Manifiesto de la Federación de Trabajadores ante las elecciones de noviembre
La elección general del próximo 6 de noviembre reviste una particular importancia para la clase trabajadora puertorriqueña y los sindicatos. No se trata de una elección cualquiera. El bienestar y los derechos de la mayoría de nuestro pueblo, que somos los trabajadores y trabajadoras, están en juego, como está en juego el derecho a tener sindicatos y a negociar colectivamente.
Durante los últimos cuatro años la Administración de turno atacó sin miramientos a la clase trabajadora y otros sectores sociales. La clase trabajadora puertorriqueña tiene que cerrarles el paso a los atropellos y abusos que han sido característicos de la presente y de pasadas administraciones de Gobierno, tanto desde el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial como desde la Asamblea Legislativa. Echemos un vistazo a lo más notorio del daño que nos ha causado la presente Administracion:
• Desde antes de tomar posesión, el gobernador Luis Fortuño y su equipo encomendaron a un grupo de empresarios y banqueros que trazara la política económica que implantaría el Gobierno, excluyendo toda representación de los trabajadores, los ambientalistas y otros grupos comunitarios. El Comité Asesor de Reconstrucción Económica y Fiscal (CAREF), como era lógico, recomendó iniciativas y acciones negativas para los trabajadores, como reducir la jornada laboral, achicar el Gobierno, eliminar protecciones ambientales, etc. La presente Administracion acogió con gusto las recomendaciones del CAREF y las convirtió en legislación antiobrera.
• Ley 7: Aprobada atropelladamente y sin participación efectiva de los opositores, fue el ataque más despiadado de esta Administracion contra los trabajadores, avalada por los legisladores de mayoría y firmada por Fortuño. Resultado: Sobre treinta mil despedidos sin necesidad, al mismo tiempo que la Administración desoía y hacía caso omiso a las propuestas del movimiento obrero que habrían evitado los despidos. Como consecuencia, empeoraron los servicios esenciales brindados al pueblo, en tanto que la angustia cundió y aún prevalece entre miles y miles de familias.
Otro resultado de la Ley 7 fue la confiscación de las cláusulas económicas negociadas en los convenios colectivos del sector público, lo que se tradujo en menos ingreso para las familias trabajadoras. Simultáneamente la Administración de Gobierno impuso por dos años una contribución especial sobre la propiedad inmueble que constituyó otro golpe a la economía familiar.
Los despidos de la Ley 7 repercutieron en el sector privado, que registró una pérdida de más o menos 150 mil empleos, lo cual profundizó la crisis económica y agravó la recesión. La cifra de desempleados se disparó a niveles no vistos durante las décadas recientes, según ha reconocido el propio Gobierno, pese a que éste es renuente a reconocer que el desempleo real está cercano al 40%. Durante los últimos cuatro años se empobreció más la clase trabajadora y empeoró su calidad de vida.
La Ley 7 tuvo también un propósito no declarado: el de asestar un golpe a los sindicatos del sector público, los cuales perdieron a muchos delegados y dirigentes sindicales en pleno desarrollo, por efecto de los despidos y por la supresión y congelación de plazas de trabajo.
• El Gobierno victimizó a las instituciones y organizaciones que se resistían a ser dominadas por el partidismo desenfrenado:
a. Colegio de Abogados – El Gobierno aprobó la descolegiación y persiguió al Colegio en afán de destruirlo por ser una voz independiente y una institución que se ha distinguido por identificarse con los mejores intereses de nuestro Pueblo.
b. Universidad de Puerto Rico – El Gobierno aumentó la cantidad de integrantes de la Junta de Síndicos para controlarla, atropellando la autonomía universitaria. Además, propició el descalabro económico de la Universidad al trastocar la fórmula tradicional de asignarle fondos. La Junta impuso la cuota de $800 a los hijos de la clase trabajadora que estudian en la UPR. La Policía puso en práctica la sugerencia de Rodríguez Ema de «sacar a patadas» de los recintos a los estudiantes universitarios en huelga, a quienes agredió y macaneó en varios centros de estudios de la Universidad. Igual atropello recibieron quienes apoyaban a los estudiantes.
c. Instituciones culturales – El Gobierno redujo el escaso apoyo económico destinado al Ateneo, despidió empleados en el Instituto de Cultura, y se rumora que contempló y contempla la posibilidad de privatizar la Orquesta Sinfónica.
d. Secuestrado el Capitolio – El Presidente del Senado expulsó al público y a los periodistas de las gradas, impidiendo la libre divulgación de lo que ocurría en la Asamblea Legislativa. Al mismo tiempo, el Presidente del Senado promovió la agresión física a estudiantes, que fueron víctimas de gases lacrimógenos, golpes y patadas por parte de la Policía.
e. Aplastada la protesta – Para silenciar las protestas del pueblo, el Gobierno dio rienda suelta a la Fuerza de Choque de la Policía para macanear a todo el que protestara y a pisotear los derechos civiles y humanos. Pruebas: La Unión Americana de Libertades Civiles y el Departamento de Justicia de Estados Unidos denunciaron que la Policía de Puerto Rico reprimía y violaba los derechos humanos y civiles. Los trabajadores fuimos víctimas de esta represión policíaca dondequiera que protestamos por los abusos del Gobierno. Un ejemplo de esto fue la inmisericorde agresión de la Policía a dirigentes sindicales y otros manifestantes en las inmediaciones del Centro de Convenciones (Hotel Sheraton) en otra crasa violación al derecho a la libre expresión.
