Porque es deMónica
El 22 del presente la colombiana Mónica Gutiérrez publicó un artículo en el Huffington Post, en la controversial sección Latino Voices, en el cual relata un encuentro – más bien una leyenda urbana – con el Gabo y aludiendo al desquiciado tren de vida capturado por el periodista Gonzo original, Hunter S., en el título: Fear and loathing in the island that doesn’t exist. Desde entonces la pobre Mónica sin duda no ha podido dormir por tanto que le zumban los oídos, ya que le han caído encima como chinches los protagonistas de la robusta escena cultural de la isla.
Cualquiera diría que esta escritora insultó de la manera más baja posible a todos los puertorriqueños y nos mentó nuestra madre taína colectiva. La han tildado de pilla literaria y académica, de embustera, de ignorante, arrogante y de uso mordaz y mezquino de sus metáforas. La han vilificado y catalogado de demonio femenino, a la she-devil popularizada en los 80s. Sin embargo, yo tengo una teoría, formulada desde el tedio que todo el asunto socio-geo-político de la isla produce en mí y desde una putativa indiferencia nacional rayana con la traición, como todo buen traductor. Esta teoría se basa en la gramática y la física cuántica: han hecho de ella lo que han hecho de ella porque no es puertorriqueña, porque no viene desde adentro, sino ¡desdemónica! Inconcientemente el constante referir al artículo “de Mónica” se ha registrado como “demónica” en el colectivo lacaniano y maclujáno boricua.
Gente, la pobre lo que ha hecho es dar una opinión honesta y para ser justos, de una persona que se pudiera clasificar mitad boricua, ya que pasó años largos conviviendo y mezclándose con nosotros. Tampoco ha dicho nada nuevo ni nada que no hayan dicho ya otras voces del patio. En fin, la mayoría de la crítica que yo leí evoca esa condición humana que nos da el derecho de quejarnos todo lo que querramos de nuestra familia y de despotricar en contra de los que se quejen de nuestras familias. Esta idiosincracia sicológica está presente en casi todas las nacionalidades: tenemos derecho a criticarnos nosotros mismos, pero eso no le da permiso a otros para criticarnos.
De todo lo que he leído, lo único que sí me llamó la atención fue que le robó verbatim secciones completas de una disertación de una profesora, según otra profesora posteó en un comentario en Facebook. Eso habrá que investigarlo, pero lo demás, por favor, las cosas están bastante malas en la isla para ponerse tiquismiquis porque alguien nos las canta como las ve. Es difícil, muy difícil, ser optimista hoy en día, por lo menos para mí. Y me cuesta cuestionar lo de Mónica porque yo también lo he vivido.
De hecho, la conozco personalmente (full disclaimer: le tengo mucho aprecio y lo más seguro estoy biased a su favor, porque reconozco mi tribu en ella) y ella me hizo la anécdota del Gabo hace años atrás, cuando ambos coincidimos en el casco viejo de la isleta. No sé porque se nos hace tan difícil pensar que el Gabo ha contestado de la misma manera la misma pregunta, ya fuese de boca de López Nieves, Mónica o Juan de los Parlotes. Me lo imagino refinando su respuesta a través de los años, a medida que se va topando con diferentes boricuas a lo largo de su carrera. Igual lo usó de juego, a propósito, repitiendo las cosas en el espejo del ojo público para ver como se propaga como plaga semiótica… pero deliro, que diga, divago.
En cuanto a la metáfora de tecatos estilo Thriller, hasta yo la he usado en un artículo que publiqué en Los Listings en el 2002, si mal no me equivoco, el primer artículo en la isla en mencionar el corte de anestesia veterinaria en la heroína. La triste realidad es que ella tiene razón en muchas cosas. La agricultura siempre se ha asociado con el subdesarrollo en la isla, sólo en los últimos años, cuando la cuestión orgánica ha tomado auge es que ha aparecido en la corriente principal una preocupación por la manera en que se cosechan las comidas. El espectro de Monsanto y su maíz frankenstiano es el responsable, en gran medida, junto a la telarquía precoz de antaño.
