Ponce de León, dos reyes, y la memoria maltrecha sobre lo que se volvió San Juan
Recuerdo los bombos y platillos con los que recibieron al rey Juan Carlos y a la reina Sofía en mayo del 1987. Siendo un piojo de ocho años, tomaba clases de arte en un salón con vista directa al área donde ahora está situado el Tótem Telúrico. Para marcar la ocasión, el gobierno de Hernández Colón pintó la fachada del entonces abandonado Cuartel de Ballajá con un enorme mural cuyas proporciones lo hacen imposible de olvidar. Estaba divido en tres banderas de igual tamaño. En su centro, colocaron nuestra monoestrellada, originalmente izada para sacar a los militares españoles que un siglo antes se acuartelaban allí. A su lado, pusieron la “Old Glory” estadounidense para recordar a aquellos que acribillaron a los residentes del antiguo cuartel con artillerías devastadoras. Para añadir otra ironía, en el lado opuesto colocaron la rojigualda española, anteriormente defendida allí por quienes lucharon por preservar su control militar y sus privilegios coloniales sobre Borikén. Fueron estos militares los que también reprimieron a lxs que originaron esa insignia—la segunda de dos banderas gemelas—cosida en solidaridad con lxs que luchaban hasta la muerte en tierras cubanas para expulsar a España de ambas colonias. Lo que se supone que fuera un tributo a la primera visita de un rey español a Puerto Rico quizás era cónsono con un sentimiento de buena voluntad diplomática o de negocios. Pero del punto de vista de “preservación histórica”–y de eso se trataba la entidad creada para restaurar a Ballajá en ese preciso momento– el mural tenía poco sentido. Suprimía la memoria de conflictos de gran envergadura que se dieron en ese lugar solo tres generaciones antes y que siguen siendo consecuentes. Por otro lado, cantidades incalculables de pintura no lograban encubrir la estructura dilapidada a sus espaldas, fruto y símbolo de los estragos del coloniaje puro y duro de ayer y hoy.
Recuerdo que luego de completarse aquel mural, el estacionamiento de fango ubicado donde ahora existe la Plaza del Quinto Centenario fue convertido en una gran zanja. Por razones obvias, esto nos trajo mucha curiosidad a los pupilos de la Liga de Arte que mirábamos distraídamente hacia la brecha frente al mural mientras intentábamos hacer cerámicas. Primero nos decían que era para la construcción de una plaza y un estacionamiento. Luego nos encandilaron la imaginación con la noticia de que excavaban restos de barrios y yucayeques derrumbados y olvidados, metáforas in situ de lo que reprimimos en nuestras psiquis individuales y colectivas. Había allí evidencia de un asentamiento de nuestros primeros pobladores arawakos, los Igneri.[1] Las fechas de carbono 14 procesadas indicaban que los habitantes originales de esa punta vivieron entre 200 a 400 años después de cristo. Me imagino ese hermoso lugar, sin turistas ni murallas ni edificios, solo con una serena aldea de pescadores. Hacían sus quehaceres sin la pesadumbre de enterarse que a cinco mil millas por donde sale el sol, el emperador Romano Constantino desataba una campaña de conversión por todas las esquinas de su imperio. Fundaba así el cristianismo imperial agresivo que Colón y luego Juan Ponce de León utilizarían como pretexto para invadir y esclavizar a los descendientes de estos Igneris mil años después, sin incurrir en pecados oficiales gracias a la labor deshumanizante que realizaban palabras como “idólatras,” “indios,” “caníbales” o “negros.”[2]
Podríamos especular lo que esos Taínos pensantes y sintientes opinarían sobre Ponce de León. Dudo que se dijeran entre sí: “este tipo es bien violento y malo con nosotros pero ¡¿qué se puede hacer si ha sido condicionado por la mentalidad de su época?!” También me pregunto qué pensarían de aquellos frailes dominicos –algunos aposentados por Ballajá– que criticaban duramente a los esclavistas encomenderos que los atormentaban. Me refiero a personas como Bartolomé de las Casas que sirvió bajo el mando de Ponce de León en La Española. Luego de colgar la espada y asumir el hábito, De las Casas fulminó contra los abusos de la Conquista ante la corte del Rey Carlos I y hasta le negaba la absolución a quien no dejara en libertad a sus indígenas esclavizados. Aunque algunos lo consideran el fundador de la teología de la liberación y de los derechos humanos internacionales, su beatificación ha sido bloqueada por católicos que acusan a De las Casas de haber promulgado una “leyenda negra” sobre la Conquista.[3] El mismo Felipe VI aparenta estar montado en ese tren pues acostumbra obviar las atrocidades que se cometieron en las Antillas documentadas y reconocidas por lxs que estudiamos el pasado académicamente. Por ejemplo, hace tres años, mientras visitaba la Habana para celebrar el quinto centenario de la capital cubana, comentó que la historia de los españoles en las Américas forma “algo singular y extraordinario en el mundo” y que debe ser “valorada y comprendida lógicamente en la óptica de los siglos en que tuvo lugar.”