Maravillosa biodiversidad en Punta Viento de Patillas
El manglar, el arrecife de coral, las dunas de arena y el bosque costero en la Reserva Natural Ecológica Humedal Punta Viento de Patillas, conforman un gran ecosistema que funciona como protección de la costa ante fenómenos naturales. Y, además, para orgullo de todos los puertorriqueños, es un paraíso lleno de biodiversidad.
Al tomar como referencia la biodiversidad de los humedales en la Isla, vemos que la encontrada en el Humedal Punta Viento de Patillas es una muy significativa. Punta Viento ubica en el extremo sureste de Puerto Rico, allí habitan más de 40 especies de aves endémicas, nativas y migratorias, constituyendo el grupo de mayor diversidad en la reserva. Hay algunos tipos de cangrejo y otros crustáceos, arrecifes de coral, insectos, vegetación de agua dulce y salada, grandes mamíferos como el manatí antillano, cinco distintos reptiles, como la salamanquita de la virgen y las tortugas marinas, cinco tipos de anfibios, entre ellos el coquí pitillo y la ranita de labio blanco, líquenes, hongos, algas, y cientos de plantas, árboles y arbustos, según ha documentado el Departamento de Recursos Naturales.
Muchas de las principales especies marinas de consumo humano pasan sus periodos iniciales de vida entre los humedales, manglares y pantanos. Las tortugas marinas, que son especies protegidas, llegan a nuestras costas a desovar y un gran número de aves llegan a invernar hasta Punta Viento desde lugares tan lejanos como Canadá, el Golfo de México y América del Sur. Hemos observado por ejemplo la presencia del Águila pescadora (Pandion haliaetus), un ave de gran tamaño que viaja desde Texas a invernar en Punta Viento. Desde aún más lejos, y más ligera de peso, la Reinita galana (Dendroica discolor), de llamativo plumaje amarillo, que anida en el Sur de Ontario, Canadá, comúnmente inverna en el Caribe haciendo un magnífico viaje hasta Punta Viento en Patillas. Desde Argentina nos visita el Tordo Lustroso (Molothrus bonariensis), de brillante plumaje violáceo oscuro con tonos dorados. El muy bribón llega a ocupar con descaro el nido de la Calandria, un ave nativa de la isla, muy común en zonas boscosas y manglares. El parasitismo del Tordo ha colocado a la Calandria en un estado de conservación desventajado como “especie amenazada”.
Entre los ecosistemas más amenazados en Puerto Rico están los hábitats costeros o humedales. Son áreas transicionales entre sistemas acuáticos y terrestres frecuentemente inundadas o saturadas por aguas superficiales y subterráneas donde durante un periodo de tiempo se dan las condiciones para cambios en el suelo que favorecen el crecimiento de vegetación especialmente adaptada a vivir en estas condiciones. Son áreas con gran diversidad biótica y altamente diversos en hidrología y geomorfología, por lo que albergan una amplia variedad de vida silvestre. Hoy día los manglares se reconocen por ser los ecosistemas más productivos del Planeta; su importancia ecológica y los beneficios que recibimos de éstos los hacen merecedores de su protección.
Tras la aprobación en el 2008 de la Ley #92 que designó una extensión de sobre 482 cuerdas de terreno como área protegida, el Humedal Punta Viento, ubicado entre el barrio Bajos y Guardarraya, es una zona reconocida por el gobierno federal como el cuadrante Número 42 del Sistema Federal de Barreras Costeras. Mediante la designación, el gobierno federal prohíbe las construcciones cerca de la zona. La importancia de conservar en su estado natural este entorno radica en que representa una fortaleza única para asegurar la vida y los bienes de nuestros compueblanos.
En este territorio están representados todos los tipos de ecosistemas húmedos existentes en el archipiélago puertorriqueño que se describen como pantanos, ciénagas, lagunas, salitrales y hábitats sumergidos,como los corales. El Humedal Punta Viento es un rasgo costero que se destaca por la presencia de hermosos pantanos de agua salada poblados por los cuatro tipos de árboles de mangle existentes en la Isla; estos son: el Mangle rojo, Mangle negro, Mangle botón y el Mangle blanco.
