Liberalismo y el PPD del futuro
Una colectividad o grupo de la sociedad civil se define por el norte en la brújula de las causas que persiguen. En la política partidista puertorriqueña, además de existir las múltiples vertientes ideológicas en relación al estatus del país, existen varios bandos en cuanto a una visión social puertorriqueña se refiere. En los países en donde sus controversias ideológica-políticas están resueltas, la política tradicional gira mayormente entre tres sectores: liberales, moderados y conservadores. En el caso de Puerto Rico, como todavía no ha resuelto su controversia política referente a su estatus, los partidos se tornan ideológicos y olvidan definirse socialmente.
Puerto Rico adelantó de un gran paso muchas causas sociales al crearse la Constitución del Estado Libre Asociado. Lo que muchos países lograron mediante enmiendas a las suyas, nosotros las incorporamos en la Carta de Derechos de nuestra Carta Magna desde el principio de nuestra nueva era constitucional. Hoy día, con más de setenta años desde la creación del ELA, en nuestro país nos encontramos en un choque social por temas muy importantes. Controversias tan importantes como nuestros problemas fiscales, económicos y políticos. Públicamente existe también un choque generacional, de cómo son aceptadas o no estas profundas reformas sociales. Ante este choque, que a mi juicio es normal, es deber de los políticos velar por dirigir a la sociedad por senderos de equidad social y ejecutar garantías de libertades para todos los habitantes del país.
En Puerto Rico históricamente han existido tres partidos políticos principales: el Partido Popular Democrático (PPD), el Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). El liberalismo puertorriqueño se refugia prácticamente en todos estos partidos del país; aunque en unos con mayor visibilidad que en otros. Cabe señalar que además de refugiarse en los partidos, parte sustancial del liberalismo de nuestro país, se refugia en la sociedad civil y no necesariamente está afiliada a partido político alguno.
La vertiente liberal busca atemperar nuestra sociedad a las nuevas realidades del siglo XXI y a las dinámicas de otras sociedades del planeta. De primera vista, pensaríamos que el Partido Independentista Puertorriqueño sería el principal portavoz del sector liberal en Puerto Rico. No obstante, su razón de ser se ha convertido en la representación de un sector del independentismo, más que en un partido propulsor de cambios sociales. En temas de tendencia liberal como lo son el matrimonio de parejas del mismo sexo, la equidad en leyes proteccionistas de derechos a la comunidad LGBTT, el acceso de derechos a la comunidad de inmigrantes y la búsqueda de nuevas tendencias para atender la guerra contra las drogas como lo es la despenalización y legalización de la marihuana, el PIP no ha logrado consagrarse como pionero, pues el discurso ideológico suele acaparar la atención.
De igual forma, en el otro lado de la balanza, el Partido Nuevo Progresista ha planteado un discurso conservador ante los debates sobre estos temas de índole social. Su récord se encuentra plasmado en los diarios de sesiones de ésta y otras asambleas legislativas, y en las secretarías de ambos cuerpos legislativos con sus votos en contra a estas medidas. Más bien, ellos han asumido la representación del sector ultra conservador y fundamentalista religioso del país.
Esto es muy distinto a lo que han sido los avances que se han suscitado en el pasado año y medio con importantes conquistas sociales. La firma del Gobernador de las Leyes 22-2013 y 23-2013 representan gigantes pasos de avanzada sin precedentes para la comunidad LGBTT y el liberalismo puertorriqueño. De igual forma, es importante señalar como conquista de equidad para la comunidad inmigrante del país, la firma de la ley 97-2013, que permite que todo individuo en Puerto Rico pueda obtener la licencia de conducir del ELA sin importar su estatus migratorio. Asimismo, fue positivo el nombramiento al Tribunal Supremo de Puerto Rico, de la Lcda. Maite Oronoz Rodríguez, pues con dicho nombramiento del Gobernador se le añade diversidad de criterio a nuestro más alto foro judicial y que, a su vez, representa la multiplicidad de sectores que tiene la sociedad puertorriqueña.