[4] Ahora que visitó a San Juan para conmemorar otro quinto centenario, el rey se limitó a repetir banalidades semejantes.[5] Por eso me pregunto, ¿que habrá dicho o pensado Felipe VI al enterarse de lo que le hicieron recientemente a Juan Ponce, irónicamente al lado del convento que probablemente albergó a Fray Bartolomé durante sus estadías por Puerto Rico? Si verdaderamente lee, ¿qué pensará de las conocidas denuncias que De las Casas hizo en torno a masacres –algunas comandadas por Ponce de León– en las que emboscaron, quemaron vivos y hasta descuartizaron a cientos de Taínos incluyendo niñxs? ¿Sabrá el rey que estas brutales victorias fueron las que permitieron que el pequeño noble Juan Ponce llegara a ser gobernador de Higüey en Kiskeya y luego gobernador y conquistador principal de Borikén? ¿Que pensará el visitante borbón de los textos donde este fraile que estuvo presente en dichas masacres las llamó “carnicerías”?[6] ¿Considerará ese testimonio y esa opinión contemporánea como evidencia de la “la óptica de los siglos en que tuvo lugar”? ¿”Valorará” y “comprenderá lógicamente” las palabras del fundador del convento construido en 1523 frente a donde ahora se tambalea la susodicha estatua? Años antes, desde su púlpito en Santo Domingo, este fraile llamado Antonio de Montesinos confrontó al Virrey Diego Colón y a sus camaradas encomenderos con las siguientes denuncias:
“todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y creador, sean bautizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto, que en el estado que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo.”[7]
Les cuento esto para subrayar que en el Viejo San Juan y en la totalidad de Borikén, nuestra memoria colectiva anda más torcida que un bejuco de parcha. En parte se debe a monumentos conservados encima de áreas que literalmente se taparon u olvidaron (ej., el barrio de negrxs y mulatxs marginados de Ballajá).[8] Gracias a los currículos escolares, se propaga una versión propia de Disneylandia de quiénes supuestamente fueron los fundadores de la colonia española en Puerto Rico.[9] Y la Iglesia Católica oficial no ayuda pues muchos ahí ven a Juan Ponce como el patriarca del cristianismo en la nación (por lo menos eso nos da a entender el montaje de su tumba reubicada en la Catedral).¿Y a quién le enseñan, por ejemplo, que a Cristóbal Colón lo enjuiciaron en España por los abusos que él y sus hermanos cometieron, no solo contra Taínos sino también contra colonos españoles? No fueron hipis o taínos reconstruidos de hoy que viajaron en una máquina de tiempo y lo mandaron a traer en grilletes a España. Fueron personas de su época las cuales denunciaron atropellos como el de amarrar a una mujer española a un burro, desnudarla, y pegarle con látigo por alegar falsamente un embarazo. O de cortarle la lengua a otra mujer blanca por maldecir el linaje de los Colón. O de mandar a ahorcar a colonos raqúiticos acusados de ir a pedirle comida a los Taínos.[10] La gente que pasean frente al Teatro Tapia en San Juan, o por la Playa Caracoles en Arecibo, ¿sabrán que el tan homenajeado Colón instituyó un régimen de minería forzada a través del cual mandaba a cortarle las manos de los Taínos que no le trajeran suficiente oro?[11] ¿O de que permitía a sus secuaces secuestrar mujeres indígenas –algunas con solo nueve o diez años según documentos– para que se las regalaran o vendieran entre sí como esclavas sexuales?[12] ¿O de que su hijo Diego, segundo Virrey de Indias, fue el primero en instituir un código de ordenanzas para cimentar y proteger violentamente la esclavización de africanxs y sus descendientes en las nuevas colonias?[13]
Creemos que conocemos a los Colones y Ponce de Leones, pero ignoramos las denuncias públicas que le hacían en su época.[14] Peor aun obviamos que la historia humana de San Juan comenzó hace por lo menos mil ochocientos años y no hace cinco siglos como nos insinúan con estos quinto centenarios.[15] Mucho menos sabemos de las miles de personas atropelladas por su raza, género, clase o religión y luego silenciadas en la memoria. Son ancestros que están tan presentes en nuestros árboles genealógicos pero que algunos de nuestros otros antepasados oprimieron y luego suprimieron. No nos ayuda que la historia que se enseña en libros y currículos puede parecer aburrida e inaccesible. Sin embargo, no podemos olvidar que la historia verdadera –pensada como memoria colectiva y no como mamotreto– posee un poder singular sobre cada unx de nosotrxs. Es el molde dentro del cual reproducimos nuestra idea de ser individual y colectivo, muchas veces sin darnos cuenta. Con esas piezas ensamblamos nuestra imaginación sobre el futuro.