Una de las funciones principales de estos ecosistemas es que protegen las costas contra la erosión y las marejadas ocasionadas por los huracanes. Atrapan sedimento y hojarasca entre sus raíces y ayudan a rellenar y recobrar terreno. Los manglares mejoran la calidad de las aguas en la costa. Sus raíces funcionan como filtros naturales que recogen los químicos y contaminantes disueltos producto de las escorrentías pluviales y desagües sanitarios. Son importantes para la educación e investigación científica. Además son usados para la recreación pasiva y actividades turísticas. Aun conociendo todos los beneficios, el 75% de los mangles en Puerto Rico han sido destruidos, según nos dice en su texto Los Manglares de Puerto Rico la Dra. Jennie Ramírez, de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.
Luego de la promulgación de la Ley de Tierras de Puerto Rico, para los años 50, se autorizó vender o secar todos los terrenos cubiertos de mangle por la creencia infundada de que carecían de valor; se decía que eran criaderos de mosquitos y causaban enfermedades como la malaria. Para entonces, el Departamento de Salud fue el propulsor de la medida.
Hoy sabemos que los manglares promueven la biodiversidad ya que sus raíces sumergidas proveen habitáculo y refugio para una rica fauna de peces, mamíferos e invertebrados y tienen un alto valor ecológico y económico ya que actúan como criaderos para muchas de estas especies, sus larvas y juveniles. Algunas de estas especies se desarrollan en ecosistemas cercanos al manglar como las praderas de yerbas marinas o arrecifes de coral, por lo que son fundamentales para el hombre, asegurando la sustentabilidad de la industria pesquera. Los manglares albergan y proveen además importantes áreas de anidaje a un número considerable de especies de aves residentes y migratorias, vulnerables o en peligro de extinción.
El Humedal Punta Viento, además de los manglares, cobija como un gran tesoro el árbol exótico conocido en la Isla como Palo de pollo (Pterocarpus officinalis). Este árbol, a diferencia del manglar que se nutre principalmente de agua salada, se desarrolla mediante el aporte de los ríos que fluyen desde las montañas circundantes a la costa en esta zona de Patillas. El Bosque Palo de Pollo cubre en Punta Viento una extensión aproximada de 4.6 hectáreas o 10 cuerdas de terreno. Este bosque representa un importante ecosistema natural clasificado como pantano de agua dulce, que se caracteriza por poseer más de un 40% de su área cubierta por vegetación leñosa y por encontrarse inundado en periodos prolongados.
El Bosque de Palo de Pollo de Patillas es único en Puerto Rico. Otros 15 bosques con características similares están ubicados en distintas regiones de la Isla en los pueblos de Mayagüez, Dorado, Luquillo, Humacao y Patillas, siendo este Municipio el único de la zona Sur de la Isla en poseer un bosque de esta especie exótica nativa de la América Tropical. Este bosque exhibe unas características muy singulares que no están presentes en ningún otro lugar en Puerto Rico: aguas con un alto contenido de sal, en cuyo medio se encuentra un pozo de agua dulce; una enorme cantidad de plántulas diminutas a los pies de altos y frondosos árboles maduros, con especies únicas de agua salobre a metros de distancia de los 4 tipos de mangle. Cuentos de camino abonan a la riqueza de este espacio. La leyenda del Pozo de la Encantá cuenta de la aparición de una sirena en los adentros del bosque; una historia que aún cuentan nuestros viejos. En el pasado, el Palo de Pollo fue muy abundante en las costas de Puerto Rico, pero al iniciarse la industria azucarera, muchos de estos bosques fueron secados para aprovechar su suelo rico en nutrientes. Pocos pantanos lograron sobrevivir a este episodio, pero el de Patillas prevalece.
* En colaboración con Prensa Comunitaria.