Las elecciones y los sindicatos
Los dos partidos políticos de mayoría han sufrido la erosión correspondiente, los novoprogresistas por su inepta administración, y los populares a su inexistente labor de oposición. Lo anterior se suma al deterioro progresivo que han venido experimentando populares y penepés como resultado de su compartida dosis de corrupción, clientelismo, ausencia de ideas y proyectos, desacreditada actuación ante los fenómenos naturales que han afectado al país, su entrega a la clase patronal, la ausencia de compromiso con el pueblo y evidente erosión de su capacidad para tomar las decisiones fundamentales en los asuntos que verdaderamente definen la vida pública.
Las elecciones en un país pueden ser un proceso limpio, transparente, con la presentación de los mensajes en forma positiva y estar determinadas por los asuntos que de verdad importan. También pueden ser campañas apuntaladas en los ataques personalistas, con énfasis en lo que se debió haber hecho y no se hizo y evadiendo, a como de lugar, la discusión de los asuntos que son verdaderamente relevantes.
En lo que hemos visto hasta este momento, el proceso electoral venidero apunta a más de lo mismo que hemos experimentado en los cuatrienios pasados. Un proceso electoral vacío de contenido, con la ausencia de discusión y presentación de propuestas válidas que respondan a las necesidades concretas del país y ataques personalistas donde se apuesta a tener el baúl más grande lleno de los trapos sucios del adversario.
Apuntamos algunos elementos que creemos pertinentes tomar en consideración en nuestra evaluación del próximo proceso electoral. Establezco que son proyecciones altamente subjetivas, sin fundamento en estudio alguno, son simplemente el resultado de nuestra mirada al entorno social.
La amenaza de reducción de las pensiones, en conjunto con el activismo desplegado por este sector en los últimos años, apunta a que una cantidad mayor de envejecientes estarán participando activamente en las próximas elecciones. Este sector constituye mayoritariamente el corazón del rollo de los dos partidos que se han turnado en el poder. Sin embargo, la incertidumbre que prevalece en este grupo sobre las condiciones deplorables que les espera para sus últimos años de vida, debe tener un peso específico a la hora de votar por unas formaciones políticas que han hecho una floja defensa de sus derechos y un pobre acompañamiento en sus reclamos.
Otro sector importante de la población que ha sido igualmente ignorado en sus reclamos y cuya militancia se ha multiplicado en los pasados años, es el creciente grupo de mujeres que ha sufrido los detrimentales efectos de la violencia de género, de la reforma laboral, de las prácticas de desigualdad por sexo y del silencio con respecto a sus reclamos que han tenido los sostenedores del bipartidismo. Una importante realidad que debemos tomar en consideración es el hecho las mujeres jefas de familia, son el sector más afectado directamente por los desastres naturales.
El binomio integrado por Victoria Ciudadana y el Partido Independentista, han puesto un acento particular en la juventud. La impresionante movilización del Verano de 2019 ha sido el punto de cambio de la idea de que “a los jóvenes les importa un comino el proceso electoral”. Su consecuente actuación para exigir la renuncia de Ricardo Rosselló, en las marchas y manifestaciones frente a La Fortaleza, ha dispuesto un esfuerzo especial de estas colectividades en atraer a la “generación que no se deja” para que exprese en las urnas su insatisfacción ante el sombrío panorama de ausencia de empleos, extenso periodo de trabajo mal remunerado para lograr la permanencia, el aumento en el costo de los estudios, el cierre de escuelas y lo incierto de su futuro.
En términos más abarcadores, el escenario electoral para el año 2020 presenta a una clase media que se ha hecho un tanto más consciente de su empobrecimiento, de su desplazamiento como centro de atención a la satisfacción de sus necesidades por los partidos en el poder. A este grupo, cada día se le hace más difícil acceder a los servicios que otrora prestaba el Gobierno y que al presente se han visto severamente reducidos.
De igual manera y como se ha señalado certeramente, los fenómenos naturales han tenido la bondad de presentarnos, completamente desnuda, la miseria y la pobreza en la que vive la mitad de nuestra población. El asistencialismo gubernamental se ha hecho insuficiente para contener la insatisfacción de este importante segmento electoral. Las tradicionales ayudas gubernamentales se han visto drásticamente reducidas por la ineptitud de funcionarios gubernamentales, un mayor burocratismo de las agencias federales, el embargo presidencial a los fondos asignados por el Congreso de Estados Unidos y las medidas de control fiscal impuestas localmente por la Junta Dictatorial.
Hay otros dos elementos de carácter general que están ominosamente presentes en estas elecciones y cuyo nivel de comprensión ha aumentado claramente en la conciencia de la gente. Se hecho patente no sólo la falta de poderes políticos del Estado Libre Asociado para defender nuestros intereses, sino la incapacidad de los funcionarios electos por estos partidos en resolver los problemas del país y su gran apego a autoprotegerse y proteger a su grupo más cercano de colaboradores.