Resumiendo, la historia no es un simple registro de lo que pasó, punto y se acabó. Nunca es inocente o apolítica. Siempre es y será un campo de batallas interpretativas sobre lo que se recordó y lo que forzadamente o negligentemente se olvidó. Es un inevitable proceso de deliberación colectiva y constante por medio del “recordar” (i.e., re+acordar). ¿Entonces por qué el gobernador Pierluisi o el alcalde Romero quieren que re-acordemos que Ponce de León hizo cosas buenas para Puerto Rico y que las cosas malas se deben barrer bajo la alfombra de nuestra ignorancia colectiva? ¿Qué visión de pasado y, por ende de futuro, se reproduce con eso? ¿Y por qué Felipe VI omite que personas como Ponce de León o los Colón eran figuras controversiales no solo ahora sino también en sus épocas? ¿Por qué no lo menciona en sus discursos para darle más balance histórico y apologético a sus pronunciamientos?
¿Y por qué los gobernantes estadistas actuales tienen tanta afinidad por la estatua de Ponce de León? ¿No se dan cuenta que en los cincuenta estados que tanto idealizan hay alcaldes y gobernadores quitando estatuas de figuras de ex-confederados y/o ex-esclavistas por doquier?[16] ¿Por qué tanta resistencia a la idea de remover a Juan Ponce de la Plaza San José, si en Estados Unidos tal cosa está “super in”? Si se quejan de la metodología clandestina adoptada por lxs que temporariamente derrumbaron la efigie de nuestro primer gobernante abusador, ¿no sería buena idea desincentivar dichos actos de vandalismo demostrando que existen maneras no violentas y/o cuasi-democráticas de rediseñar lo que se re+acuerda en los espacios públicos?
Independientemente de si aprobamos o no cómo se intentó remover la estatua a lo Juan Ponce de León –quien creo que también hubiese derrumbado estatuas que no le gustaran a la fuerza– propongo al alcalde Romero, a la legislatura municipal de San Juan, al gobernador Pierluisi y a la Junta Directiva del Instituto de Cultura lo siguiente:
- Que se reubique la estatua al patio de la Casa Blanca. Nadie va a derrumbar ese castillo y siempre será un lugar asociado con los Ponce de León así que ahí puede permanecer tranquilo. Además, no sería gran pérdida para los que creen que se debe rememorar como figura histórica ya a que aparte de la Casa Blanca, existen dos tumbas de Ponce de León, la original en la Iglesia de San Juan y la reubicada en la Catedral. Ese cuarto monumento en la Plaza San José es superfluo así que mejor sería que manden a Juan Ponce pa’ su casa.
- Que se haga una convocatoria para considerar ideas de lo que se puede poner en la Plaza San José. Algunxs dicen que debería ser una estatua de Agüeybaná El Bravo o de un prócer probablemente criollo macho, pero personalmente pienso que ya basta con los homenajes falocéntricos e individualistas. Deberíamos explorar otros modelos de re+acordar públicamente, por ejemplo, instalando una estatua de bronce de una mujer Igneri simbolizando a un pueblo, acompañada de placas educativas sobre lxs primeros pobladores de la isleta.[17] También se podría colocar allí uno de los varios megalitos cubiertos de petroglifos arawakos que se encuentran en los ríos y montañas de Borikén. Eso sería un palo con los turistas. O quizás deberíamos ver cuáles instalaciones interesantes proponen artistas locales o hasta internacionales. Seguramente surgirían propuestas prometedoras que se podrían discutir públicamente.
