Por qué insisto en que estudies el piano
i.
En 1943, los nazis enviaron a Alice Herz-Sommer a Terezín, un gueto judío a las afueras de Praga. Terezín servía como punto intermedio en la ruta de los judíos a los campos de exterminio. En Praga, donde Alice vivió hasta que cumplió los 30 años, había sido esposa, madre y músico. En Terezín pudo, al menos, seguir siendo pianista. Entre 1943 y finales de 1945, Alice dio al menos cien conciertos en Terezín. Según dicen, todo el repertorio lo tocaba de memoria. Porque viendo de antemano lo que venía Alice se había memorizado los 27 estudios de Chopin e innumerables sonatas de Schubert y Beethoven.
ii.
Ayer fuimos con entusiasmo tu papá, tu hermano y yo a tu recital de piano. Tienes 5 años y hace más de uno tomas clases y aprendes a leer música. Las tres canciones que habías preparado te salen muy bien. En “Aura Lee” pareces intuir que es un pajarito que canta la melodía. Cuando llega la parte que más te gusta, te enderechas y abres los párpados. Te habías aprendido las canciones de memoria. Solo llevé tus libros por si te ponías nerviosa.
iii.
De los 15,000 niños que pasaron por Terezín, solo 123 sobrevivieron. Uno de ellos fue el hijo de Alice, Raphael, quien había llegado allí de 5 años. Después de la guerra Raphael se volvió cellista. En una entrevista que le hicieran años después dijo que de Terezín solo tenía memorias agradables. “Memorias de música por todas partes.”
iv.
Los cupcakes los dejé en la cocina de la maestra. Ya el frosting estaba derretido del calor de la espera. No sé por qué, Natalia, no quisiste bajarte del carro. Sí, ya sé que no quieres tomar más clases de piano.
v.
He escuchado esta historia en varias ocasiones. La vez más reciente fue tras la muerte de Alice en febrero. Tenía 110 años y murió en Londres. Hace años había perdido dos dedos, pero continuó con los ocho que le quedaban. Solo tuve que cambiar la digitación, dijo sonriendo en un vídeo que le hicieron.
vi.
Siempre me dije que tenía que escribir algo sobre Alice. Algo que hablara sobre la fuerza de redención de la música. Algo que explicara que la guerra continúa, aunque sea invisible y nadie la mencione. Algo que aludiera a que cuando la justicia se retrasa demasiado, más que justicia parece venganza. No es una reflexión que hago desde la pureza de lo austero, sino desde la desesperación del adicto. Necesitaba explicarte por qué, Natalia, insisto en que estudies el piano.