MARIHUANA: hacia una política salubrista
La Marihuana ha sido una planta demonizada por diferentes sectores tales como fundamentalistas religiosos, grupos racistas, sectores de la industria policiaca-judicial y de seguridad, en los Estados Unidos y Puerto Rico. Esta demonización sin base científica, se ha traducido en leyes irracionales y la persecución de sectores menos privilegiados de la sociedad. En un momento histórico, los Estados Unidos emitieron como parte de su política pública sobre la Marihuana, una serie de pronunciamientos totalmente irracionales y sin base científica tales como enunciar que la marihuana producía “conducta asesina”, “locura”, “suicidios” y era el “puente hacia uso de otras drogas más fuertes”. Bajo el liderato de los Estados Unidos, las políticas demonizates contra la Marihuana fueron implantadas internacionalmente a través de las Naciones Unidas. Todas estas políticas públicas más tarde fueron descartadas por ser totalmente falsas y carentes de evidencia científica que las avalara. La peligrosidad de la Marihuana ha sido exagerada desde la década de los años 50 en Estados Unidos con el propósito de justificar su criminalización, esa es la verdad.
Recientemente se ha despertado en Puerto Rico un interés en la Marihuana y su potencial para uso medicinal, como consecuencia de que 23 estados en los Estados Unidos han descriminalizado dicha sustancia. Revistas de interés general, tales como National Geographic, han tomado la iniciativa de ilustrar a la comunidad internacional sobre el asunto del uso de la Marihuana con propósitos medicinales.
El Instituto Nacional para Abuso de Drogas (NIDA por sus siglas en inglés), agencia federal a la que se le consigna la investigación sobre drogas con potencial de abuso, informa en su portal electrónico que el potencial adictivo de la Marihuana es mucho menor que el del tabaco. Se estima que sólo nueve de cada cien fumadores de Marihuana desarrollan un uso problemático en comparación a casi la mitad de quienes inician uso diario de tabaco4. Contrario a los efectos de tabaco y alcohol, no se reporta evidencia que asocie el consumo de Marihuana con mortalidad o riesgo aumentado de otras condiciones que ponen en peligro la salud o la vida de quienes la usan.
Actualmente, la Marihuana utilizada con propósitos medicinales ha sido legalizada en 23 estados y Puerto Rico, Guam y el distrito de Colombia (Wash. D.C.). La literatura reporta el uso de Marihuana con propósitos médicos en la China hace 1,000 años.
No obstante, desde 1970, la Marihuana está clasificada por el gobierno federal bajo “Clasificación 1“, lo que la define como “una droga peligrosa, sin ningún valor médico y con gran potencial para ser abusada». En un importante artículo publicado en febrero de 2012 en la revista de la Clínica Mayo por el Dr. J. Michael Bostwick, el autor concluye que la insistencia del gobierno federal de mantener a la Marihuana clasificada bajo «categoría 1», proclamando que “la substancia tiene alto potencial de abuso y ningún uso médico seguro”, responde a una postura ideológica que va en contra de recientes descubrimientos científicos y de los múltiples potenciales beneficios para la terapéutica médica que la planta provee.
Hay que preguntarse en qué contribuye esta actitud inflexible de algunos sectores del gobierno federal, en contra del amplio consenso entre sectores profesionales de la salud y organizaciones científicas internacionales que abogan por descriminalizar el uso y posesión de Marihuana y reclasificarla de categoría 1 a 2, facilitando así su potencial beneficio terapéutico y la ampliación de la investigación científica. La clasificación “tipo 1” de la Marihuana nos ha llevado a hacer escasa o ninguna investigación científica sobre esta sustancia, por su estatus de ilegalidad. No es hasta la década del ’60, que se comienza a estudiar el impacto de la Marihuana sobre el cuerpo humano de forma científica y no demonizante. En el 1963, Israel tomó la iniciativa de comenzar estudios científicos sistemáticos sobre el impacto de la Marihuana con propósitos medicinales y produjo en una década sobre 400 estudios científicos sobre el impacto del cannabis en el organismo.
