MECA enriquece escena artística… y económica
Sin embargo, la isla ha estado en recesión por más de una década con una deuda pública de $73 mil millones. Y, a principios de mayo, en una movida sin precedentes en un estado o territorio estadounidense, se declaró en bancarrota con pérdida poblacional y el cierre de casi 200 escuelas públicas, y los ciudadanos anticipan recortes en la pensión pública y las artes. Para subrayar el descontento con la percibida corrupción gubernamental y el estatus territorial de la isla, los estudiantes llevan protestando dos meses, y mordaces campañas decoran los muros en San Juan, la ciudad capital.
Durante esta precaria atmósfera es que surge MECA, la feria más nueva en el mundo de las artes, que tuvo lugar la semana pasada en San Juan.
Los fundadores de MECA, Danny Báez y Tony Rodríguez, quienes trabajan en Gavin Brown’s enterprise y 20/20 en Puerto Rico, respectivamente, expresaron que en los problemas que atraviesa Puerto Rico vieron una oportunidad para ayudar a los artistas y galeristas locales a conectar con la comunidad internacional del arte. En cambio, los artistas podrían devengar canales de ingreso y relaciones fuera de la difícil economía y comenzar a establecer su propio mercado.
“Supe que en los peores momentos puedes crear algunas de las mejores oportunidades”, sostuvo Báez durante la apertura de la feria. “Y vimos una oportunidad para poder ayudar a nuestra comunidad de artistas”.
MECA no recibió un centavo de fondos del gobierno ni de inversionistas, dijo Báez. Sin embargo, Tony y él contaron con un gran nivel de perseverancia y una comunidad de artistas, galeristas, diseñadores gráficos, chef y otros creativos que les brindaron apoyo. Agrega un poco de alcohol gratis, descuentos hoteleros para los exhibidores y la prensa, pintura para los booths de los negocios locales y esa combinación fue suficiente para poder lanzar una feria que apuesta por el crecimiento a largo plazo en lugar de hacer dinero rápido.
Báez y Rodríguez comenzaron a compartir ideas sobre una feria que “sería el centro de atención de las artes caribeñas” en junio de 2015 luego de coincidir en arteBA en Buenos Aires donde Báez ayudaba al artista Rirkrit Tiravanija y Rodríguez exhibía. Oriundos de la República Dominicana y Puerto Rico, respectivamente, compartían la frustración de que “artistas caribeños contemporáneos no recibían mucha atención de la comunidad internacional ni apoyo suficiente en sus propios países”, dijo Báez.
Al principio eran solo ideas comentó Báez riéndose, pero ya a mediados de 2016 comenzaron a planificar qué sería MECA. Compartieron sus ideas con coleccioncitas y galeristas en y fuera de Puerto Rico.
Recibieron señales mixtas. Alguien que no estuvo muy de acuerdo fue la fundadora de la ya inexistente feria, Circa, en San Juan que tuvo lugar en el centro de convenciones de 2006 a 2010.
“Intentan emular el sistema de Art Basel que no es un modelo realista, por lo menos no ahora en el Caribe, expresó Báez. “No contamos con una infraestructura que lo sustente”.
La región requiere de un modelo distinto y Báez supo que, “debía contar con una base comunitaria”.
Los fondos no vendrían de un gobierno en aprietos, aunque sí “donaron unos cuantos zafacones de cartón”, comentó Karlo Andrei Ibarra entre risas, cofundador de Km 0.2, un espacio en San Juan dirigido por artistas que exhibió en la feria. También algunos de los coleccionistas independientes a quienes Báez y Rodríguez solicitaron apoyo económico se mostraron dudosos.
Necesitados de dinero, ambos decidieron “crear una fórmula secreta”, dijo Báez, una que sospechosamente se asemeja a la bancarrota: comenzar a producir la feria con estrechez presupuestaria. A medida que entraban los pagos de las galerías por los booths se pagaban primero las cuentas más urgentes. El total de la producción fue de $65,000; mucho menos que los costos de producción de ferias comparables que también resaltan galerías y arte emergentes.
Una razón por la cuál optaron por costos bajos fue para mantener el precio de los booths y la entrada al público bajos. Las galerías pagaron $3,500 por booth y los visitantes $20 dólares por boleto. Por el contrario, galerías que exhiben por primera vez en la feria de arte emergente en Basel, LISTE, pagan entre $7,000 y $8,000 por un booth.
La “fórmula secreta” funcionó. El primero de junio la feria abrió sus puertas en la escuela de música citadina, el Conservatorio de Música de Puerto Rico.
