Las vanguardias rusas en Madrid
La Feria de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO, ha tenido este año a Rusia como país invitado. Aprovechando la ocasión, el Museo Thyssen presenta estos días una exposición especial sobre las vanguardias rusas que puede verse hasta el 20 de marzo. Uno de los movimientos de vanguardia más interesantes y mejor representados en la exhibición es el movimiento constructivista, verdadera revolución artística que buscaba trasformar la vida a través del arte y que surgió en Rusia tras la revolución de 1917. El constructivismo nació vinculado a la idea de utilizar el arte como un elemento que podía reflejar la transformación social y que ayudaría a construir la nueva sociedad que nacía iluminada con la utopía del hombre nuevo.
Los acontecimientos revolucionarios introdujeron la necesidad de construir nuevos edificios, nuevos monumentos, nuevos símbolos y nuevos emblemas. El constructivismo, por lo tanto, está íntimamente ligado a la arquitectura, pero también al diseño gráfico, que adquiere en este momento una gran importancia. Sus principios estéticos toman coherencia con la publicación en 1922 del libro de Gran, El constructivismo. En esta publicación se plantea el problema central de este movimiento artístico: la relación entre forma y significado, pero no de cualquier significado, ya que se trataba de expresar la esencia de la nueva sociedad y de sus principios éticos y utópicos.
El principal centro de experimentación constructivista fueron los talleres del Taller Artístico Técnico Superior (VCHUTEMAS), creado en 1920 en Moscú bajo un decreto de Lenin. Los estudiantes y profesores utilizaron la geometría y el espacio como elementos esenciales de su estética. Entre la facultad se encontraban artistas como Malévich, Rodchenko y El Lissitzky, que además de arquitecto también trabajó en la gráfica. El interés que nos despiertan estos artistas se basa en la búsqueda que llevaron a cabo para encontrar la realidad de un arte que transformaría el mundo. El Thyssen tiene una magnífica colección de algunas de sus obras más representativas.
La base del constructivismo parte de la creencia de que la verdadera realidad no es visible, es no objetiva y para llegar a ella hay que utilizar las formas geométricas y los colores muy vivos. Hay una obra muy representativa de este planteamiento que, a la vez, es una obra cargada de significado ideológico. Se trata de la derrota a los blancos por los rojos, de El Lissitzky, donde vemos un triángulo rojo cuyo vértice penetra en un círculo blanco rodeado de negro. Esa obra es una propaganda del ejército rojo arremetiendo contra el ejército blanco y es perfectamente comprensible para el momento y por las personas a las que iba dirigida, ya que utiliza elementos de mapas militares que se usaban en la guerra entre los dos ejércitos mencionados.
En otras obras gráficas constructivistas como en La reconstrucción de la arquitectura en la Unión Soviética, también de Lissitzky, se aprecia la influencia de la arquitectura mediante formas geométricas que parecen flotar. Esta imagen de ingravidez enlaza con la idea de lo espiritual y lo utópico propuesta en VCHUTEMAS, frente a lo meramente utilitario propuesto por otros artistas rusos de la misma época.
El constructivismo se extendió por Europa occidental y su influencia fue extraordinaria más allá de la URSS y de su época, influyendo en movimientos tan importantes como De Stijl, la escuela suiza de diseño y, posteriormente, en el arte minimal, entre otros. Además, VUCHTEMAS tuvo un gran paralelismo con la escuela alemana de la Bauhaus tanto en su organización como en su posterior influencia. En ambas se buscaba, desde el patrocinio del Estado, fundir la tradición con la modernidad y ambas impulsaron de manera fundamental el diseño en todas sus manifestaciones.
La internacionalización del constructivismo coincidió con la consolidación del régimen soviético y con la llegada al poder de Stalin que acabó con la libertad artística y con el constructivismo y sus utopías, imponiendo como lenguaje oficial del régimen el realismo socialista.
Más allá de consideraciones políticas, que fueron definitivas en el nacimiento y en el fin del constructivismo en la URSS, los principios que inspiraron el movimiento constructivista tienen hoy en día un enorme sentido y merecen una revisión que nos permita profundizar en la idea del arte y el diseño como vehículos para construir una sociedad mejor para todos.
http://www.museothyssen.org/thyssen/ficha_actividad/188