«Medidas draconianas»: Grecia o Puerto Rico
La semana pasada se publicó en El Nuevo Día el artículo titulado “Hiperbólico Joseph Stiglitz sobre Puerto Rico”, por Jaime Benson, profesor de la Universidad de Puerto Rico. En ella expresa sorpresa y decepción por expresiones realizadas por el economista norteamericano en torno a que las políticas de austeridad que se imponen en Puerto Rico son más draconianas que las establecidas en Grecia.
Comparto la opinión de los que afirman que dicha columna sugiere preocupación entre algunos sectores sobre el impacto en la discusión pública que ha tenido Joseph Stiglitz en su condición de Premio Nobel en Economía. Resulta interesante que el énfasis del colega no es discutir si las políticas de austeridad son draconianas o no. Me parece que su interés es argumentar cuál paquete de medidas son más draconianas: las de Grecia o Puerto Rico. Stiglitz apuesta a Puerto Rico. Él apuesta a Grecia.
Yo no he estudiado en detalle el caso de Grecia. De hecho, lo que conozco es lo mismo que una persona que interesa mantenerse informado sobre los acontecimientos. Sin embargo, me voy a tomar la libertad de comentar algunos planteamientos del colega usando los mismos datos que él ofrece y añadiendo cifras adicionales sobre PR.
En primer lugar, el colega señala que en Grecia –ante el inminente cese del pago de la deuda– intervino la Comisión Económica Europea (CEE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para ofrecerle un rescate financiero de 110 millones de euros a cambio de unas políticas de austeridad que entonces se estimó que equivaldrían a una reducción en la producción de 4.5% anual entre el 2010 y el 2014. Es decir una merma en el Producto Interno Bruto (PIB) de Grecia de 18% en 5 años.
Puerto Rico, por su condición colonial, no tiene acceso a herramientas que tienen países soberanos como, por ejemplo, recibir un rescate financiero del FMI. Aunque no estoy totalmente seguro que una sociedad con otras opciones desée la ayuda de agencias como estas pues usualmente se condiciona a la adopción de políticas de austeridad. De hecho, en la Isla se están implementando unas políticas de austeridad sin un rescate financiero y con una Junta de Control Fiscal (JCF) que estimó el impacto de tales medidas en el PIB de 17% en solo un año. Considero que esto es una diferencia importante y en la cual supongo que Joseph Stiglitz fundamenta parte de sus argumentos para sostener que las políticas de austeridad en Puerto Rico son «mas draconianas» que en Grecia.
En segundo lugar, el colega señala que desde que se implementó el paquete de políticas de austeridad en Grecia el comportamiento de algunos indicadores económicos ha sido el siguiente:
- reducción de 25% de salarios de empleados en el sector público
- recorte de 20% de las pensiones más altas
- despido de 80,000 empleados públicos
- aumento del IVA de 19% a 23%
En Puerto Rico no se ha ejecutado todavía el Plan Fiscal del Gobierno aprobado por la JCF. Por tanto, aún no sabemos los efectos que tendrá. Sin embargo, los mismos se podrían anticipar –siempre con algún margen a equivocarse– si se toma como referencia qué ha ocurrido en el país desde el comienzo de la crisis económica y fiscal a partir del año 2006. Desde entonces, por lo menos, se han estado impulsado políticas de austeridad en la Isla, aunque, para muchos, estas no han sido tan severas como las propuestas en la actualidad. Me limitaré a usar los mismos indicadores a los que se hizo referencia el colega en su columna.
(1) Con respecto a los ingresos de los empleados públicos en Puerto Rico, según el American Community Survey (ACS), la mediana aumentó de $26,090 en el 2010 a $27,186 en el 2015 para los trabajadores del gobierno central. Mientras que para empleados de gobiernos municipales el incremento en dichos años fue de $16,404 a $17,042. Esto representa un aumento de aproximadamente 4% en ambos casos. Es importante señalar que los ingresos incluyen otras partidas además de salarios.
(2) Con relación a los recortes en pensiones de jubilados, la JCF propuso inicialmente reducir las mismas 10%. La propuesta elaborada por el Gobierno de Puerto Rico es recortar progresivamente aquellas pensiones superiores a $2,000 mensuales. El recorte podría ser hasta de 24% para las pensiones más altas; recorte mayor al griego.