Países como Israel, Canadá y Holanda cuentan con programas avanzados de Marihuana Medicinal. Recientemente, Uruguay, España, Portugal y Jamaica se han unido a los países donde la Marihuana medicinal es legal. El gobernador de Puerto Rico, mediante orden ejecutiva, también unió a la isla a los países que han considerado la Marihuana medicinal en el 2015. Es importante diferenciar entre el uso de la Marihuana con propósitos medicinales (uso médico) y el uso de esta sustancia con propósitos recreacionales, dos campos del saber independientes.
¿QUÉ NOS DICE LA EXPERIENCIA?
La experiencia de diferentes países con el uso medicinal de la Marihuana se ha concentrado en utilizar esta sustancia como analgésico, antiemético, broncodilatador, antiinflamatorio, anticonvulsivo, para tratar el hipo crónico, el estrés post traumático, la bulimia y los efectos secundarios de inapetencia causada por la quimioterapia, cáncer, enfermedad de Crohn, dolor crónico, esclerosis múltiple, insomnio, el síndrome de Tourette y eczema. En Israel ya han registrado alrededor de 25 patentes de medicamentos extraídos de la Marihuana desde que comenzaron los estudios sobre Marihuana medicinal.
Los componentes químicos más importantes de la planta de Marihuana son los canabinoides tales como el Tetrahydrocannabinol (THC), y el Cannabidiol (CBD). En el mercado farmacéutico ya se produce THC sintético con el nombre comercial tales como Dronbinol y Nabilone (Cesamet). Estas drogas ya cuentan con la autorización de la Agencia Federal de Drogas (FDA en inglés), para el tratamiento de nauseas severas y el síndrome de desgaste. Los canabinoides además de estar presentes en las plantas de Marihuana, son químicos que el cuerpo humano puede producir y que se pegan a los mismos receptores del cerebro que el THC. Cuando el cuerpo es el que produce este químico, se le llama endocanabinoides. Estos químicos tienen el efecto de crear estados de bienestar en el organismo (lo que se llama coloquialmente como estar “high”, o en un estado moderado de euforia). La Anandamide, que también se conoce como N-arachidonoylethanolamine o AEA, se clasifica como un neurotransmisor canabinoide endógeno (el cuerpo la produce para estimular sensaciones de placer, o estados de bienestar). El ejercicio tiende a elevar la presencia de endocanabinoides en el cerebro. Esta situación explica el que en ocasiones los atletas de alto rendimiento tienen la experiencia de sentir un “high” o de euforia moderada natural. El THC de la marihuana, es un canabinoide que produce el mismo tipo de euforia moderada.
El uso medicinal de la Marihuana ha tomado diferentes rumbos en los países que han decidido explotar el potencial medicinal de esta planta. En Israel, alrededor de 20,000 pacientes tienen licencia para utilizar el cannabis para tratar sus condiciones de salud, tales como glaucoma, la enfermedad de Crohn, inflamaciones, pérdida de apetito crónico, síndrome de Tourette y Asma. El estado de Colorado, va en esa misma dirección, proveyendo cada vez más opciones de asistencia Medicinal con diferentes derivados de la Marihuana.
En España, el doctor Manuel Guzmán, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ha logrado reducir o eliminar tumores cerebrales en ratas utilizando THC. El doctor Guzmán advierte que todavía es muy temprano para decir si estos hallazgos puedan extrapolarse a los seres humanos. Relativo al uso del THC y el desarrollo del cerebro, el doctor Guzmán encontró que las ratas que fueron expuestas al THC durante su preñez, sus críos sufrieron serios problemas de coordinación muscular, dificultades de interacción social, bajos umbrales de ansiedad y miedos irracionales, comparados con grupos de control. Es importante señalar que la generalización a la experiencia humana no puede aplicarse mecánicamente, no obstante nos indica la necesidad de ser cautelosos con relación al uso de Marihuana durante la preñez.
