Primero de mayo 2019: más allá de la capucha
Para poder aquilatar y valorar en su justa perspectiva los acontecimientos de esta última jornada de lucha hay que ubicarla en el contexto dinámico y cambiante donde se desarrollan los procesos sociales. El primero de mayo de 2019 culminó con dos actividades, con contenido distinto, donde entre las dos, participaron miles de personas. Una de esas fue la convocada por la CPT y las uniones chupacuotas donde decidieron marchar del Capitolio a Fortaleza y la otra, donde concurrió la mayor cantidad de personas, la marcha concentración hacia la milla de oro, convocada por el magisterio agrupado en el FADEP, la UGT, los estudiantes de la UPR, las organizaciones que componen la Coordinadora Sindical y organizaciones políticas (PIP, JSLP, MST, MINH, otras), ambientales y comunitarias de diversa índole.
La asistencia al primero de mayo de 2019 fue sustancialmente menor a años anteriores en ambas convocatorias, irrespectivamente del contenido y ubicación de las marchas. Es un patrón que se viene manifestando desde 2017 cuando asistieron decenas de miles de personas a la milla de oro en dos actividades con contenidos y mensajes distintos. No importa si fue con capucha, o con blandenguerías, el patrón descendente en la cantidad de personas asistiendo a las jornadas del primero de mayo en ambos sectores que han convocado ha sido el mismo y eso en principio, no lo hace malo. Los procesos sociales son así, no son lineales, fluctúan y hay momentos de auge y otros de retrocesos. ¿Quién pensaría para el año 2016, que en el próximo año tendríamos lo que se considera el primero de mayo más masivo en la historia reciente de PR contra la junta de control y el gobierno? Adjudicar al factor de los que creen en la acción directa, como el elemento que por definición explica la reducción en la cantidad de personas para luego emprenderla de manera sectaria y de fondo contra las formas y métodos de lucha, no solo raya en lo simple, sino que busca de forma peligrosa criminalizar a sectores que son parte central de estos procesos, y que tienen el mismo derecho a rajarle el cristal a un banco que destruye sus vidas, como el derecho que tienen otras personas a manifestarse pacíficamente. En su frase célebre decía Benito Juárez, prócer del pueblo mexicano, “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Esta frase tiene su contraparte cuando se viola la paz de aquellos sectores que son despojados de derechos fundamentales. Un gobierno que no respeta a la gente humilde, que aprueba una reforma laboral que destruye derechos fundamentales, aumentando la explotación y el clima de abuso en la empresa privada, que privatiza y vende los bienes del pueblo en cuanto puede, que cierra cientos de escuelas, que aprueban leyes que violentan de múltiples formas la vida de quienes se fastidian para echar hacia delante sus familias mientras por el contrario, los responsables andan en el privilegio y saqueando las arcas de nuestros recursos, no pueden esperar paz de la gente. Sencillamente no la pueden esperar y para ser honesto, poco ha pasado en Puerto Rico.
A diferencia de 2017 donde estaba en pleno apogeo la implementación de las reformas estructurales en sectores estratégicos, cierres de escuela, la potencial reforma educativa, aumentos en la UPR y recortes de presupuesto, privatización de la AEE, aprobación de la ley 26 para el cumplimiento del plan fiscal, reforma laboral etc, ya la mayoría de estas medidas, algunas con más oposición que otras habían sido aprobadas. Cada una de estas medidas tocaron a sectores que durante años han sido catalizadores de los procesos sociales en la isla. Contrastando con los argumentos que se han vertido, de que otro de los problemas en la masividad de las convocatorias se debe a la “falta de unidad del movimiento obrero”, el primero de mayo más masivo en la historia de Puerto Rico se dio con las diferencias de siempre y en actividades separadas, aunque se haya dado la convergencia de espacios. Luego que tras varios intentos de hacer una actividad verdaderamente inclusiva, donde un sector no impusiera su concepción de la actividad a otro, no llegamos a un acuerdo final. El primero de mayo se dio en el contexto de un proceso de lucha ascendente donde el primer indicador del potencial movilizador hacia esa fecha se percibió en la exitosa jornada del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, donde nunca antes se había movilizado en PR la cantidad de personas para un evento con los reclamos y demandas de esa naturaleza. La colectiva feminista en construcción tuvo un rol determinante en dicha actividad donde no solo la cantidad de asistentes fue el saldo positivo si no la calidad y el contenido de las diversas actividades que se dieron durante todo el día.