f. Asaltado el Tribunal Supremo – Innecesariamente, el Gobierno aumentó la cantidad de jueces para controlar el Tribunal Supremo y lograr así impunidad en sus acciones contra el pueblo.
g. AEELA – Igual ensañamiento sufrió la AEELA, contra la cual el Gobierno legisló para aumentar los miembros de la Junta de Directores para poder dominarla, controlarla y domesticarla para propósitos político-partidistas.
h. Comunidades Especiales – El gobierno elitista de blanquitos y ricos la emprendió contra las comunidades pobres como Villas del Sol que intentan superarse mediante la autogestión comunitaria. La mezquindad, el desprecio por los pobres y la exclusión presidirán cuatro años más el Gobierno si la gente del such is life se sale con la suya el próximo 6 de noviembre.
• El Gobierno promovió y aprobó privatizaciones disfrazadas de alianzas público-privadas como la del aeropuerto, las autopistas y la conservación de las escuelas… Si los amigos del capitalismo sin riendas vuelven a ocupar puestos de Gobierno, privatizarán el Fondo del Seguro del Estado, el Centro Médico, la Autoridad de Energía Eléctrica, sin importarles el daño irreparable que harán a la clase trabajadora puertorriqueña. Ya lo han anunciado. ¡Hay que cortarle el vuelo a la privatización, que significa un peor servicio a un mayor costo!
• Ley de Cierre: Con el pretexto de crear empleos, cosa que no ha ocurrido, se enmendó la Ley de Cierre. Como resultado se redujo el salario a los trabajadores, pero los dueños de grandes comercios aumentaron sus ganancias.
• Pese a la protesta generalizada, el Gobierno botó millones de dólares en contratos otorgados a los allegados del Gobernador para un gasoducto antiambiental e innecesario. Esto aun cuando no tenía los permisos obligatorios. Al día de hoy, todavía el Gobierno no ha descartado claramente dicho proyecto.
• Ante la pésima situación económica, se dispararon la delincuencia, los asesinatos, asaltos y todo tipo de delitos. Resultado: Nuestro pueblo vive atemorizado, inseguro… y el Gobierno no tiene plan alguno que pueda resultar en algún alivio, sino más de lo mismo: más represión, más guardias, más prohibiciones, menos libertad.
Es inagotable la lista de atropellos y abusos. ¿Y qué nos ofrecen los que tan mal han tratado al pueblo trabajador?
Nos ofrecen una llamada «reforma laboral» que equivale a mutilar, abolir y acabar con las protecciones mínimas e insuficientes que tenemos los trabajadores no sindicados frente a los excesos de poder de los patronos. Además, una legislación como la que piensan aprobar movería a los patronos a pretender arrebatar conquistas y beneficios a los trabajadores del sector privado que negocian colectivamente.
Nos ofrecen erradicar los sindicatos o hacerlos inoperantes mediante legislación, en una imitación antiobrera de lo que ocurre en algunos estados de Estados Unidos. Se ha demostrado que dicha legislación no sólo lacera a los trabajadores organizados, sino que afecta los salarios y beneficios de los no organizados en sindicatos.
Ante este panorama funesto la Federación de Trabajadores de Puerto Rico (FTPR) llama a todo asalariado y toda asalariada, del sector público y del privado, a castigar a quienes nos han castigado con tanto atropello, cerrándoles toda probabilidad de repetir el comportamiento antiobrero, antisindical, pro-empresarial y neoliberal del que han hecho gala durante el cuatrienio.
¡Que no vuelva a gobernar ninguno de los enemigos de la clase trabajadora!
La FTPR no endosa a ningún partido político en la elección del próximo noviembre. Pero tenemos la responsabilidad de orientar y educar a los trabajadores y trabajadoras para que usen sus votos para adelantar sus propios y legítimos intereses, no para promover los intereses de sus detractores. Quienes reclamen los votos de los trabajadores deben, al menos, demostrar un compromiso firme con el fortalecimiento del servicio público, la detención de las privatizaciones, el respeto a la legislación laboral y su ampliación y con un desarrollo económico sostenible. Exigimos y exigiremos a quienes les toque gobernar durante los próximos años que pongan de nuevo en vigor una política pública clara y firme a favor de la negociación colectiva, política que fue prácticamente derogada por la actual Administración.
La única causa que nos merece endoso y respeto es que la clase trabajadora tenga empleos seguros y reciba salarios decentes, un trato justo y oportunidades reales de superarse que redunden en una mejor calidad de vida. Las acciones de la actual Administracion han operado en el sentido contrario: Vivimos con menos calidad de vida, nuestros ingresos son insuficientes, se nos trata injustamente, se nos priva del derecho básico a reclamar justicia y equidad, vivimos agustiados por el futuro propio y el de nuestras familias.
Advertimos a quienes resulten vencedores en los próximos comicios, que se preparen… ¡Seremos igualmente exigentes y firmes en el reclamo de que respeten y amplíen los derechos de los trabajadores puertorriqueños!
* Texto del Manifiesto a la clase trabajadora puertorriqueña aprobado en el Concilio de Presidentes de la Federación de Trabajadores de Puerto Rico, AFL-CIO, el 27 de septiembre el 2012.