El uso de la Marihuana medicinal en Colorado, ha promovido migración de pacientes estadounidenses hacia esa región, en virtud de que es allí donde las leyes sobre la Marihuana medicinal han sido más sensitivas a las necesidades de los pacientes que interesan utilizar esta sustancia para tratar sus condiciones de salud. El 21 de mayo de 2015, el comité de apropiación bipartita del Congreso, aprobó el uso de la Marihuana medicinal en los hospitales de veteranos ubicados en estados donde la Marihuana médica sea legal. El 4 de junio de 2015, el gobernador Alejandro García Padilla emitió una orden ejecutiva donde legalizaba el uso de la Marihuana con propósitos medicinales y ordenaba a la Secretaria de Salud a reclasificar la marihuana de la clasificación 1 a la clasificación 2. La clasificación 2, permite a los médicos recetar derivados medicinales de la Marihuana, además de autorizar la investigación científica de la misma, actividades que anterior a la orden ejecutiva, eran ilegales.
En el 2013, el doctor Dr. Sanjay Gupta, corresponsal médico de la agencia de noticias CNN, reportó en la prensa que él creyó que la Drug Enforcement Agency (la DEA, por sus siglas en inglés) listó la Marihuana como clasificación 1, basado en evidencia científica. El doctor Gupta luego admitió que la DEA no tenía evidencia científica para justificar tal clasificación, y lo indujo a una apreciación errónea sobre el valor de la planta. El doctor Gupta declaró que no es correcto aseverar que la Marihuana es una de “las drogas más peligrosas que existe” y que la declaración de la DEA de que dicha droga “no tiene ningún valor médico” tampoco es correcta. Su cita en inglés lee como sigue: “I mistakenly believed the Drug Enforcement Agency listed marijuana as a schedule 1 substance, because of sound scientific proof. Surely, they must have quality reasoning as to why marijuana is in the category of the most dangerous drugs that have «no accepted medicinal use and a high potential for abuse. “ “I now know that when it comes to Marijuana neither of those things are true. It doesn’t have a high potential for abuse, and there are very legitimate medical applications.” (ref: Dr. Sanjay Gupta’s pot confessional gets global headlines By Jen Christensen, CNN August 12, 2013).
Amplios sectores del campo científico están cobrando conciencia de que la política de drogas, especialmente de la Marihuana, ha sido influenciada por el paradigma policiaco–judicial, donde una de sus agendas es ampliar sus presupuestos utilizando una ideología de miedo, ignorancia, prejuicios, propaganda y control ideológico sobre las drogas ilegales. Afortunadamente, ya 23 estados han cambiado su política de drogas hacia una más salubrista y basada en evidencia científica, en vez de propaganda, miedo e ignorancia.
¿CUÁL DEBE SER NUESTRO NORTE?
Nuestro norte debe estar orientado a tener una política de drogas coherente, dirigida por dos principios fundamentales: (1) movernos hacia una regulación responsable del cannabis, (2) crear un andamiaje que nos permita prevenir todo uso riesgoso de drogas incluyendo las legales, las ilegales, las informales y por supuesto la Marihuana. En Puerto Rico, no contamos con una política sobre drogas Integrada. Una política de drogas integrada incluye todas las drogas: las legales (recetadas y no recetadas y las ilegales).
Actualmente glorificamos las legales y demonizamos las ilegales, creando barreras artificiales entre las mismas y contribuyendo a su uso irresponsable. La glorificación de algunas drogas con potencial de crear dependencia, tales como el alcohol, ha llegado al extremo de permitirle a sectores de la industria licorera utilizar síntomas de alcoholismo para vender esta sustancia. Cuando el “deseo amanece en ti”, o “cuando el cuerpo de la pide”, o “cuando una de lleva a la otra” como enuncian algunos comerciales, es hora de buscar tratamiento, en vez de licor.
Necesitamos ver el consumo de drogas de todo tipo, desde una perspectiva integral de salud pública (salubrista). Una política salubrista sobre las drogas, en ningún momento debe alejar a la población de la optimización de su salud. Con relación a las drogas, la optimización de la salud poblacional y la optimización de la calidad de vida, deben ser nuestro norte.
Ya el gobernador de Puerto Rico dio el primer paso de crear una orden ejecutiva para que se permita a los médicos recetar medicamentos producidos de la Marihuana y para reclasificarla a una categoría 2. Ahora lo que nos falta, es crear una política integrada bajo un modelo salubrista, sobre el consumo y producción de drogas, que incluya las legales, las ilegales, las que se venden sin receta y las drogas recreacionales como el tabaco, el café y el alcohol.