Distintos sectores, obreros, estudiantiles y comunitarios fueron convergiendo, con distintas realidades. Los estudiantes enfrentaban el principal ataque al primer centro docente del país. Recortes de 500 millones, aumentos de matrícula y el cierre de recintos. Las asambleas generales de marzo en el recinto de Rio Piedras ya anunciaban lo que fue la huelga estudiantil de abril de 2017 que duró 72 días. A eso se le sumó la asamblea de la FMPR en el mes de marzo, primer sector sindical que señala la fecha del primero de mayo como día para realizar un paro magisterial contra los cierres y medidas de austeridad y promover un paro junto a diversos sectores, lo cual tardó mes y medio en construirse. La imposición de la ley 26 aprobada en abril de 2017 donde se reducen las aportaciones patronales al plan médico, se reducen las vacaciones y días de enfermedad a los trabajadores de las Corporaciones Públicas en la última semana de abril acabaron por hacer la chispa que incendió la pradera.
Haciendo honor a la verdad, fueron muy pocos sectores los que convocaron abiertamente a un paro para ese día. Algunos por desconfianza en sus matrículas y no poder aquilatar la realidad que vivía el país y otros por no arriesgar sus cuotas. Fueron las mismas circunstancias que empujaron a algunos sindicatos, por presión de la gente y ante las medidas del gobierno a tirarse a la calle. Algunos incluso se decidieron días antes. Otros ni se pronunciaron y trataron de coger pon una vez se supo que la ola de gente para el primero de mayo venía grande y ya la prensa había acuñado el término de Paro Nacional.
Durante ese día ocurrieron numerosas y variadas actividades. El que los medios de comunicación hayan enfatizado en los enfrentamientos es parte de la naturaleza sensacionalista de muchos de ellos y de cómo quienes controlan estos, buscan criminalizar y demonizar a quienes deciden salir a la calle y luchar. No es sorpresa para nadie, y en el caso de los sectores organizados, la prensa no puede imponer como se manifiesta la gente ni las estrategias de los que estamos presentes allí para empujar nuestras demandas. De la misma forma que no permitimos que sea la policía quien decida como los ciudadanos ejercemos nuestro derecho a la libertad de expresión, tampoco debemos permitir que el principal factor que determine nuestro accionar sea la llamada “opinión pública” que no es otra cosa que la línea editorial de los dueños de los medios, en gran parte de las veces aliados de las políticas y medidas que nos afectan. Las huelgas, así como los paros, no son festivales, ni paseos en el campo, son enfrentamientos que se dan entre los patronos y los gobernantes cuando hay un impasse y se trata de destruir y afectar más la vida de quienes toman la decisión de arriesgar su trabajo y hasta su seguridad personal porque se le haga justicia. No perdamos eso de perspectiva.
La jornada del primero de mayo de 2017 acabó con la represión por parte de la policía a las decenas de miles allí presentes. En una batalla campal que duro más de 6 horas, y luego de culminada las principales actividades, cientos de manifestantes, entre los que habían , trabajadoras y trabajadores del sector público y privado, estudiantes, desempleados, jubilados, agentes encubiertos y pueblo en general se mantuvieron en la zona manifestando su indignación y descontento con el estado de situación y las medidas del plan fiscal. No era ningún grupito y ninguna minoría como mencionan algunos que buscan cualquier resquicio para deslegitimar los procesos y halar el pollo a su brasa.
Luego de esta manifestación sin precedentes, todas las alarmas del gobierno estatal y federal se encendieron y comenzó una cacería de brujas para tratar de intimidar y hacer que el principal liderato sindical del país denunciara la culminación de dicha jornada y buscar la medida de dar un escarmiento. Una parte del liderato sindical rápido reculó y se hicieron eco de la campaña de represión para rechazar métodos negando incluso su propia historia, de cómo para lograr los derechos que han obtenido, hay uniones que han tenido que recurrir al sabotaje y a detener la producción mediante los medios disponibles. Lamentablemente les metieron las cabras en el corral y no hubo la espina dorsal para decir claramente que los únicos responsables del berenjenal que existe en el país, son los que tienen el poder para tomar decisiones. Producto de esta respuesta del estado y la flojera de algunos sectores en el sindicalismo, todavía tenemos en prisión a Nina Droz. Compañera injustamente sentenciada a cárcel como medida de escarmiento de fiscalía federal, que mientras condena cárcel a años a una joven por ser activista, encubre a la bola de corruptos que hay en capitolio y fortaleza. Todavía estamos esperando los resultados de las investigaciones sobre el fraude en las tutorías en el Departamento de Educación y la influencia del Gobernador en los contratos con la empresa fraudulenta Whitefish. Todos sabemos que la justicia es selectiva y tiene un componente de clase innegable.
