Nueva oportunidad de desarrollo para la radio
Esos momentos de crisis han dependido de factores circunstanciales como el desarrollo socioeconómico de países en particular y el comportamiento de la industria de las comunicaciones.
En Puerto Rico, desde el principio, la radio fue recibida con recelo por parte de los empresarios de la prensa escrita. Por su naturaleza, desde aquel 3 de diciembre de 1922, la radio tuvo como una de sus fortalezas la transmisión de información de interés para la audiencia.
Rápidamente se crearon programas de noticias, pero sus productores tuvieron que suscribirse a agencias noticiosas de Estados Unidos y dar énfasis a temas internacionales porque los dueños de periódicos prohibieron a las emisoras leer sus páginas al aire ya que, alegaban, les restaba ventas.
Tomó varios años para que los empresarios de prensa escrita se dieran cuenta de que levantar tal prohibición tendría un efecto positivo en las ventas y no lo contrario.
Superado ese primer enfrentamiento, la radio comenzó su desarrollo real hasta que en la década de 1950 se encontró de frente con una nueva amenaza, mucho más fuerte que la primera. Con la llegada de la televisión, la radio, tanto en Puerto Rico como en otros países industrializados, fue perdiendo parte del atractivo que había logrado en el público y se enfrentó a su única alternativa para sobrevivir: evolucionar.
La solución que encontró para mantener su vigencia fue la especialización. Las emisoras empezaron a ofrecer diferentes formatos de programación especializados como los de música continua en un solo género, programas hablados y noticias.
Así aparecieron emisoras especializadas en baladas, rock and roll y el formato Top 40 que transmite sólo los 40 éxitos más populares del momento. Otras estaciones se decidieron por programas hablados y otras por una combinación de noticias y música, entre otros formatos.
Nuevamente, la radio tuvo éxito en su apuesta y entró entonces en una de las etapas de desarrollo más abarcadora, que cubrió facetas como la tecnológica y la numérica (cantidad de estaciones), además del contenido.
En la década de 1990, el número de estaciones de radio en la isla llegó a 118 y el índice de audiencia llegó a un 96% de la población, según un estudio de la firma Asesores Inc., realizado en 1992.
Concluida la primera década del siglo 21, son las nuevas tecnologías, especialmente la Internet, las que representan una aparente amenaza a la estabilidad de la radio. Sin embargo, las ventajas que ofrece la Internet, como la inmediatez de la información y la retroalimentación casi instantánea también son ofrecidas por la radio, cuya desventaja radica en la ausencia de lo visual.
Otra desventaja, que ya pronto quedará subsanada, es el alcance de las emisoras, que con la digitalización y los progresos en la transmisión satelital, permitirá que las emisoras puedan escucharse al otro lado del mundo.
Aún así, esa desventaja podría estar subsanada si tomamos en cuenta que la llamada fusión de plataformas ofrece ya la posibilidad de escuchar emisoras de radio por Internet y cada año los “software” que lo permiten son mejorados. De hecho, hay emisoras que sólo transmiten por ese medio. Pero la calidad de sonido aún está en duda, especialmente en los formatos musicales.
Ciertamente, el futuro de la radio se vislumbra positivo. El acceso a la Internet, comparado con el acceso a la radio, aún requiere de equipos (computadoras o teléfonos celulares) mucho más caros que un receptor radial. Además, para navegar la Internet, se necesita utilizar más de un sentido, lo que no es necesario con la radio, la que se puede disfrutar incluso realizando otras actividades (como conduciendo un auto).
Por tanto, las nuevas tecnologías no significarán una amenaza real sino una nueva oportunidad de desarrollo.
* El autor es director del departamento de noticias de WRTU, Radio Universidad.