(3) Sobre el despido de empleados públicos, de acuerdo al Bureau of Labor Statistics, en enero de 2005 la administración pública del país tenía 305,900 empleados. En enero del 2017 dicha cifra se redujo a 223,600. Esto representa una merma de 82,300 empleados públicos. En términos porcentuales es una baja de 26.9%. Estos datos incluyen Gobierno Central y Gobierno Municipal.
Para comparar con los datos que se ofrecen sobre Grecia, tomemos como referencia el mismo periodo de años; es decir 2010 – 2014. En enero del 2010 los empleados públicos en PR eran 273,900. Mientras, ese mismo mes en el 2014 la cifra era 237,000. Es decir, se perdieron 36,900 empleos públicos o, aproximadamente, un 13.5%. En Grecia los empleados públicos en ese periodo se redujeron en 80,000. En terminos porcentuales esa disminución ha sido estimada en alrededor de 13%.
(4) Por último, tomemos en consideración el impuesto al consumo. En Puerto Rico el impuesto al consumo en forma de IVU comenzó en 7.5%. Actualmente es 11.5% y con posibilidades de que aumente. El incremento, hasta ahora, ha sido cuatro puntos porcentuales. Para efectos del análisis no tomo en cuenta las formas que se implementa el impuesto al consumo en forma de IVU o IVA.
Nótese que –con excepción de los ingresos de empleados públicos– el recorte a las pensiones de jubilados, la reducción de empleados públicos y los aumentos en el impuesto al consumo tanto en Grecia como en Puerto Rico han sido proporcionalmente similares. Si continúan las políticas de austeridad, esperemos también en el futuro un recorte de salario similar al ocurrido en el país europeo. De hecho, aún está sobre la mesa una reducción de la jornada laboral de un día a la semana ó, lo que es igual, 20%. Esto significa un recorte salarial mensual en la misma magnitud.
El colega señala que las políticas de austeridad han provocado una contracción de la economía griega durante siete años con tasas de desempleo superiores al 20% anual. En Puerto Rico la contracción económica ha sido ininterrumpida desde 2006 (excepto en el 2012 cuando hubo un crecimiento de 0.5%, según los datos oficiales) y la JCF, como otros economistas, no proyectan un crecimiento de la economía durante los próximos años. Esto significa, por tanto, una reducción persistente en la producción del país por más de diez años.
Además, las tasas oficiales de desempleo en Puerto Rico han sido por lo general superiores al 10%, aún en periodos de crecimiento económico. Por la forma en que dicha tasa se calcula, múltiples economistas coinciden que actualmente la tasa real de desempleo es mayor de 20%.
En el análisis comparativo que realiza el colega entre Puerto Rico y Grecia hay una diferencia que no menciona. Los cambios observados en Grecia son producto del plan de austeridad impulsado por la CEE, el BCE y el FMI mientras que los cambios observados en Puerto Rico son previos a la implementación del plan de austeridad que fue diseñado por el Gobierno y que ha sido aprobado por la JCF. Por tanto, es muy probable que las políticas propuestas hoy para PR – por su intensidad inédita en nuestra historia – agravarán la crisis económica en la que nos encontramos.
Coincido con el compañero que Grecia no tiene a su disposición las herramientas legales de reestructuración de la deuda que provee a PR la Ley PROMESA a través de la Sección III y la Sección VI. Igualmente, Puerto Rico no tiene las herramientas que tiene Grecia por no ser un país soberano. El debate –si se quiere– podría ser cual de las dos herramientas es más útil (si alguna) para atender ese problema en función de los intereses del país.
Estoy de acuerdo también con el compañero que todo el mundo, incluso los premios Nobel como Joseph Stiglitz, son humanos y pueden incurrir en errores y exageraciones. De hecho, sin restar los méritos que le corresponden a Stiglitz, a mi juicio, otros economistas han explicado de una forma más clara los eventos que vivimos hoy.
En última instancia, el debate de Benson con Stiglitz se inserta en el debate que hubo recientemente entre la JCF y el Gobierno de Puerto Rico sobre el impacto que tendrá el plan fiscal sobre la economía. La JCF, como Stiglitz, sostienen que la economía tendrá una contracción profunda. El Gobierno de Puerto Rico, como Benson, argumenta que la contracción será menor.
Sobre este particular creo que las proyecciones de la JCF son más precisas. Espero equivocarme.