- Que se le invite al Rey Felipe VI y al gobierno de España a que contribuyan fondos para financiar ambos proyectos. Sería buena movida para un rey comprometido públicamente con redefinir la monarquía. También sería un buen uso del tesoro nacional del pueblo español quienes sufragan la exquisita vida que vive el rey y su familia.
- Que se construyan placas e instalaciones a través de las partes más antiguas de San Juan que eduquen no solo sobre nuestros antepasados indígenas o sobre las complejidades de los colonos y evangelizadores originales, sino también sobre las comunidades históricamente discriminadas por su raza, etnia o clase. Así re+acordaremos que la historia de la vieja capital ha sido marcada no solo por invasiones externas sino también por ocupaciones y ofensivas internas, tanto hace siglos como hoy.
No propongo esto sarcásticamente. Mi intención es estimular a que discutamos alternativas serias sin politiquería partidista. Sin distinción de preferencias de estatus, deberíamos coincidir en que la historia importa. Reconozcamos que al igual que algunos edificios españoles en San Juan, nuestra memoria colectiva está maltrecha por su abandono. Urge repararla. Estemos de acuerdo en que se pueden realizar instalaciones públicas que intenten darle un sentido de pertenencia común al pueblo sin depender de cultos hispanófilos y patriarcales o de omisiones burdas. Ingeniemos otros modelos de re-acordar para así imaginar futuros alternos que nos indiquen por donde encontraremos las verdaderas salidas del estanque.
[1] Llamados Igneri o Saladoides por arqueólogxs de hoy. Entendemos que la palabra Ballajá no es un apellido español sino un vocablo Taíno. Sin embargo es poco probable que se haya incorporado como nombre que le tenían los Taínos del Siglo XV-XVI a esa punta pues se entiende que al fundarse San Juan, estos solo habitaban la otra esquina del islote, cerca del actual Escambrón y el Parque Muñoz Rivera. Existe una ciudad portuaria en la antigua colonia de Santo Domingo llamada Bayahá donde estuvieron instalados soldados españoles que luego fueron trasladados a San Juan cuando esta fue cedida a Francia. Posiblemente fueron ellos quienes trajeron ese vocablo arawako. Ver: https://www.academia.edu/32622328/Ballaja_Archaeological_Investigations
[2] Se desenterraron también restos del antiguo Barrio Ballajá que luego fue tumbado y remplazado con el cuartel. Se confirmó arqueológicamente que sus residentes eran en su mayoría personas pobres, en gran parte negrxos y mulatxs. Históricamente, se sabe que era un recinto de gente en gran parte negra y mulata. También se sabe que eran maltratados por el gobierno español y que los Dominicos a veces intercedían por ellos. Además de la cerámica Igneri en las capas más antiguas, también por esa área se encontraron enterramientos de esclavos, algunos nacidos en África. Se sabe esto por sus dientes limados, algo de costumbre entre algunas etnias antiguas de ese continente, por ejemplo, Carabalíes de la costa Calabar del sur de Nigeria. Ver: https://www.academia.edu/32622328/Ballaja_Archaeological_Investigations y https://www.academia.edu/27912719/Análisis_de_dos_restos_esqueleticos_humanos_procedentes_del_Cuartel_de_Ballajá_San_Juan_Puerto_Rico_Crespo_y_Giusti_1995_
[3] Por siglos se le ha acusado a De las Casas de exagerar los abusos cometidos por España en las Américas. Principalmente ese le imputa de haber recurrido a exageraciones numéricas y a haber utilizado lenguaje hiperbólico. Sin duda la matemática no era el fuerte de Fray Bartolomé, pero no era fuera de lo común que los cronistas de la Conquista en general –incluyendo apologistas– citaran figuras que no concuerdan con lo que hoy se conoce demográficamente y arqueológicamente. Además, no tiene la culpa de que los enemigos de España utilizaran los textos de De las Casas para tirarle al Imperio español. Sin duda, otroxs imperios también cometieron atrocidades y por ende, España no era singularmente cruel contra indígenas o africanos y sus descendientes.
