías, la falta de productos frescos y la incomunicación con los proveedores fueron algunos de los retos que pasaron a ser parte de la nueva realidad que muchos vivimos. Recapitula René:
Era un problema bien grande lo de las compras […] Ir al supermercado a tratar de conseguir comida y que no hubiera. Nadie estaba entregando. No había casi cerveza. Los empleados no estaban en las de trabajar. […] Se perdieron miles de cervezas porque tenían que estar en temperatura y al principio no había luz.
Inicialmente, su menú tenía unos 3 o 4 platos y, poco a poco, fueron ampliándolo hasta introducir los almuerzos y el “brunch” como estrategia de recuperación.
Si bien The Beer Box comenzó a vender Medalla y cocteles como parte de sus ajustes al contexto huracanado, una barra que siempre mantiene estos productos y que se sumó a los espacios de encuentros sociales fue Country Pizza. A diferencia de los demás establecimientos que fueron considerados para este artículo, ‘El Country’ se alinea más al paladar criollo y lleva treinta años operando en la carretera 110. Este negocio, que consiste de barra, pizzería y menú a la carta para almuerzos, es considerado un clásico de Aguadilla y fue fundado por Teófilo Cortés. Su hijo, Luis Daniel Cortés, narra cómo el plan que tenían para operar con generador tomó un giro inesperado.
“Ya teníamos planta. No se sacó nada del freezer porque contábamos con ella… pero no fue así. Parte de la planta se prendió en fuego cuando fuimos a prenderla porque le entró agua; ahí fue que se le dañó el rollo y las carnes se perdieron. No había gente para arreglarla rápido”, sostiene Luis Daniel. El único técnico en el área oeste especializado en generadores industriales se encontraba en Mayagüez y el camino aún estaba inundado; tardaron aproximadamente dos semanas en poder llevarla a reparar. “Abrimos con una planta de diez mil watts y solo una barra con dos botelleros. […] Todos los días iba a hacer compra. Después la planta pequeña se dañó porque no aguantó el empuje y tuvimos que cerrar una semana más.”
La barra abrió la segunda semana después de María y la cocina tardó un mes adicional. El menú a la carta se eliminó y lo que se vendía era, mayormente, pizza y frituras. “Ni mofongo había”, enfatiza Luis Daniel. “La gente venía todos los días a ahogar las penas. Así la cerveza estuviese fría o caliente, se la tomaban. Siempre venía gente. No hubo un día en que esto estuviera vacío… aun con la planta pequeña”, añade. El detalle de la planta pequeña es valioso ya que, al operar a menor capacidad, esto implicaba que había que apagarla durante horas laborables para no saturarla y eso era algo con lo que las personas podían empatizar.
La comprensión y el agradecimiento por parte de las personas fue una constante para muchos de los propietarios. José Rodríguez y Joy Madera son los fundadores de Levain Artistan Breads, una panadería que lleva sobre cuatro años operando en Aguadilla. El 28 de octubre de 2016, estrenaron su segundo establecimiento en El Mercado De Paseo Caribe, el cual cerraron en noviembre de 2017 luego del paso de María. El local en la 110 abrió dos días después del huracán y el Chef Luis E. Rodríguez recuerda que las filas eran increíbles: “Se veía el desespero en la gente por los panes y jamones”. Al igual que otros negocios, modificaron su oferta. En Levain, se estrenó la venta de queso y jamón por libra, el croissant con queso, huevo y jamón y el “simple breakfast” que consiste de jamón, tostadas y revoltillo.
“El almuerzo empezó en la panadería, no en Début. Era criollo; platos de aluminio to-go a cinco pesos. Arroz con habichuelas y albóndigas, cerdo desmenuzado… Cosas baratas y rápidas”, explica el Chef Luis quien también es co-propietario, junto a los dueños de Levain, de Début Cocina Rústica. Este restaurante celebró su primer aniversario el pasado marzo y se especializa en gastronomía española e italiana. La propuesta de Début Cocina Rústica consiste en elaborar comida creativa con ingredientes frescos, incluyendo la pasta que es hecha en casa. Durante la secuela que causó María, Début tuvo que modificar sus compras de ingredientes, pero demostró su compromiso al abrir todos los días de cinco de la tarde a diez de la noche y reducir el precio de sus platos. La pizza en leña fue el producto más vendido por su accesibilidad y rápida confección.
Pese a que el Huracán María fue una catástrofe inigualable, hay quienes lo significaron como una oportunidad para conocer sus debilidades. René de The Beer Box siente que el impacto que esta vivencia tuvo en ellos fue positivo, ya que les llevó a reinventarse y a estar más fuertes que nunca. Más allá de la similitud que hubo en los desafíos encarados, lo que une a los entrevistados es el deseo de continuar sirviendo a la comunidad aguadillana y de apostar por la solidaridad aún en los peores momentos. En palabras del Chef Luis Enrique: “si viene un huracán hoy, estamos listos para abrir mañana.”