Rana Santacruz y su “música folk alternativa”
El año pasado estaba buscando músicos neoyorquinos para recomendárselos al organizador de una serie de conciertos en El Bronx. El propósito de la serie es promover a jóvenes cuya producción musical se nutre de la música folclórica caribeña y latinoamericana pero que a la vez integra influencias de otros géneros musicales, particularmente de la música popular contemporánea.
Identificar ejemplos del Caribe de habla hispana se me hizo muy fácil ya que ese ambiente musical lo conozco bastante bien. Pero a la hora de identificar músicos mexicanos y suramericanos residentes en Nueva York tuve que hacer un poco más de investigación.
El primer grupo con el que me topé fue Pistolera. Y de que tiene su encanto, tiene su encanto. Pero no me robó el corazón.
Aaahhh… pero gracias a la página de Pistolera encontré al cantautor mexicano Rana Santacruz. ¡Qué hermosa sorpresa me llevé!
Para empezar, me intrigó que Santacruz describa su estilo como «música folk alternativa» y que cite como sus influencias principales a artistas tan aparentemente dispares como Chavela Vargas, Agustín Lara, The Pogues y Tom Waits.
«Cajita de barro» fue la primera de sus canciones que escuché. Me encantaron su minimalismo inicial y cómo va creciendo la canción, también su uso del acordeón (mi instrumento favorito) combinado con violín y banjo. Para rematar, me parecieron irresistibles la ternura de la letra y la dulce voz de Rana que gracias a su aire travieso no empalaga. Luego escuché «Mariquita» y me la disfruté por las mismas razones.
Ambas canciones y once temas más están incluidos en su disco Chicavasco que salió al mercado el año pasado. Esta es la primera producción discográfica como solista de quien fuera integrante de la banda mexicana La Catrina. En Chicavasco, la rara combinación de música tradicional mexicana con bluegrass me pareció muy refrescante, particularmente cuando escuché los corridos «Tacho El Gacho» y «El funeral de Tacho»—cuyas imágenes mágico-realistas le dan un toque aún más peculiar. Después escuché «El ranchero punk» y ahí quedó sellada mi pasión por Rana Santacruz.
Y no soy la única que ha quedado prendada de su música. Jasmine Garsd de National Public Radio dice: «[la música de Santacruz] parece pertenecer a la banda sonora de la película Amélie, no sólo por su intensa melancolía, sino también por las fantásticas habilidades cuentísticas del cantante».
Por su parte, Michal Shapiro quien se describe como «una neoyorquina que no habla español», dice sentirse conmovida por las implicaciones políticas y transpolíticas de la música de Santacruz: «Con toda la controversia que ha suscitado la reciente ley de inmigración de Arizona, los resentimientos están revolcados en todos los bandos. Pero cuando vi a Rana en Joe’s Pub hace unos meses […] me sentí optimista sobre los valores inmigrantes sobre los cuales se forjó este país y sentí una cálida conexión con México. […] ¿Cuántos músicos, intencional o no intencionalmente, pueden hacernos sentir así?».
Aquí les dejo con el «Tiny Desk Concert» que Rana Santacruz y su banda grabaron hace unos meses para National Public Radio y que incluye las canciones «Tacho El Gacho», «Déjala entrar», «El funeral de Tacho», y «El rancheropunk». ¡Buen provecho!