[4] Para la transcripción del discurso de Felipe VI en los actos conmemorativos de la fundación de la Ciudad de La Habana en el 2019, ver: https://centroconvivencia.org/convivencia/ltima-hora/10772/palabras-s-m-rey-los-actos-conmemorativos-la-fundacion-la-habana
[5] Ver https://www.eldebate.com/espana/20220126/rey-felipe-defiende-pasado-territorial-espanol-america.html
[6]Dijo De las Casas que, en la perpetrada por Ponce de León en Higüey, “fueron infinitas las gentes que yo vide quemar vivas y despedazar y atormentar por diversas y nuevas maneras de muertes y tormentos y hacer esclavos todos los que a vida tomaron.» Ver su Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1542).
[7] Ver https://elpais.com/diario/2011/12/20/opinion/1324335605_850215.html
[8] Un trabajo magisterial sobre esto es el libro San Juan tras la fachada (2003) por Edwin Quiles.
[9] Vean por ejemplo este módulo de séptimo grado utilizado en las escuelas públicas de Puerto Rico: https://dedigital.dde.pr/pluginfile.php/139550/mod_folder/content/0/ESSO%20121-1607%20Formación%20y%20desarrollo%20de%20la%20sociedad%20puertorriqueña-FINAL.pdf?forcedownload=1
[10] Ver https://elpais.com/diario/2006/07/14/cultura/1152828004_850215.html y también el libro, La caída de Cristóbal Colón: el juicio de Bobadilla (2006) por Consuelo Varela e Isabel Aguirre (partes disponibles por Google Books).
[11] Ver https://www.elespanol.com/cultura/historia/20200618/oscuro-cristobal-colon-esclavizar-indios-lucrarse-isabel/498450617_0.html
[12] Ver https://www.academia.edu/7530524/Ordo_Corpis._Notas_para_una_cartograf%C3%ADa_sexual_de_la_conquista
[13] Ver https://www.manhattantimesnews.com/rebel-researchinvestigacion-de-rebeldia/, específicamente la parte sobre la ordenanza del 6 de enero de 1522.
[14] También algunos frailes fueron extremadamente abusivos con indígenas y luego esclavxs negrxs. Tenían sus debates internos sobre lo que se debía y lo que no se debía hacer.
[15] Sin duda estos dos frailes intentaban evangelizar y colonizar pacíficamente, o sea “a las buenas” y no “a las malas.” Con todo y eso eran colonos pues no le proponían a nadie empacar sus maletas y regresarse a España. Además hay que aclarar que a pesar de que es cierto que cuando más influencia tuvo con la corte del rey, Fray Bartolomé propuso que en vez de esclavizar a indígenas que se importaran esclavos africanos, es debido señalar que más tarde en su vida, Fray Bartolomé expresó su arrepentimiento por el papel que jugó en esa transición al trabajo forzado negro. Dijo en sus propias palabras que “el cautiverio de los negros” era tan injusto “como el de los indios.” Ver Historia de las Indias, Libro III, Capítulo. 129. Ver el párrafo con la cita número 27 en http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/b-de-las-casas-y-la-esclavizacin-de-los-negros-segn-las-aportaciones-de-i-prez-fernndez-o-p-0/html/04651a3d-6767-4cd6-80e5-489c70cf4fec_5.html
[16] También han ido eliminando las celebraciones de “Columbus Day.” Ver: https://www.nationalgeographic.com/history/article/why-some-celebrate-indigenous-peoples-day-not-columbus-day
[17] Algo semejante proponen hacer donde antes estaba el monumento a Cristóbal Colón en el Paseo la Reforma de la Ciudad de México. Ver: https://elpais.com/mexico/2021-10-12/ciudad-de-mexico-elige-la-escultura-prehispanica-de-una-mujer-para-sustituir-definitivamente-a-colon-en-paseo-de-la-reforma.html Otra propuesta fue esta: https://elpais.com/mexico/2021-09-15/sheinbaum-da-marcha-atras-sobre-la-instalacion-de-tlali-en-reforma-y-deja-que-un-comite-de-expertos-decida.html