Las jornadas que siguieron al año siguiente fueron para sorpresa de muchxs igualmente masivas pero con dos actividades centrales convocadas en distintos puntos. La actividad de la milla de oro convocada por FADEP, Coordinadora Sindical, Estudiantes y Profesores, UGT y organizaciones políticas, ambientales y comunitarias, contó con la presencia de decenas de miles de personas y la convocada por el CPT y demás uniones chupacuotas, contó con una cantidad y cobertura significativamente menor. El desenlace del 2017, la paranoia de los ricos y sus medios de comunicación, hizo que estos sectores, ligados al sindicalismo empresarial y algunas uniones con historial de lucha cada vez más conservadores, optaran por distanciarse definitivamente y a mi juicio, aunque difiera, están en pleno derecho. Obviamente la prensa andaba buscando el conflicto, pero contrario a los argumentos de los autodenominados representantes de la sociedad civil y analistas a sueldo que en su vida han ido a un piquete, la actividad de mayor concurrencia fue donde curiosamente había gente haciendo diversas actividades, incluyendo la acción directa. Por eso, argumentos como los enarbolados en un artículo reciente por el profesor Julio Muriente, uno debe tomarlos desde donde vienen y contrastarlo con los hechos. No es sorpresa alguna para nosotros los argumentos de parte de este profesor contra los que luchan y por el contrario, se suman a su historial de complacencias con el gobierno que llega hasta el extremo de justificar la represión.
El primero de mayo de 2018 se da posterior al paso del huracán María, sin huelga de la UPR, con una reforma educativa ya aprobada y con el proceso de privatización de la AEE en curso, y con dos actividades separadas. Todos elementos desmovilizadores. Aún con esto, el saldo de ese primero de mayo fue positivo, a pesar de la represión, los arrestos selectivos de decenas de manifestantes y la persecución hasta Rio Piedras de los Estudiantes. Hubo decenas de miles de personas en la calle empujando sus demandas y llevando un mensaje claro buscando frenar el abuso de la Junta de Control Fiscal y el gobierno de Ricardo Rosselló.
Este primero de Mayo de 2019, la realidad fue muy distinta. Con excepción de la UIA y la UTIER ninguna otra unión hasta donde tengo conocimiento, convocó a paro para ese día. La actividad estaba vista como una movilización y el mote de Paro se lo otorgó equívocamente la prensa. Aun con todas las debilidades y procesos internos que se dan en los sectores organizados una vez culmina esta fase de movilización, la asistencia fue sumamente exitosa y aceptable para el estado de situación. Se cumplieron los objetivos de dicha actividad, se paralizó la milla de oro y el principal centro comercial del país y se llevó el mensaje de la importancia de ese día en el momento que estamos atravesando como pueblo. La principal victoria de estas últimas jornadas, para los trabajadores en PR es lograr que se vea el primero de mayo como un día de lucha y de indignación. Y que esa indignación revista todas sus formas. Pero más allá de las efemérides, el reto que tenemos por delante es cuales son los pasos que debemos dar para crear la fuerza necesaria para frenar el discurso hegemónico neoliberal que existe en los principales partidos del país y comenzar a girar la rueda en favor nuestro.
Actualmente esos procesos se están dando, de manera esporádica y bastante localizadas. Las últimas derrotas a la implementación de las escuelas chárter en las comunidades es un ejemplo, el retome de la lucha contra la carbonera y su posible cierre es otra. La victoria de los defensores de las costas como playas pal pueblo es otra, así como la no aprobación por el momento del proyecto que restringe el derecho al aborto, gracias a la lucha de grupos fenimistas. La lucha no se detiene y los ataques no cesan. En el momento que escribo estas palabras, la junta de control fiscal se propone volver al ataque contra las pensiones, la eliminación del bono de navidad, el cierre de 307 escuelas adicionales, recortes de personal y otro conjunto de medidas para seguir arrasando con lo poco que tenemos, en todos los sectores de la sociedad. La respuesta que demos a esta nueva ola de ataques debe sopesar una discusión urgente que es necesario tener para el desarrollo del movimiento obrero en Puerto Rico. Es necesario sentar las bases de un nuevo movimiento sindical que rompa con el anquilosamiento y la extrema burocracia que existe en la actualidad, donde las organizaciones han sido incapaces de dar respuesta efectiva a los ataques del gobierno y el capital. En el sindicalismo, así como en la lucha política, existe un grave problema de relevo generacional que no da atisbos de resolverse como también existe un problema en la formación y desarrollo de nuevos cuadros sindicales. La mayoría del liderato sindical está jubilado o próximos a la edad de jubilación. Eso en sí mismo no es malo tanto y en cuanto no represente un atraso en el plano ideológico como muchas veces sucede. Reorganizar es necesario, elaborar estrategias conjuntas también lo es, pero sobre todo, lo más importante es la voluntad y el arrojo para hacer lo que demanda el momento y la rueda de la historia no nos pase por encima. Como dicen por ahí, pa’ pescar hay que mojarse el culo.