Actualmente, el debate sobre el uso medicinal y terapéutico de la marihuana cobra relevancia en nuestro país. A pesar de los ataques de sectores ultra conservadores y del PNP, en el Senado se aprobó el P. del S. 517, que busca despenalizar la posesión mínima de dicha sustancia controlada. Del mismo modo, en la Cámara de Representantes, la Comisión de Lo Jurídico rindió un informe positivo para su aprobación. Es decir, nos encontramos en un momento social de suma importancia, en donde el liberalismo puertorriqueño ha logrado poco a poco ganar espacios en los medios de comunicación y en la opinión pública del país. Pero de más importancia aún, debemos de señalar que el liberalismo puertorriqueño ha encontrado grandes aliados políticos. Esto se puede llamar una gran conquista, pues desde el ejercicio del poder de la política es, a mi juicio, en donde se pueden ejecutar cambios sociales profundos.
Las tendencias políticas de convergencia y diversidad son la que han florecido con éxito en esta primera década del siglo XXI. Ejemplo de ello es la Alcaldía de San Juan, en donde se ha implementado una agenda de convergencia social y gobernanza democrática. Todo comenzó con una promesa de campaña y con la firma de pactos con las comunidades. Además de ser una campaña política, en San Juan se experimentó un movimiento social en donde grupos que quizás ideológicamente no coincidían, buscaron puntos de convergencia en diversos temas sociales con un enfoque liberal y de avanzada. Durante la campaña electoral, grupos y movimientos representativos de la izquierda del país, optaron par brindar un voto de confianza a una líder que implantaría una visión social liberal representativa de las nuevas tendencias del siglo XXI. Es por esto que hoy en día San Juan se firman presupuestos participativos con las comunidades, hay diversidad de criterio político en el liderato de las estructuras de poder del gobierno municipal y se ejecuta una política pública de equidad de avanzada.
Las tendencias liberales en el ámbito social buscan en donde poder existir políticamente. En esencia, un partido político se compone de seguidores y líderes. En mi opinión, en el Partido Popular Democrático el liberalismo puertorriqueño ha encontrado espacio. Importantes líderes de la colectividad han ejecutado política pública y se han expresado a favor de temas que hace un tiempo eran un especie de tabú social. Las tendencias conservadoras tienen dificultad de permanecer prevaleciendo, pues en la política puertorriqueña cada vez nos enfrentamos a un electorado más diverso y pequeño. Esta merma poblacional ha producido que los partidos políticos registren disminución en sus bases, o lo que se conoce como “corazón del rollo”, por lo que dicha aseveración obliga a los partidos a abrir su oferta a sectores que tradicionalmente no apelarían a votar por ellos.
Las reformas liberales implementadas por esta administración le dan al PPD un primer turno al bate para atraer a este importante sector del electorado del país. Ninguna reforma social es perfecta, ya que en la Legislatura se aprueba la reforma que cuente con los votos. Sin embargo, esto se hace reflexionando que cada paso pequeño sea uno en la dirección correcta. Porque si algo hemos aprendido, es que en la política y en el consenso es mejor ceder y dar un paso pequeño, que no ceder y permanecer en el mismo sitio. A raíz de esto, hay que llegar a la conclusión de que una reforma social verdadera es casi infinita, porque la misma necesita constantes cambios para así atemperarse a las realidades sociales imperantes. En Puerto Rico nos encontramos constantemente en ese debate social.
Los jóvenes tenemos que ser agentes forjadores de nuevas visiones, de la misma manera que a lo largo de la historia de la humanidad, son los que se atreven a romper paradigmas los que usualmente prevalecen. Llegó el momento de que mi generación sepa que el Puerto Rico del futuro no se construye recordando glorias pasadas, sino atreviéndose a abrir paso a nuevas tendencias; ya tenemos los aliados, ahora solo falta seguir encendiendo voluntades.