En términos muy generales se ha señalado que en los procesos electorales un 10% de los electores vota haciendo un juicio crítico de las propuestas y los candidatos, un 40% toma su decisión descansando en la imagen que proyectan el partido y sus principales candidatos y un 50% vota por su afiliación histórica al partido de su preferencia.
En este sentido es necesario considerar la presencia de nuevas formaciones políticas en las Elecciones 2020: El Proyecto Dignidad, que está dirigido a recoger las aspiraciones del sector más conservador en términos moralistas y el Movimiento Victoria Ciudadana que ha definido como su objetivo recoger el descontento general con la realidad que prevalece en el país y la insatisfacción ciudadana con lo que han hecho y proponen los partidos históricos PPD, PNP y PIP.
Hemos dejado para penúltimo término mencionar la realidad política y económica del país, aún cuando reconocemos su papel preponderante en los resultados electorales, pues la misma está contenida en la realidad de los otros elementos a considerar que hemos estado mencionando. La realidad deficitaria del gobierno y la recesión económica que le acompaña, que muchos aspiraron a disimular con la llegada de las multimillonarias ayudas federales, no necesita de mayor descripción.
En términos políticos, la regresión a la sujeción de los poderes anterior a la constitución del ELA, mediante la acción de la Junta Dictatorial, los nombramientos de monitores federales para algunas agencias y un monitor general para tomar control fiscal de todo el gobierno. Está realidad deja al desnudo el carácter colonial de nuestra relación con Estados Unidos y las dificultades para encausar el desarrollo político y económico tan necesario a la realidad en la cual nos desenvolvemos.
En cuanto a las particularidades del movimiento obrero habría que destacar, los efectos de la Reforma Laboral. Han establecido la figura del trabajador como contratista individual, la congelación de los Convenios Colectivos en el sector público, la eliminación de los Sistemas de Retiro, la subcontratación de empleados en el gobierno, la interpretación del Caso Janus por los Secretarios del Trabajo y Justicia, el avance de la privatización por áreas de las agencias y corporaciones públicas, la precarización general del trabajo, la campaña permanente en contra de la sindicalización, el deterioro de las condiciones a negociar en los convenios colectivos de la empresa privada, las reiteradas violaciones a los convenios colectivos son los elementos que definen la presente coyuntura electoral para los trabajadores organizados.
No hay duda de que, dependiendo del lugar donde nos ubicamos en el escenario social, podremos atisbar elementos adicionales que pueden incidir en el proceso electoral y que le dan un carácter particular a las elecciones del año 2020. Desde nuestro escenario de trabajo las que hemos señalado son las que nos parecen más relevantes.
Antes de entrar en el segundo aspecto que pretendemos considerar en esta nota, los sindicatos, queremos exponer algunas consideraciones sobre los medios de comunicación que nos parecen importantes por su influencia central en el proceso de formación, o deformación, de la conciencia de la ciudadanía sobre su participación o retraimiento del presente proceso electoral.
El sector más joven de nuestra población está más cercano a las redes sociales, medios que han cobrado relevancia en los últimos años. Mientras que las personas de mayor edad se informan a través de los medios tradicionales de radio, prensa y televisión. El segmento poblacional de mediana edad participa de la influencia de todos los medios de comunicación. Se habla en términos generales de miles de personas que constituyen la audiencia de cada uno de estos medios. También están los que se denominan medios directos, billboard, opúsculos, carteles, etc. Sin embargo, se ha estimado que apenas una cuarta parte de la población se informa sistemáticamente a través de éstos medios. El contacto con otras personas, la congregación en iglesias, clubes y otras organizaciones de carácter social influye y provee información sobre la cual las personas forman sus opiniones y deciden sus actos.
Aún con su relativo y limitado radio de acción la perversa actividad de los medios de comunicación, dirigidos fundamentalmente a fortalecer y difundir las ideas y el proyecto social de la clase dominante, tiene un impacto decisivo en la manera de pensar y actuar de la gente, muy particularmente en las campañas electorales.
No es por casualidad que el Verano del 19 desapareció rápidamente de los canales de televisión, las emisoras de radio y de todos los medios de comunicación. Tampoco es casualidad que estén completamente ausente de los medios de comunicación locales las innumerables propuestas del sector laboral y progresista del país para sacar a Puerto Rico de la profunda crisis social, política y económica en la que se encuentra.
