Notas a «Crónicas del colapso», de Emilio Pantojas
Crónicas de Colapso recoge los ensayos periodísticos publicadas por Emilio Pantojas García entre el 2000 y el 2013 en diversos periódicos offline y algunos online. El hilo conductor de estas es, asevera el autor, el “colapso del proyecto de modernidad desarrollista instaurado por el Estado Libre Asociado como arreglo político y por Operación Manos a la Obra (o industrialización por invitación) como estrategia económica”(17).
Una lectura de Crónicas del Colapso, un texto periodístico de un sociólogo, requiere reconsiderar la práctica sociológica, no limitarla a los espacios académicos o al ámbito de la ciencia básica. La práctica sociológica que produjo esas columnas periodísticas supone un sociólogo operando tanto en espacios académicos como en espacios extra-académicos. Se trata de un sociólogo, Pantojas, que entre otras cosas produce sociología para los medios y su público. Si Pantojas no es un reportero profesional tampoco es un doxósofo, uno de esos comerciantes de opiniones que tanto criticó el sociólogo francés Pierre Bourdieu. Pantojas les llama alquimistas, refiriéndose específicamente a los politólogos y analistas políticos, figuras tan popular en la radio y la televisión puertorriqueña. Para Bourdieu la sociología se contrapone al doxósofo, una postura compartida por Pantojas:
Los/as científicos/as sociales tenemos que dejar claro que hay una diferencia entre el análisis social serio y la propaganda política disfrazada de análisis. Para ello no contamos con muchos medios y, a pesar de su poca credibilidad, las predicciones de Anita Casandra y Juan Manuel García Passalacqua venden más periódicos que el descubrimiento del genoma. (242)
Crónicas del Colapso, afirma su autor, es el producto periodístico de un sociólogo y no de un taumaturgo. Pantojas señala que:
No se trata de ensayos de análisis abstractos sino de artículos escritos con el propósito de intervenir e incidir en la discusión pública de asuntos económicos, políticos y sociales con un lente diferente. Se trata no simplemente de opinar, sino utilizar herramientas de análisis sociológico para cuestionar verdades aparentes o planteamientos demagógicos. Se utilizan las herramientas de la sociología para esclarecer puntos en controversia utilizando un lenguaje sencillo pero con un análisis riguroso (22).
Se trata de ensayos a través de los cuales Pantojas se incrusta en los medios de comunicación masiva, y con ello a la esfera pública, para comunicarle al público los “hechos inconvenientes” de los que hablaba Max Weber, destinados precisamente a disputar esas “verdades aparentes». Es precisamente su inserción en la esfera pública lo que ubica a Crónicas del Colapso en el contexto de lo que el sociólogo Michael Burawoy llamó sociología pública, a lo que apunta el propio Pantojas. El texto es una muestra de lo que Burawoy llamó una sociología pública tradicional, refiriéndose precisamente a los sociólogos que escriben sobre diversos asuntos para las páginas periodísticas y que instigan debates públicos, aportando lo que Danilo Martucelli llamó “un valor agregado a la acción social.” Pero en el contexto de la división del trabajo sociológico la sociología pública es una de varias sociologías, que aparte de esta incluye también la sociología práctica, la sociología profesional y la sociología crítica. Estas sociologías son para Burawoy interdependientes, vinculadas aun cuando su relación es muchas veces conflictiva. Crónicas del Colapso aunque predominantemente una sociología pública se nutre de estas otras sociologías a la vez que participa de ellas. Efectivamente, y resultado tal vez de los intereses e investigaciones previas de Pantojas, centrados en las estrategias de desarrollo económico en la Isla, Crónicas del Colapso brinda propuestas de política pública, especialmente políticas económicas, lo que esperaríamos de una sociología práctica, que Burawoy llamó en inglés policy sociology.
El carácter público de los anales de Pantojas constituye una de las contribuciones más importantes de su libro, una que a otros sociólogos y científicos sociales nos corresponde corear. Precisamos más sociólogos participes de los debates públicos, sobre todo participes de la discusión pública de las estrategias económicas y la cuestión político-económica, principalmente para traer a la mesa sus consecuencias sociales. Y es precisamente la injerencia de Crónicas del Colapso en esa discusión lo que me gustaría comentar a continuación.
