Leró Martínez saca frescura del horno
El Horno es el apodo de un estudio de grabación sin aire acondicionado donde hace mucho calor y por lo tanto hay que sudar la música. Ahí Leró Martínez organizó su versatilidad y reunió la solidaridad de algunos colegas amigos y produjo un disco breve de altísima calidad y relevancia centrado en sus talentos de plenero bombero completo –compone toca canta baila- y saturado de historias de amor. Un amoroso homenaje a Luis Morales Ramos ejecutado en seis mapeyé de sosegada inspiración jíbara y un corte final que se libera de las regulaciones rítmicas de la bomba tradicional marcan diferencias en una oferta de plenas y bombas en las que los músicos invitados dan la mano y Leró entrega el cuerpo entero: aquí son suyos todos los cantos coros percusiones composiciones que se ensanchan con la presencia de instrumentistas y vocalistas invitados sin treparse en alardes de orquestaciones exageradas. Lo que se escucha es una claridad limpia de convocatoria amigable y destreza incuestionable: la sabrosura del pan musical que se hizo con esmero.
Se trata de un disco comunitario en muchos sentidos. Leró habita una extendida convivencia con una gran variedad de agrupaciones amistades colaboraciones ventetús guisos maestros discípulos y mucha gente allegada que lo reconoce como valioso y querido amigo que sabe mezclar musicalidad y simpatía para enlazar y unificar sin desligar ni dividir. En esa comunidad coexisten otros proyectos completados o comenzados que asumen la responsabilidad de la plena y la bomba con fidelidad de oficio honra de pertenencia y honestidad de propósito. Cuando de esta gente de la mata surgen grabaciones siempre se hacen a pulmón con pocos recursos auspicios privilegios pero con una generosidad que documenta los puntos de encuentros de un compartido compromiso de corazón. Se trata de proyectos que no se configuran como grandes orquestas de intención comercial sino como pequeñas agrupaciones en que cada individuo posee múltiples habilidades que se combinan para hacer música urgente y vital: música tan saturada de identificaciones apasionadas que hacerla y publicarla en condiciones de sacrificio y dificultad es un placer intenso y necesario. Es la creatividad anhelante y desafiante que embellece nuestra convivencia cultural sin las falsificaciones acomodaticias de la industria musical.
Todo lo anterior significa que en proyectos como el disco de Leró la inspiración creadora es la motivación prominente que no se doblega a las estériles simplificaciones artificiales de la exigencia comercial y por eso recoge nuestros amores con insobornable sinceridad. Precisamente el disco abre con una plena en que el insistente enamorado narra las peripecias tragicómicas de mantener un romance que requiere muchas ostentaciones consumistas que están fuera de su alcance y a duras penas consigue ofrecer disimulando su desesperante pobreza que le requiere montar una fachada de solvencia monetaria para complacer los gustos de su novia. Todxs nos enteramos de lo que ella no debe enterarse y quizás muchxs nos hemos visto en situaciones similares. En otras composiciones el amor se ensancha en incesantes deseos de lecho compartido inmensidades de romántica entrega dedicadas sublimaciones de anhelo erótico divinizado.
El sonido sin embargo es por mucho lo que nos seduce al envolvente disfrute. La devoción de Leró por la música que lo nutre lo dirige a exigir de sí mismo la calidad de la honestidad ejecutada. Por eso los panderos suenan limpios y afinados a la emoción de los golpes bien colocados sin exhibicionismos ostentosos pero con indiscutibles exactitudes. Los barriles dominan los rumbos bomberos con ejercitada seguridad y son los tambores pleneros y bomberos los que amarran todos los instrumentos adicionales en la precisión de sus aportaciones. Insisto en la limpieza percutida sin vacilaciones ni exageraciones porque la seña del buen tamborero es la habilidad de colocar los golpes indispensables exigentes necesarios sin bravuras egocéntricas de predominio egoísta.
Leró nos canta palabras de pertenencia popular hilvanadas con su ingenio personal. Lo hace con el recurso de su voz inconfundible de grata entonación y timbre atrayente que propone una convocatoria de humildad accesible y seguridad indiscutible. El pan musical se distribuye a precio generoso como generosos son lxs voluntarioxs que andan por ahí vendiendo el disco a la mano agitando la necesidad de que la gente escuche el sudor laboral convertido en frescura musical. Mientras tanto esperamos que se completen los proyectos de Plena Adentro La Tropa Los Pleneros de la Cresta por dar solo tres ejemplos de voluntades compactas y dar fe de muchas otras voluntades que le ponen nombre a nuestra inextinguible disposición a la vida alimentada con la música inspirada.