Tampoco podemos reclamarle gran cosa en cuanto a nuestro conocimiento de nuestra propia historia ya que en las escuelas privadas se ha enfatizado más la historia norteamericana que la boricua. En Perpetuo Socorro se estudiaba historia de EEUU en tercer año y la de la isla en cuarto año, y sólo el libro de Alegría, el cual está escrito en realidad para intermedia. Las autoridades en la isla, aún desde tiempos de la ocupación española y por supuesto durante la norteamericana, tienen una larga tradición de ocultar la historia local y confundir a la población. Tanto nos preocupamos de nuestra propia historia que permitimos el archivo fotográfico del San Juan Star pudrirse en un lote abandonado, tanto nos preocupamos por nuestra propia historia que el Archivo General brilla de lo moderno que es y su contenido está preservado con un cuidado espectacular. Yea, rayt. Guatever.
La triste realidad que lo deMónica tiene mucha razón. Nuestro gobierno tiene una larga historia de persecución, carpeteo, corrupción y contaminación. Hemos elegido funcionarios que nos mienten, abusan del poder y siguen en el poder simplemente porque se dicen comprometidos con este o aquel estatus, por que sí, porque nosotros los puertorriqueños tenemos la tendencia a permitirle barbaridades al que comparta nuestra preferencia política. Somos un pedazo de bienes raíces, somos ciudadanos de segunda clase, somos gente ‘brown’ en los Estados Unidos, sin importar el color de tu piel, sólo por la nacionalidad. Incuestionablemente, yo soy ‘a person of color’ aquí en Chicago, donde llevo radicado cuatro años, pero en la isla soy un ‘blanquito’ a veces comemierda y otras tecato, depende de la conveniencia del interlocutor.
Y sí, soy todas esas cosas y mucho más, porque también soy el futuro de la isla: el futuro está en manos de gente como yo, halfbreeds, mitad boricuas y mitad gringos. Prepárense y estudien lo que pasó en Hawaii, porque eso es lo que nos espera bajo la estadidad. Bajo la independencia nos espera un verdadero estado policiaco y bajo la colonia, pues vaya, miren a su alrededor. ¿Y todavía me quieren decir que la solución es el estatus político? No, la solución está en la identidad, en la sólida e inquebrantable certeza de saber qué somos y de dónde venimos, ya que sólo así sabremos hacia dónde vamos.
El problema real, el cual Mónica evita, es que el puertorriqueño no sabe quién es y cuando se percata que lo único que tiene que hacer es escoger quién demonios es, no logra decidir lo que es. Por tal razón se queda en un limbo sicológico en el cual nunca cultiva ese sentido de propiedad tan indispensable para edificar una identidad fundamentada en la razón, no en la emoción. El que no me crea que al boricua le falta sentido de propiedad, sólo tiene que mirar debajo de los puentes y los lomos de las carreteras de la isla: pura basura, pura bolsa de comida chatarra y carros sepultados (más de dos millones). Cuando nos damos cuenta, ya es muy tarde, ya construyeron otro mal, que diga, otro mall más, desarrollaron la costa y vendieron el Yunque, el pobre reducido a una fracción de su esplendor original.
Coño despierta boricua y no te hagas el dolido, el insultado, el victimizado por las metáforas de lo deMónica, porque aquí la culpa es de nosotros solitos. Sí, tanto tuya como mía. Somos nosotros lo que vendemos nuestras propias tierras a extranjeros, somos nosotros los que seguimos apoyando las mismas prácticas consumeristas que sólo buscan la ganancia, el puro profit, el bottom line.
Pues el bottom line es ese que te dice lo deMónica. Si no nos dejamos de niñerías y de seguir cultivando falsos sentidos de orgullo patrio y de seguir dejando que el mismo trillado elenco de corruptos siga carcomiéndose lo que queda en nombre de este o aquel estatus, pues fíjate, si no logramos repetir el tipo de consenso que se logró en torno a Vieques – cabal y total – pues nos espera más de lo mismo.
¿Y sabes qué? Le agradezco a Mónica que me lo siga recordando.
artículo de Mónica Gutiérrez en Huffington Post