A aquellos familiarizados con Development Strategies as Ideology, también de la autoría de Pantojas, me entusiasma informarles que hallarán en Crónicas del Colapso una cierta continuación al primero, extiende el estudio de las estrategias de desarrollo y los “ciclos de crecimiento centrados en la legislación federal,” que en el primero concluyó con la estrategia de las altas finanzas y la alta tecnología, la maquilodora strategy. Me refiero a ese otro libro no solo porque el más reciente continúa el primero, sino porque ya en el primero, en Development Strategies as Ideology, Pantojas vaticinaba el colapso de desarrollismo local. Y en un artículo publicado en Puerto Rico en la Economía Política del Caribe este también lo sugirió a la vez que cuestionaba el proyecto político-económico de la administración de Hernández Colón:
En cualquier caso, debe quedar claro que el principal beneficiario del nuevo modelo de inserción de la isla en la economía regional será el capital transnacional norteamericano, ligado a las industrias electrónicas y farmacéuticas, así como las instituciones bancarias internacionales. Los beneficios para las clases trabajadoras puertorriqueñas, caribeñas y centroamericanas serán mínimos. Las clases propietarias e intermediarias locales, como de costumbre, obtendrán algunos beneficios y prebendas. La ironía de todo este plan es que el peón se convierte en capataz. Puerto Rico, una colonia con un ahorro nacional negativo, una tasa de inversión baja y un desempleo de 20 por ciento, será la fuente para el financiamiento de la inversión de transnacionales norteamericanas en el Caribe y Centroamérica. Solo podemos cuestionar, ¿cuán sólido puede ser el fundamento del desarrollo futuro de Puerto Rico y la cuenca del caribe dentro de ese esquema? (136)
Y junto a James L. Dietz en un artículo titulado “Puerto Rico’s New Role in the Caribbean», publicado en Colonial Dilemma, escribió:
The most disturbing question, though, is if the CBI [Caribbean Basin Initiative]is not simply another step in the formation of a Pan-American free market under the aegis of the United States. If it is, Puerto Rico seems to be carving for itself the role of foreman of the Caribbean, a position within the the regional and international división of labor that may be doing it more harm tan good (115).
Y mucho daño le hizo, pues ni siquiera las 936 sobrevivieron. El advenimiento de varios acuerdos regionales de cooperación económica; el fortalecimiento del neoliberalismo y el neoconservadurismo estadounidense; la redefinición del Caribe, y con ello de Puerto Rico, como un espacio secundario en la geopolítica imperialista estadounidense, y el triunfo del Partido Nuevo Progresista liderado por Romero garantizaron su desaparición y el fin del espacio especial de la Isla en la economía estadounidense. Estos fueron algunos de los factores que como demuestra el autor detonaron la implosión del edificio improductivo en nuestros días.
En fin, Crónicas del Colapso devela lo que pasó en la Isla después de la fallida estrategia desarrollista de las altas finanzas y la alta tecnología y los factores que concretaron la desaparición de las llamadas 936, parte de las causas de la crisis económica y política que hoy enfrentamos los puertorriqueños. De hecho, una de las contribuciones más importantes del libro es precisamente su diagnóstico de las causas de la crisis, uno que debería ser cuidadosamente estudiado por los interesados en el tema, dentro y fuera de la academia.
El arranque de Pantojas en Crónicas del Colapso es lo ya conocido e incontestable, que el proyecto económico del ELA fracasó terriblemente. Asimismo se vino abajo su proyecto político; el ELA perdura pero deslegitimado y descalificado por una gran parte del público. Como advierte el propio autor: “A los 61 años el ELA y el país han colapsado», declarando además que:
Observar a Puerto Rico en los primeros años del siglo veintiuno es como presenciar la implosión de un edificio moderno cuya funcionalidad llegó a su fin. Pensar a Puerto Rico es como recordar el potencial de algún atleta que perdió su norte y ve tronchada su carrera. Hemos transitado de la casa pobre del Caribe (the poorhouse of the Caribbean, como le llamó el último gobernador norteamericano, Rexford Guy Tugwell), a la vitrina de la democracia y el desarrollo (como la denominó la revista Times en 1958), a la periferia de la postmodernidad. Un país del “cuarto mundo”—como describe Manuel Castells en el tercer volumen de su libro End of the Millenium, que ha sido marginado de los circuitos de inversión, producción y consumo globales del Capitalismo avanzado. La clase política que nos dirige (una kakistocracia bipartita) ha convertido el estado en su fuente de riqueza y la élite empresarial criolla depende del gobierno para obtener jugosos contratos principalmente en servicios de consultoría, publicidad y relaciones públicas, construcción y seguros de salud.
