Miriam Colón, una vida en el cine
De Peloteros a Brando, Sally Fields, Al Pacino y Matt Damon
Platicar con Miriam Colón, la actriz que admiro desde que vi Peloteros, fue una sorpresa por su vivacidad, su entusiasmo y sus gestos que delatan la gran actriz que es. Pero, sobre todo, por su generosidad al compartir conmigo las memorias de las películas que filmó con algunos de los directores más famosos y de los actores más admirados de nuestra época. Nos encontramos una tarde calurosa de junio en el teatro que ella fundó, la restaurada estación de bomberos que ella transformó en el Teatro Rodante Puertorriqueño en la Calle 49 de la ciudad de Nueva York. Allí le pregunté sobre Peloteros, la primera película que protagonizó en 1951, con apenas veinte años. Respondió con picardía:
MC: “Yo miraba a esa muchachita, me reía de su carácter y su autoridad. Pero era como una muñequita. “¿Esa soy yo?”, pensé, y me conmovió mucho. Me gustó, por supuesto, trabajar con Diplo, porque él era como una institución y estaba bien interesado en la película. Participaba en discusiones y se le quería mucho, se le respetaba mucho, era como un trabajador más. Por supuesto, yo no soñaba que esa película iba a llamar tanto la atención. Yo cuando eso no sabía nada de análisis del personaje, sino que hacía lo que me daba el instinto y lo que me inspiraba el personaje, era más yo reaccionando a la situación. Recuerdo la seriedad con la que se trabajaba en la DIVEDCO y eso fue el nacimiento del film puertorriqueño, con gente muy seria en los proyectos”.
Sobre su partida a Nueva York después de esa filmación y cómo llegó al Actor’s Studio nos cuenta:
MC: “Yo quería seguir haciendo teatro, conociendo directores, había trabajado con gente bien seria de Puerto Rico, o sea que yo había conocido de lo mejor que había. Entonces pedí esa beca para venirme, fue con deseos de estudiar y seguirme mejorando, eso fue lo que me trajo. Vivía en la calle 18, le decían Corea al barrio porque había una guerra todas las noches, pero yo era feliz con mi mamá. Poco a poco empecé a darme cuenta del ritmo al que se movían los actores, las preocupaciones, las audiciones. Yo oía que decían, “¿Has hecho una audición para el Actor’s Studio?” Todo el mundo hablaba del Actor’s Studio. Yo pregunté y resulta que en aquel entonces, igual que ahora, hacer una audición era lo máximo. Empecé a bregar con la posibilidad de eso. Me preparé e hice una audición, pero no entendía muy bien exactamente cuál era la fascinación. Después de la audición me dijeron, “usted pasó la primera audición”. Era un señor bajito con el pelo gris y yo no sabía quién era… Ese era Strassberg. Él me dijo, “le vamos a permitir que usted empiece a asistir al Actor’s Studio pero usted no es miembro. Si usted pasa la segunda audición -que es una oportunidad que se le dará en el futuro- entonces usted será miembro del Actor’s Studio”, y me dio una temblequera… Por la 50, ahí estaba el local donde daban las clases, el nivel era allá arriba y me entró un nerviosismo tan grande, yo decía, “ay Padre, tengo que saber lo que sabe toda esta gente. ¿Y si no la paso, y si no hago la segunda, ¿qué hago?” La segunda audición no podía ser más de 5 minutos. Había un actor de los establecidos, bastante mayor, para la parte del abuelito, me le acerqué y le dije, “yo voy a hacer una audición aquí, tal vez dentro de meses, usted haría de un abuelo y yo de la princesa”, y gracias a Dios que escogí algo sencillo y bien delicado, no “fireworks”, y con esa escena pasé. Llevo más de 35 años y de los 35, por lo menos 18 fueron con Strassberg.”
Sobre el método y cómo era el entrenamiento, Miriam dice:
MC: “Es muy difícil explicar porque ellos no me enseñaron a actuar, me enseñaron a cómo, utilizando de la fuente de experiencia y sensibilidad que tú ya tienes, puedes analizar y hacer ese sentimiento claro, genuino, sin pretender que tienes emoción cuando no la estás sintiendo. Es cómo utilizar el equipaje de uno para no hacer una imitación sino algo que tú sientes en ese momento. Es difícil de descifrar pero eso es lo más excitante que yo aprendí y que todavía estoy aprendiendo”.
Miriam Colón participó en varias obras de teatro y muchas series de televisión. En 1956 volvió a filmar una película, Crowded Paradise, dirigida por Fred Pressburger. En el 1961 hizo One-Eyed Jacks, la única película dirigida por Marlon Brando. Sobre esta experiencia y su trabajo con este genial actor recuenta:
MC: “Marlon era un encanto, fascinante. Fíjate que trabajó bien duro en esa película y lo mal que lo trataron los críticos, me dio pena. Después de muchos años yo vi la película y me está que es una de las películas “western” más lindas que he visto y sin embargo, cómo lo atacaron. Yo hacía de una niña prostituta en un bar a dónde él iba, un personaje secundario pero lindo.
