«Lógicas del extravío», de Zoé Jiménez Corretjer
Zoe Jiménez Corretjer está condicionada genéticamente a la literatura. Su familia paterna y materna está ligada al quehacer literario del país. Un estudio de su ADN, probablemente nos codificaría su pasión por el quehacer literario, pero eso será un asunto que no nos atañe en esta ventana. Hoy nos asomaremos al trabajo que Jiménez Corretjer le dedico a la obra de uno de los poetas más importantes de Puerto Rico: José María Lima . Lógicas del extravío, una verdadera Anatomía existencial en la poesía de José María Lima, publicado por Ediciones Puerto en 2010. La difusión de la obra de Lima se ha dado gracias al quehacer de los poetas y este dedicado estudio es parte de ese reconocimiento entre colegas.
El genio y la sensibilidad de Lima la podemos encontrar en sus escasos libros publicados: La silaba en la piel, (1982) gracias al trabajo editorial del poeta Joserramon Meléndes, Poemas de la muerte, publicado en 2008 por la editorial Terranova. Y un poemario en unión a su esposa de entonces, la poeta Ángela María Dávila, con quien publico Homenaje al Ombligo.
Con alma de poeta Jiménez Corretjer interviene en los símbolos y los silencios del poeta, así como en su exquisita temática. En una disección meticulosa nos vamos adentrando en el imaginario existencial y filosófico de Lima desde los primeros capítulos.
Es una especie de calentamiento intelectual y sensorial para l@s lectores, es como un sutil aviso y una invitación a la “selva universal de José María Lima”.
En mis años de universitaria se decía que el profesor de matemáticas, Lima, en una clase les explicaba a los alumnos el concepto de infinito y comenzó escribiendo una línea recta en la pizarra, siguió por la pared, se fue por el pasillo y no regreso al salón hasta la siguiente sesión. Ese cuento sobre el profesor Lima está lleno de poesía, simbolismo, extravagancia, genialidad y locura. Y es que José María Lima vivió en una línea fina de genialidad, locura, sensibilidad, marginación, castigo y lucha. En medio de ese paisaje existencial la poesía, las matemáticas, el teatro fueron los símbolos amados por el poeta-matemático-teatrero-artista plástico y arquitecto.
Todas esas disciplinas afectan su lírica y la anatomía de su poesía, un ejemplo evidente pueden ser sus caracolas; una serie de poemas escritos en un tablero blanco y negro, en donde los versos van dando la vuelta alrededor. Forma y texto se entrelazan en un concepto novedoso y atrevido. Lima construye y destruye las formas, coloca la palabra en un caleidoscopio en donde la imagen se forma, deforma y transforma.
Lima es un niño jugando a decir cosas de adultos. Se enfrenta a las palabras en un juego continuo en donde utiliza los neologismo para añadir ritmo, sonoridad a su estructura poética. Lima era un asiduo visitante del “Mirador Azul”, grupo formado por el pintor surrealista Fernandez Granell . En ese grupo jangueaba, Carlos Raquel Rivera, Rafael Ferrer, Roberto Alberty, Luis Maysonet, entre otros.
Con semejante corillo Lima se relacionaba, construía su lírica en la elaboración del juego de los cadáveres exquisitos y ejercitaba su estética, su línea filosófica y su ideología política. Asume su responsabilidad social y política y por eso el sistema lo cataloga como un inadaptado, subversivo; lo persiguen y como Maelo, Lima es incomprendido. Ese clima de represión afecto su estabilidad emocional pero nunca su creatividad. Este clima represivo le añade a su poesía cinismo, rabia y denuncia.
El trabajo de Zoe Jiménez Corretjer sobre el poeta José María Lima es más que un homenaje, un acto de justicia, un valioso esfuerzo para traer a este siglo el valor incalculable de uno de los mejores poetas de habla hispana, un jibaro de Ceiba, un jíbaro universal.