Lo novel de ese análisis no es su ratificación del colapso y mucho menos que responsabilice como una de sus causas principales al mal gobierno de los infames—la kakistocracia—sino más bien el desenlace señalado por Pantojas, el ingreso de la Isla al ámbito del cuarto mundo. Las ruinas de la implosión son el signo de esa nueva condición de la isla, la de un fragmento desterrado de la órbita tercermundista, y una vez semi-periferia, que hoy es parte del cuarto mundo, un mundo desligado de las principales redes de la economía capitalista.
Para Castell el cuarto mundo, un espacio no limitado a fronteras geopolíticas, está constituido por poblaciones enteras o fragmentos de poblaciones no conectadas a las redes importantes de la nueva economía, la economía de la información o la informática, incluyendo por supuesto a esa infraestructura material y virtual que llamamos la Internet. Son poblaciones que no producen ni consumen lo que es considerado importante en la “sociedad de las redes.” Esa posición fuera de las redes económicas, afuera de la sociedad de las redes, agrava los niveles de pobreza, desigualdad y miseria así como la exclusión, la polarización, y la opresión, en los sentidos definidos por Castells en The Information Age. Para Pantojas el retraimiento creciente de la Isla de las redes principales de la economía capitalista, de los circuitos de producción, distribución, intercambio y consumo, ha conducido a la Isla, en apenas una décadas, al cuarto mundo. En Puerto Rico los niveles de la pobreza y desigualdad socio-económica, el empobrecimiento y la movilidad hacia abajo de muchos en la clase media, y el hundimiento de aquellos que ya sufren una gran pobreza, y los altos niveles de desempleo, exacerbados como consecuencia de la crisis, son indicadores del progresivo ingreso, posiblemente sin regreso, de la Isla al cuarto mundo.
A pesar de lo novedoso del argumento y de la gravedad que supone la incorporación de Puerto Rico al cuarto mundo la discusión del asunto en Crónicas del Colapso es lite, esto por no tratarse de ensayos de análisis abstractos sino de una colección de ensayos periodísticos. El asunto requiere de mucha más elaboración, análisis y demostración, lo que presumo es parte de la agenda investigativa de Pantojas. Pero desde la perspectiva de la sociología pública, y de la sociología practica también, lo realmente importante no es explicarlo sino más bien, y como insistía Karl Marx, cambiarlo. Es precisamente con ese propósito que Pantojas ofrece en Crónicas del Colapso, algunas soluciones, las que me limito a mencionar dejando al público su evaluación y posible realización. Pantojas propone primero, dejar atrás las viejas estrategias de desarrollo fundamentadas en estímulos federales, en alternativas similares a la 936, y promover en cambio modelos de desarrollo autosustentables. Se trata de promover, estimular y concretar la autogestión económica, incluyendo la facilitación y apoyo a economías solidarias en las áreas de vivienda y ayuda mutua. Esto incluye también apoyo a las pequeñas empresas.
Propone también convertir a Puerto Rico en un “centro regional de servicios” destacando la creación de empresas conjuntas con capitales mexicanos y canadienses, aprovechando que Puerto Rico es parte de los acuerdos regionales entre México, Estados Unidos y Canadá. Otros servicios a destacar incluyen la educación en línea o a distancia, particularmente en la educación posgraduada o educación continua. Incluye también promover la industria de otros servicios profesionales, especialmente servicios en línea. En adición recomienda cabildear ante el gobierno estadounidense la autonomía comercial para lograr tratados comerciales con otros países y convertir a Puerto Rico en una zona franca, vía el desarrollo del puerto ponceño, para el comercio regional, la investigación y el desarrollo, y la transferencia tecnológica. También exhorta a convertir a Puerto Rico en miembro del Banco para el Desarrollo del Caribe y la Asociación de Estados del Caribe. Finalmente, propone promover el consumo turístico y el turismo de consumo así como el consumo de alto valor, ecoturismo y el turismo deportivo, por ejemplo. Incluye también explotar el sector de eventos internacionales. La meta de todas estas propuestas es, esencialmente, re-insertar a Puerto Rico en las redes de producción, distribución, intercambio y consumo del capitalismo tardo-moderno pero sin “plegarse a las presiones estructurales del proyecto neoliberal.”
Pantojas, a través de su Crónicas del Colapso, interviene en la esfera pública para delinear con claridad los procesos que llevaron a la Isla a la crisis económica, social y política que enfrenta, un esquema cuyo valor para la acción colectiva es ciertamente positivo. Les invito por ello a leerlo y discutir su diagnóstico así como las posibilidades de sus recetas para el futuro.
* El texto es una versión revisada de la presentación realizada el miércoles 9 de abril del 2014 en el Recinto Universitario de Mayagüez.