Miriam vuelve a Puerto Rico para la filmación de la película Isabel la Negra, la primera película filmada aquí en inglés y producida por Efraín López Neris, en 1976. Sobre su preparación para interpretar este personaje y su actuación con el joven Raúl Juliá, narra:
MC: “Isabel era un personaje folclórico, parte de una realidad, lo que pasa es que era una figura extraordinaria. Yo no la conocí cuando estaba en su época de oro, estaba chica para saber verdaderamente quien era, pero me empapé de Isabel como mujer, como negociante, como mujer lista, muy humana. Yo me preguntaba, “¿pero cuál es el atractivo de Isabel?” En cuanto a trabajar con Raúl Juliá, fue maravilloso. Ya Raúl había creado mucha atención en Nueva York porque él era un estudioso incansable y aceptó esa partecita tan pequeña porque quería ser parte del proyecto. El era una institución en el Teatro Rodante Puertorriqueño. Recuerdo que la primera vez que llamamos a actores, miré para afuera y había mucha gente para todos los roles y había un muchacho alto, pelinegro, ese era Raúl Juliá. Fue así como empezó una época hermosa por la experiencia de hacer la obra La Carreta en inglés, en un teatrito en Broadway, The Greenwich Muse. Raúl empezó como personaje haciendo de hermano y terminó como hermano de una familia.”
Sobre la temporada que pasó en Los Ángeles nos cuenta:
MC: “Lo que me llevó a Hollywood fue una obra teatral off-Broadway que se llamaba Mi Cándido. José Pérez hizo el protagonista, yo hice de la hermana. Stella Hold produjo esa obra y a mí me dieron el rol de la hija de la casa, la obra se hizo con mucho éxito off Broadway y todo el mundo la fue a ver. En eso llegó el tiempo en que Rafael Campos, el actor dominicano, hizo Blackboard Jungle y como él era amigo mío y fue a ver la obra y parece que le interesó el rol de Cándido, de limpiabotas. Cuando se fue a Hollywood hizo un escándalo tan grande, las muchachitas detrás de Rafael. Alguien se le acercó para hacer la obra allá y el me propuso. Se formó el proyecto, Rafael quedó de Cándido y el director mandó decir que si yo me pagaba el pasaje, que si me conseguía donde vivir y trabajaba por 50 dólares semanales, que yo tenía la parte asegurada. Y yo dije que sí”.
Y añade:
MC: “Hollywood es muy aburrido, a menos que tú tengas trabajo … esperar a que surja algo… yo como que necesito más movilidad. Me entró la desesperación porque tengo mucha energía.”
En 1981 filma la comedia Back Roads, con Sally Field y Tommy Lee Jones, dirigida por Martin Ritt. Miriam hace el papel de una mexicana que controla la prostitución de un pueblo en la frontera con México, casualmente el mismo rol que ella había interpretado en Isabel la Negra pero ahora en la frontera Estados Unidos/México. Sobre esa filmación Miriam rememora:
MC: “Sí, era mexicana, he hecho más de mexicana que de puertorriqueña. Era una mujer de mucho colorido ese personaje. Recuerdo que estábamos filmando en un pueblo en la frontera y me gustaba cruzar al otro lado. Pero no tenía pasaporte y me detuvieron. Fueron corteses pero me dio miedo”.
De su experiencia trabajando con Sally Field en dicha película comenta:
MC: “Con Sally Field tuve un pequeño accidente en una escena donde yo tenía que hacer así (darle una cachetada) a ella en un momento dado. Practicamos y caímos en la marca, pera cuando tenía que hacer así, por una razón que no entiendo, le di en la cara y le hice una pequeña laceración aquí (en el ojo). Cuando me di cuenta, no sabía qué hacer. Esa señora fue una dama. La curaron y yo me echo a llorar y a llorar. Me daba sentimiento que fuera tan dama, que ella no dijera, “saquen aquella latina y la tienen que sacar ahora mismo”. Podía suceder… Tuvieron que parar como una hora porque se me hincharon los ojos. La recordaré toda la vida”.
En cuanto a su vida personal, nos deja atisbar un poco para revelar cómo combina su trabajo en Hollywood con el de Nueva York y sus relaciones amorosas.
MC: “Esa es la locura mía, me encanta ir a trabajar a Hollywood si sé cuando me vuelvo, cuándo termino, con quién voy a trabajar, quién va a dirigir. Pero Hollywood no es como Nueva York. Estuve como 7 años en Hollywood, sucedieron cosas hermosas en la vida, me enamoré de George Edgar y al poco tiempo nos casamos. Viví diez años con él y después se me murió. Pero Dios es bueno conmigo porque al tiempo me consiguió otro hombre maravilloso, hermoso, talentoso, que es mi marido actual, Fred Valle, que trabaja en las novelas de Miami”.
