Memoria
Love is lifeforce.
–June Jordan
I know how black it looks today, for you. It looked bad that day, too, yes, we were trembling. We have not stopped trembling yet, but if we had not loved each other none of us would have survived. And now you must survive because we love you, and for the sake of your children and your children’s children.
–James Baldwin
La luz de dos palabras me descolgó la sombra;
animal triste.
–Ángela María Dávila
Josefina Santana Ramos, mi abuela, murió el 5 de septiembre de 2010, luego de más de diez años luchando con Alzheimer’s. En esos años de tanto dolor y olvido, fuimos testigas de lo que el olvido no podía quitarle. Cuando menos lo esperábamos, ella misma nos recordaba quién era. Y es que cuando mi mamá o mis tías le preguntaban si quería comer, mi abuela con mucha claridad respondía en tercera persona: Ella quiere/no quiere comer. Y nos recordaba lo que el dolor nos había hecho olvidar a nosotras, que quien era y quien es, no se reducía a ese momento, que esos últimos años no tenían por qué ser el recuerdo que nos quedara. Con aquello nos decía que era mucho más que la cuerpa postrada en la cama.
Luego de su partida, recogiendo sus cosas, mi madre encontró tres pedazos de papel unidos que hoy reconozco como la carta de amor más terrible y hermosa que he recibido. El primer pedazo contenía una lista de las fechas de nacimiento de todxs sus nietxs; el segundo pedazo mostraba las mismas fechas pero distorcionadas puesto que los años y días estaban intercambiados; y el tercer pedazo de papel solo tenía una línea llena de signos de interrogación. Mi mamá y yo nunca hablamos de esto pero el silencio que se interpuso entre las dos habla mucho de lo significativo del hallazgo. Aunque llevo años pensando en esto, nunca había podido escribirlo. En esos tres pedazo de papel hay un registro latente de resistencia; juntos, como fueron guardados y encontrados, son evidencia de la pérdida de la memoria; las fechas de nuestros cumpleaños y su distorción marcan la distancia que se iba anteponiendo, lo que se le iba yendo de nosotros junto al tiempo. Y entonces los signos de interrogación, esa marca terrible de la concreción de la pérdida haciéndose pregunta y a la vez resistencia, porque comprueba que la memoria es frágil y fragmentada, y es en esa misma fragilidad y vulnerabilidad de la memoria que radica su fuerza puesto que implica que si bien hay algo irrecuperable en ella, también se abre a la posibilidad de intervenirla y reimaginarla.
Retomo el registro de lo más íntimo de mi memoria como un ejercicio ante la imposición de tanto olvido. Y prometo recordarte ante todo, recordarte, porque es imposible pensar una vida sin ti, sin Laura, sin Mara, sin Ángela, sin Audre, sin tantas de ustedes que están aquí y siguen aquí; sobreviviremas juntas no porque seamos infinitas o inmortales sino todo lo contrario. Sobreviviremas porque vivas nos queremos. Porque nos atrevemas a vivir aún con tanto miedo. Y porque aunque traten de hacernos olvidar a toda costa, sabemos que we are the ones we have been waiting for. ((June Jordan))