Mikie Rivera acústico
A Mikie Rivera, cantautor del alma y guerrero de noches estrelladas.
“Yo no sé ni cuánto tiempo llevo haciendo de este canto de madera, una melodía.
Ni de cuándo fue que comprendí que la palabra y la garganta se juntaron para hacerme la poesía.”
–Mikie Rivera, “Soy cantor de una brigada”
acústico: adj. Dicho de un instrumento musical: De sonido no modificado con medios electrónicos.
Inicia con una voz poderosa, estruendosa, y sientes que una imponente sensación cimbra tu pecho. De inmediato sabes que su trova –eso que canta, eso que dice– es contundente y genuina; sin vacilaciones. Alguien que ruge con tanta decisión, que no le tiembla la voz –ni siquiera al rasgar su primer acorde– tiene que ser genuino.Sientes la nitidez de su expresión, la transparencia, la pasión.
Su guitarra también es actor. La convierte en un crisol de sonidos dulces, a ratos melancólicos; melodías que pueden ser tenues o escandalosas; y percusiones vibrantes matizadas de crescendi, que en ocasiones parecieran pegasos galopantes, como en “Piedra y bala”… o eclécticos finales de arpegios relampagueantes, como en “Soy cantor de una brigada”.
Curiosamente, antes de Miguel no había reparado en la guitarra de un cantor. Con Miguel me pasa que su voz tiene unas especiales frecuencias que encajan idealmente en mi espectro interno de sonidos idílicos que embelesan. Algo así como un perfume embriagador. Y con fluidez me deslizo a su canción. Pertinaz, su guitarra cobra vida, desafiándolo. Se impone tan provocadoramente que me incita a abandonar –furtivamente y fugazmente– su palabra y su garganta, hechizada ahora por la fantasía de sus cuerdas. Pero, es Miguel quien templa las cuerdas, haciendo de este canto de madera, una melodía. Así fue desde el principio. Me pasa todavía. Aunque ahora conozco a su guitarra y anticipo su rebelión. La complazco intermitentemente y de nuevo me rindo a la mezcla de madera, palabra y garganta. Es así como aprendí a escucharlos y absorberlos en armonía: la guitarra, la voz y la poesía.
En una ocasión Miguel ofreció un concierto exclusivamente de canciones de su autoría. Aunque suele regalarte interpretaciones magistrales de otros autores: Silvio, Pablo, Aute, Sabina, Serrat… Pero, en aquella ocasión, quiso ofrecer un concierto totalmente suyo.
Pero, Miguel es transgresor, como los revolucionarios… los que cambian el mundo. No acató su propia regla. Su generosidad no se lo permitió. Decidió, con premeditación, hacer un regalo increíble a uno de sus hermanos. En un acto de conspiración íntima, preparó, arregló y montó una canción de su hermano cantautor, la cual solo había sido escuchada por amigos y compañeros muy cercanos. Ensayaba día tras día, empeñado en dominar el ritmo ajeno y hacer una buena presentación. Claro, afinaba todos esos detalles de la perfección que tanto persigue y persigue…
La noche del concierto, el cantautor estaba. Su familia también. El cantautor no sabía. Su familia tampoco. En el programa no se anunciaba. Nadie lo sospechaba. De momento, comienzan a asomarse las notas de su canción. ¿Las reconocería? ¿Se parecían… o eran las suyas? Javier permanecía muy quieto, sin creer. Luego atónito. Conmovido. Esa noche escuchó una de sus canciones estremecer a tantos… Al día de hoy revive el momento de aplausos añejados ya un decenio, con la misma emoción de aquella noche de agosto.
Cuando Miguel canta…
Si alguna vez has estado desapasionado a causa de alguna circunstancia en la vida, desilusionado, o, sencillamente, desmotivado, el mero hecho de escuchar a Miguel cantar te devuelve la ilusión, la pasión, el sentimiento pleno. La voz y la sensibilidad de Miguel y su música irradian todos los rincones del espíritu. Luego de esa memorable experiencia se hace necesario preguntarte cómo has podido estar sin él. Cuánto tiempo ha pasado durante el cual pudiste haber sido más feliz… si tan solo hubieras ido a escucharlo una noche.
Miguel me conmueve, me produce sensaciones mágicas. Me devuelve el aliento si desfallezco, me llena de vida, de alegría, de sentimientos. Pero, Miguel no solo te transporta a lugares idílicos, utópicos. Miguel es uno de esos seres, que por sus principios, sus creencias, sus valores, en su pentagrama viene apuntando notas sobre las situaciones sociales y políticas; sobre lo que nos aqueja y nos perturba; sobre lo que debemos afrontar como individuos y como país. Miguel denuncia, reclama, grita, propone.