Abandonar la política prohibicionista que tanto mal le ha hecho a la sociedad, es un paso de avance primordial. La política prohibicionista trajo las consecuencias no anticipadas de corrupción gubernamental, crimen organizado, economía ilegal, formación de carteles internacionales de drogas, violencia asociado al trasiego de drogas, corrupción policiaca y de la banca, lavado de capitales ilegales, hacinamiento de las cárceles, estigmatización de los usuarios de drogas y escasez de tratamiento, aumento en las sobredosis de adictos, contagio de enfermedades tales como VIH y las Hepatitis, entre otras. Debemos recordarle a aquellos que desean perpetuar el modelo prohibicionista, por favorecer sus intereses económicos y moralistas, la famosa frase de Friedrich Nietzsche, de que la amenaza mayor de los que persiguen demonios, es convertirse en demonios.
La constitución de la Organización Mundial de la salud (OMS), en el 2010, estableció que la salud es un derecho fundamental del ser humano. Así se dispone que: “El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social… El derecho a la salud obliga a los estados a generar condiciones con las cuales todos puedan vivir lo más saludablemente posible”. (Constitución de la OMS, 2010).
La cárcel no puede ser una opción para aquellas personas que son víctimas de la adicción a sustancias, o son usuarios casuales. El primer paso que debemos dar es descriminalizar la Marihuana, ya que la cárcel le hace más daño a la sociedad y al ciudadano, que la droga misma. Actualmente, el uso de un cigarrillo de Marihuana puede conllevar hasta tres años de cárcel y $5,000 de multa (seis años, si te arrestan cerca de una escuela). El segundo paso es crear las condiciones económicas y políticas para que utilicemos la ciencia para producir Marihuana médica, y explotar el caudal de opciones que la Marihuana pueda ofrecer, para combatir enfermedades y para traer riquezas al país a través de investigaciones científicas y el desarrollo de nuevas patentes.
En Puerto Rico, nuestro énfasis debe incluir crear condiciones que mejoren nuestra calidad de vida dentro de nuestra cultura y nuestra forma salubrista de pensar sobre las adicciones y las enfermedades mentales, lejos de paradigmas moralistas anticuados. Esas condiciones comprenden las disponibilidades garantizadas de servicios de salud, dentro de un plan universal de salud, con pagador único, educación que fortalezca el potencial humano y su capacidad para contribuir a una mejor sociedad, condiciones de trabajos saludables y seguras, vivienda adecuada y alimentos nutritivos de calidad. El derecho a la salud no se limita al derecho a estar libre de enfermedades, incluye seguridad y calidad de vida.
Existen una serie de eventos mundiales que ratifican los preceptos claves del derecho a la salud, tales como: La Declaración de Alma-Ata, Conferencia Internacional en Cuidado Primario de la Salud, Alma-Ata, USSR, 1978; la Declaración de Ottawa para la Promoción de la Salud, 1986; la Declaración Mundial de los Derechos Humanos de la OMS, 2010 y el Informe Comisión Global de Política de Drogas (2011), entre otras.
HACIA UN PARADIGMA SALUBRISTA
Los esfuerzos mayores y prioritarios, bajo el paradigma de justicia criminal se invierten en el control de la oferta de drogas, mientras que el énfasis bajo el paradigma salubrista se invierten en el control de la demanda por drogas. La raíz del presente problema de drogas en el país se debe a la ideología moralista puritana, el racismo y la estigmatización. La ideología puritana emana de la idea de que el consumo de ciertas drogas es un problema moral en vez de un potencial problema de salud, como lo enmarca el modelo salubrista.