Los ataques personalistas se elevan a la categoría de noticia de la hora y titular de primera plana para ensombrecer los asuntos medulares que debieran discutirse pero que significarían poner en evidencia el poco poder real que hay para atenderlos. En muy contadas ocasiones y de manera muy superficial se escuchará en dichos medios la necesidad de modificar la Constitución del país para ampliar los derechos democráticos del pueblo.
El entrelazamiento de la política local con elementos de la política norteamericana en éstos medios siempre está dirigido a fortalecer el status quo prevaleciente y en forma alguna a promover cambios en el mismo. Siempre nos hemos preguntado por qué no tienen en su plantilla de analistas a críticos del sistema no comprometidos con un determinado curso de acción o especialistas de criterio independiente sobre la realidad del país.
Nada alimenta más la programación de los medios que aquellas noticias e informaciones que alienten o fortalezcan los miedos o la incertidumbre en las audiencias. Los desastres naturales, la criminalidad y las grandes tragedias humanas son los titulares y noticias favoritas. El análisis de estos eventos se circunscribe a la pormenorización de los detalles y no al contenido de lo que los determina. Así se facilita a la clase dominante hacer de cada crisis una nueva oportunidad para mantenerse en el poder o continuar enriqueciéndose.
Es a través de los medios de comunicación donde el sindicalismo ha sido objeto de la más insidiosa campaña de demonización como fuente de todos los males que afectan la buena marcha de los negocios y el gobierno. La colegiación compulsoria y otras formas de organización social, que vayan más allá de las estructuras que apuntalan el poder de los sectores dominantes, también tienen poco respaldo en los medios.
Aparte de las campañas pagadas y la programación dirigida a conversar sobre las mismas, es muy poco lo que pueden esperar las audiencias de los medios de comunicación. Sin embargo, estos medios constituyen la plataforma sobre los cuales se coagula la llamada opinión pública y el desarrollo de tendencias que motivan o desmotivan la acción final de votar y elegir Gobierno. En términos de las campañas los medios pretenden dirigir las mismas hacia los objetivos de aquellos que pagan sus pautas y no necesariamente a las necesidades reales y concretas del país. La temática de las encuestas recientemente publicadas y los anuncios sobre la temática de los debates no dejan lugar a dudas sobre este asunto.
Nos parecerá demasiado extenso el preámbulo a la discusión sobre el papel que corresponde cumplir a los sindicatos en el presente proceso electoral. Adelantaba en una nota anterior que “hay que examinar detalladamente las promesas que harán las organizaciones políticas que participan del proceso electoral al movimiento obrero” y precisaba que otros estaban “en el proceso de redactar lo que pretendían se escribiera en los programas de dichos partidos”. Lo segundo me parece más racional que lo primero y dentro de este razonamiento, considero importante que, además de las promesas, es necesario exigir que se establezca, de forma meridianamente clara, cómo se van a cumplir los ofrecimientos.
A manera de dar comienzo a la discusión que debe desarrollar el movimiento obrero sobre el proceso electoral propongo un Programa Básico de la Clase Trabajadora.
- Eliminación de las leyes de Reforma Laboral y restitución de las Leyes Protectoras del Trabajo que fueron derogadas.
- Descongelamiento de todos los Convenios Colectivos en el sector público y establecimiento de la fecha del 1 de mayo del 2021 para comenzar la negociación de los nuevos acuerdos laborales. Se establecerá que la claúsula de salario se hará efectiva con el comienzo del nuevo año fiscal.
- Derogación de todos los acuerdos de subcontratación de empleados en el Gobierno y la eliminación de tal política pública.
- Establecer que toda economía generada por la imposición de medidas de austeridad por la Junta Dictatorial será dividida en tres cuentas. Un tercio se destinará al pago de la deuda, luego de una auditoria forense; otro tercio se dedicará a la creación de un Sistema de Retiro para los empleados públicos; y el tercio final se dedicará al desarrollo económico del país.
- Eliminación de la política de privatización total o parcial en el Gobierno. Así como la prohibición de la venta de activos propiedad del pueblo de Puerto Rico.
- Definición, por el Gobierno, de los servicios esenciales.
- Descongelamiento de todas aquellas plazas vacantes que afecten la prestación de los servicios esenciales a la ciudadanía.
- Garantía de que no habrá recortes a las pensiones.
- Garantías de Equidad Salarial para la Mujer Trabajadora.
- Establecimiento de un salario mínimo de $10.00 para los jóvenes.
Habrá quien considere este esfuerzo como un ejercicio en inutilidad. Desde mi perspectiva me parece urgente y necesario. Será igualmente importante requerir de todas las organizaciones políticas que participan en el proceso electoral la publicación temprana de sus Programas de Gobierno. Así tendremos una real oportunidad de aquilatar sus compromisos, validar su viabilidad, y poder emitir un voto o retraernos de hacerlo con mayor conocimiento.