Dos años más tarde, en 1983, filmaría con Brian de Palma Scarface. Interpreta a la madre cubana de Al Pacino, Mamá Montana. Sobre ese personaje que le ganara amplio reconocimiento internacional y sobre su trabajo con Al Pacino recuerda:
MC: “Al (Pacino) es bien estudioso, con una concentración bien profunda. Yo lo veía en el set y me imagino lo que fueron las reuniones antes que decidieran por las camisas, las palmitas: él estudió meticulosamente los colores que quería para su personaje, especialmente antes de volverse poderoso. No era cuestión de estar haciendo chistes o maldades en el set. Tampoco lo vi que desafiara al director o que se irritara porque a algún actor le fallaran las líneas, o que trajera parte del trauma de su vida al escenario”.
En 1991 Miriam vuelve al cine bajo la batuta de otro gran director, John Sayles, en City of Hope, con el hoy reconocido Chris Cooper, en la que interpreta a Mrs. Ramírez. Luego actúa en 1996 en Lone Star, también dirigida por John Sayles, interpretando a Mercedes Cruz, una mexicana con sentimientos anti-inmigrantes, al lado de Chris Cooper, Kris Kristofferson, Matthew McConaughey y otra reconocida actriz latina, Elizabeth Peña. Sobre su trabajo con John Sayles y este personaje fuerte que interpreta nos relata:
MC: “Lo que pasa es que los actores lo quieren mucho, se paga muy poco porque él es bien económico y los actores lo respetan de tal manera que cuando dice, “tengo un proyecto”, los actores lo hacen. Cuando hice la segunda película, él me llamó a la casa personalmente, que no se acostumbra en Hollywood. Yo no lo creía, pero él seguía hablando y seguía hablando y yo me puse nerviosa. Hice una parte buenísima, trabajando con Elizabeth Peña, a quien quiero mucho. Él se sabe lo suyo y es totalmente accesible con el actor y muy atento por si te puede clarificar algo”.
Entre estas dos películas, Miriam vuelve a las series de televisión y a filmar como el personaje de la nana en La casa de los Espíritus, dirigida por Bille August. En 1995 retorna al cine con la comedia romántica Sabrina, interpretada por Harrison Ford, Julia Ormond y Greg Kinnear, dirigida por Sydney Pollack. En esta cinta Miriam interpreta la sirvienta de la casa del magnate caracterizado por Harrison Ford.
En 1996 filma Oedipo alcalde, una coproducción Colombiano-Española con Perugurría y Ángela Molina, dirigida por Jorge Alí Triana y en la que interpreta a Deyanira. En el 1999 filma la película Gloria e interpreta el rol de María. Posteriormente vuelve a tener una gran oportunidad en Hollywood en All the Pretty Horses con Matt Damon y Penélope Cruz. En esa cinta interpreta a Doña Alfonsa, una hacendada del norte de México, otro personaje fuerte que se opone a la relación amorosa entre los dos jóvenes, Cruz y Damon. Narra que no coincidió con Cruz en los llamados, pero sí con Damon.
MC: “Matt Damon es divino, es bien privado, respetuoso, no es demasiado comunicativo, él en lo suyo, bien preparado, un placer”.
Un año después, en 2001, interpretaría a una mujer puertorriqueña fuerte en The Blue Diner, dirigido por Natasha Estébanez, filmada en Boston, con otra puertorriqueña, Lisa Vidal, como su hija:
MC: “Cuando Natasha Estébanez me entrevistó para esa película, yo no había conocido libretistas puertorriqueñas que estuvieran trabajando en Hollywood. Me estuvo curioso que fuera puertorriqueña. Me dijo: “Cuando se estaba escribiendo el guión, yo pensé en tratar de conseguirla a usted”. Me pareció tan bonito. Ella quería que yo le hiciera el papel de la mamá de Lisa Vidal. Esa mujer es trabajadora, es de nuestro pueblo y esa señora, la madre, la hice con mucho cariño y la película quedó tan bonita… yo me pregunto en dónde van a enseñar esa película ahora”.
Sobre el rol que más le gustaría interpretar, responde:
MC: “Creo que eventualmente el rol de la madre en La Carreta. Sé que eventualmente se me ofrecerá el rol de esa madre, y lo haré con mucho gusto. Pero no ahora, porque estoy cansada y ansiosa… Esta lucha de Nueva York, ¡ay Dios mío, no hay descanso!”
Lo que para nada significa que desee retirarse:
MC: “¿Qué hace uno cuando se retira? ¡Nada! Yo no coso, no tejo, no pinto, no escribo. ¿Qué voy a hacer yo si lo único que sé es esto? ¿Qué será de mi vida? ¡Qué sé yo! Si voy a morir, prefiero morir así”.
En esta mujer que anda siempre con expresividad a flor de piel tenemos una gran actriz que sigue trabajando constantemente en televisión, cine y teatro y que morirá con las botas puestas, regalándonos muchos más personajes memorables.*Gracias al auspicio del “Summer in Residence Program” del Faculty Research Network de NYU y la Universidad del Sagrado Corazón. NYC, verano 2011