Miguel no es un indiferente. Habla fuerte. Decidido. Transparente. Con una base ideológica. Su expresión es contundente. Tenaz. Miguel te convoca a hacer; a no permanecer estático. Miguel es decididamente orgánico.
Cuando te habla de amor, te conmueve. Y cuando te convoca a luchar, te estremece. Alerta tus sentidos y te incita a la defensa de tus principios.
A Miguel le cautivan los enigmas. Las metáforas, lo que se dice sin decirlo. Una de sus canciones, Miguel la codifica con el título: “H.F.”; es una clave para uno de sus hermanos. Quien la haya escuchado podrá recitar sus versos:
Como el invasor/se alimenta de su propio miedo
que cada noche va perdiendo vuelo/porque sabe que aquí estamos prepara’os
que si el pitirre puede contra el guaraguao/el águila también va a temblar…
Convocas a Miguel a luchar por el país y dice presente. Otras veces quien convoca es él. Uno de los grandes cantazos que ha recibido en la vida, fue tras su participación en un comité que llevaba la intención de mejorar nuestro sistema de educación pública superior. Confiaba en poder aportar, al igual que el resto de los miembros de ese comité, en favor de una educación pública de calidad y accesible. Las acciones de quien le convocó siguieron otros rumbos. Se sintió traicionado y denunció y gritó fuerte y claro. Porque sus lealtades están con la institución, con el país, con el pueblo. Y para ello dio lo mejor de sí mismo.
Miguel ama los animales. Creo que su casa por poco llega a ser llamada “La casa de las recogidas”, porque entre la multitud de mascotas que él y su compañera han recogido, rescatado, o sencillamente les han abierto la puerta para dejarles entrar, la mayoría son hembras (un amigo me ha dicho que si la mayoría es del género femenino puedo escribirlo así…). Todas sus mascotas han sido resguardadas con cariño y devoción.
Miguel, además de ser un gran ser humano, también es un buen amigo. A Miguel le gusta una bebida especial. Desde escoger el jengibre fresco en la plaza de mercado hasta rallar, cortar, hervir y servirse una taza de té caliente, tal vez con anís estrellado, así mismo retoma el ritual para compartir con sus amigos cercanos. Esa especial receta de jengibre con leche llevó a instituir la brigada de las tazas de té, o la Cofradía como suelen llamarse; cada uno con una taza especial pintada a mano con decoraciones alusivas al estilo mediterráneo, todas identificadas con sus nombres, para que no se confundan al servir el té.
Miguel no tiene los pies en la tierra; está en otro plano, más despegado del suelo que el resto de los mortales. Es un cuerpo con energías cinéticas y potenciales, además de cósmicas, las cuales comparte a través de sus artes. Porque Miguel, además de cantautor, músico, poeta y actor practica otros buenos oficios. Como el de comunicador. Recuerdo los años en que escuchaba su programa radial, “De noche con Mikie”. Sus cadencias me provocaban una “clandestina forma de ser feliz…”. Miguel también es un handyman consumado, y se defiende muy bien en sus aficiones gastronómicas. ¡Es verdad! Porque Miguel busca hacer las cosas enfilando a la perfección; en su caso podría ser casi una obsesión. Es por eso que su guitarra, su música y su canción invaden el espíritu y el intelecto. Porque pone todo su empeño en ofrecer lo mejor de sí mismo, no importa la faceta en la que se desempeñe.
Ese es Miguel acústico. Miguel, el de la voz y el sentimiento. El de la música. El de la guitarra. El único Miguel. Un ser espiritual, transparente y amoroso; con sus canciones y con la humanidad. Sobre todo, con sus amigos, sus compañeros, su comunidad y su Puerto Rico.
Quienes conservamos “En Cuerdas para cuerdos” y preservamos “El índice de la memoria” tenemos el privilegio de escuchar su madera, palabra y garganta a horas desacordes con las reglas cotidianas. Será preciso guardarlos como un legado, en un cofre o en “una caja de cartón con orquídeas pintadas”. El estuche poco importa; el tesoro está adentro.
De seguro que los miembros de la brigada querrán dejar constancia de su voz, su sentimiento y su guitarra para quienes vengan luego o todavía no lo conozcan. Es preciso, entonces, decir quién es Miguel:
Miguel es el cantor de una brigada, de los que saben escucharlo más allá…
Como él, están siempre con el alma y las manos preparadas, pa’l desquite de lo injusto y la maldad…
Y si alguna vez alguien llegara a escribir sobre Miguel, necesariamente tendría que aludir a su bonhomía. Las fuentes de referencia las encontrará al abrir la caja de cartón con orquídeas pintadas. Así podrá contar al mundo –con fidelidad, con alta fidelidad– la verdad sobre Miguel o Mikie Rivera acústico.