Quince galerías y tres proyectos especiales abrieron en la sección principal junto a ocho galerías y cuatro performances en una parte llamada Mecanismos de contenido seleccionado. Provenían de San Juan, Santo Domingo, Chicago y Milwaukee. Algunos eran espacios conocidos en el circuito internacional de las ferias como Gavin Brown enterprise y 47 Canal y otros como Km 0.2 se encontraban por primera vez exhibiendo en una feria de arte.
Los galeristas internacionales buscaban conectar con artistas y coleccionistas puertorriqueños y disfrutar del calor isleño junto a su riqueza histórica. Los galeristas regionales (trece en total, entre el Caribe y Latinoamérica) tenían otro enfoque ya que vinieron en busca de oportunidades para sus artistas y para resaltar la comunidad artística puertorriqueña que no cuenta con el inestable gobierno isleño para apoyo ni fondos.
“En un momento de tanta inestabilidad cuando las escuelas de arte y los museos están en peligro de cerrar por falta de fondos, la comunidad creativa debe aprender a ser autónoma”, comentó María del Mar Caragol, directora del programa VIP.
Ibarra, cuya galería-estudio queda a varias cuadras del conservatorio se mostró de acuerdo. “Esta feria no contó con muchos auspiciadores o apoyo de la ciudad ni del gobierno, pero es también lo que hace de MECA un proyecto honesto”, expresó. Ibarra y su colega en Km 0.2, Yiyo Tirado, crecieron en Puerto Rico y estudiaron arte en San Juan. A pesar de que arreglárselas no resulta fácil en el panorama actual, están comprometidos con permanecer en la Isla y entendieron que su participación en MECA conforma parte de este compromiso.
“Al existir fuera del modelo tradicional de los centros de convención, está más enraizado en la colaboración y en la edificación comunitaria”, dijo Ibarra. “No solo entre artistas, galeristas y coleccionistas sino diseñadores gráficos, chefs, bares y restaurantes locales para las actividades que tuvieron lugar alrededor de la feria.
Ibarra ni Tirado pueden vivir del arte o las ventas de lo que exhiben en Km 0.2 porque lo reinvierten en la galería. Ibarra trabaja en restaurantes para poder mantenerse y Tirado hace trabajos de diseño gráfico y es maestro en talleres de arte y diseño. Ellos esperan que el crecimiento de la infraestructura del arte como MECA provea nuevas oportunidades para generar dinero del arte.
Del Mar Caragol regresó a Puerto Rico luego de vivir en Argentina al terminar la universidad y comentó que la intención de la feria es ofrecer una plataforma de mercada ausente hasta el momento.
Ella entiende que una feria pequeña como MECA que coloque al arte en primer lugar, puede ayudar a los artistas “a ser más autónomos”, expresó.
“Pueden aprender y comenzar a sentirse cómodos con el mercado del arte y cómo vender su trabajo”, continúo explicando. “No es solo saludable para ellos, sino para el circuito completo. Es saludable para Puerto Rico”.
Esto tampoco quiere decir que tuvieron mucho espacio para practicar en esta ocasión. Las ventas no fueron tantas aunque nada en la feria superó los $20,000 y los grandes coleccionistas puertorriqueños y desde Miami como José Hernández Castrodad, Humberto Ugobono, César Reyes, Jacky Aizenman, y Marie Elena Angulo exploraron el espacio.
Los exhibidores ni el equipo de MECA se desanimaron. Los organizadores de la feria dijeron apostar para largo plazo.
“Sentamos las bases”, dijo del Mar Caragol. “Es la única manera de crecer y que el mercado de arte en Puerto Rico sea reconocido como un lugar en el que los coleccionistas deseen invertir”.
En cuanto al futuro inmediato de la feria, el equipo de MECA discutirá los próximos pasos a seguir. Lo primero será decidir la fecha del próximo año y cómo planchar las arrugas del primer año (como consolidar la sección principal y Mecanismos en un mismo edificio). Luego, regresar a una de las características más interesantes de la feria, ser itinerantes.
“Nuestra meta es llevar MECA por el Caribe, tal vez Santo Domingo, La Habana y Kingston”, dijo Báez. Quizá países de Centroamérica como Panamá que también carecen de una fuerte infraestructura artística serán los próximos.
Las metas que tienen para MECA son ambiciosas, otros dirían que poco realistas, pero si la perseverancia y el apoyo que apuntalaron esta primera edición son indicativos del futuro que les depara, esta advenediza feria está bien ubicada para enriquecer la escena artística y quien sabe si la económica al ayudar a sus artistas y galeristas encontrar comunidad y estabilidad a pesar del caos a su derredor.
* Traducción por Ileán Pérez. Este artículo se escribió originalmente en inglés por Alexxa Gotthardt para Artsy.net.