En un momento de extrema crisis fiscal, la política prohibicionista genera gastos en acciones que erosionan el capital humano y social del país, cuando coloca sus recursos en exceso de policías, persecución y encarcelación, perpetuando la violencia y la inseguridad que provoca el que tantos de nuestros conciudadanos opten por migrar. La firma por el gobernador Alejandro García Padilla de la orden ejecutiva legalizando la Marihuana con propósitos medicinales y reclasificando la Marihuana como una droga tipo 2, son pasos en la dirección correcta, si deseamos adoptar un modelo salubrista para Puerto Rico y salir de la nefasta guerra contra las drogas, que tanto daño le ha hecho al país y al mundo.
Tenemos la necesidad imperiosa de mejorar nuestra calidad de vida, adoptando un modelo salubrista para el manejo de todo tipo de drogas. Los Estados Unidos y sus colonias, están muy lejos de un modelo de salud pública. Las naciones que han adoptado modelos de salud pública como Holanda, Reino Unido, Suiza, Australia, España, Alemania, Francia, Canadá, Uruguay y Portugal, son los países que debemos estudiar para adoptar sus mejores prácticas. Un buen ejemplo de estas prácticas es considerar la medicación de la heroína con heroína, como lo lleva haciendo Suiza por más de una década, con resultados muy positivos. Esta medida elimina el mercado ilícito de Heroína, elimina las fuentes de sobredosis, contaminación, la transmisión de enfermedades tales como el VIH y las Hepatitis entre otras. Cuando el adicto a heroína está listo para entrar en tratamiento para combatir la dependencia, ese mismo día se le ofrece tratamiento, por estar ubicado dentro de un sistema salubrista de prestación de servicios.
En Puerto Rico solamente tenemos tratamiento para el 8% de nuestros adictos, porque preferimos gastar nuestros recursos en campañas tales como: “Mano dura, mano triple”, “Golpe al punto”, “más Policías”, “Movilizar la Guardia Nacional”, “Extensión de horario de la Policía”, “Dopaje masivo” “Invasión de Caseríos”, “Golpe al Usuario; penas carcelarias fijas, mandatarias y extensas”; “Eliminar fianzas” ; “Pena de Muerte”, “Castigo seguro”…, etc. Todas estas campañas fueron altamente costosas y no rindieron resultados positivos.
Por adoptar el paradigma prohibicionista equivocado es que nuestra situación nos ha llevado a tener una de las tasas más altas de encarcelamiento del mundo, tenemos una epidemia de VIH\SIDA, tenemos una de las tasas más altas de homicidios de los países desarrollados de occidente, hemos criminalizado una enfermedad crónica y tenemos organizaciones de narcotráfico sumamente ricas y poderosas. Hemos fracasado en manejar los problemas asociados a crimen, drogas y homicidios. Continuamos haciendo lo mismo esperando resultados diferentes, insistimos en mantenernos en un paradigma equivocado. Nos negamos a considerar otros paradigmas y opciones exitosas que otros países ya han tratado. Reusamos aceptar la evidencia científica como base para considerar nuevas opciones, reusamos invertir en los programas más exitosos del mundo. La ideología pesa más que la ciencia en la consideración de opciones (Ejemplo: el caso de la ley de parafernalia).
Tenemos una oportunidad única de transformar nuestra sociedad a través del conocimiento adoptando un Modelo Salubrista que incluya una política de reducción de daños. Mejoramos la salud de una comunidad cuando tenemos una visión integral de la salud, contabilizamos los componentes que la optimizan o la devalúan y las iniciativas son constantemente evaluadas científicamente, para determinar su actual validez y su vigencia. El capital intelectual que existe en nuestras universidades es inmenso y debemos utilizarlo para avanzar el conocimiento sobre las drogas y la salud pública del País, en vez de los clichés producidos por la industria de relaciones públicas de las administraciones de turno.
Recientemente oímos a funcionarios públicos enunciar que el crimen había bajado en PR, debido a sus campañas policiacas de seguridad, obviando el dato de que el crimen en la isla, probablemente ha bajado, debido a la masiva emigración ( hacia los Estados Unidos y hacia otra vida), del sector que más delinque (los jóvenes de 15 a 29 años). Definitivamente, nuestras mejores opciones como sociedad están en la adopción de un modelo salubrista basado en evidencia científica actualizada y respeto por los derechos humanos. ¡Ese debe ser nuestro norte!
Referencias
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