Relevo del espacio de la Sala-Teatro Beckett
La llamada
“No todos los días se nos necesita. Tampoco es que, la verdad sea dicha, precisamente se nos necesite. Otros lo harían igual que nosotros, si no mejor. La llamada que acabamos de escuchar se dirige más bien a toda la humanidad. Pero en este lugar y en este momento la humanidad somos nosotros, nos guste o no.”
-Samuel Beckett en Esperando a Godot
Fue en la primavera del 2009 cuando decidimos ocupar las ruinas que convertimos en la Sala-Teatro Beckett. Ya convivíamos con las ruinas de ese otro espacio, el universitario, que se tambaleaba frente al asedio de la violenta rearticulación económica y la incapacidad para administrar el desastre.Por eso, a los nueve profesores que nos unimos en aquella locura, nos empujaba un deseo genuino de contribuir a la apertura de un espacio que sirviera de oasis al deteriorado entorno riopedrense. Necesitábamos seguir conversando, minimizar en lo posible los estragos del desierto.
Bajo el Proyecto Artístico, Cultural y Académico de Río Piedras como corporación sin ánimo de lucro, agrupamos a profesores, estudiantes, artistas, productores y miembros diversos de la comunidad, dispuestos a trabajar en el desarrollo y programación artística de una sala teatro y de un café teatro, con la idea de devolverle este espacio a la comunidad para su uso y disfrute.
Fue la idea de Ricardo Cobián como director artístico de este proyecto “crear además un centro para la experimentación artística con características únicas que lo postulara como un espacio idóneo para la conversación, el cine, la investigación, y para la exploración de propuestas estéticas innovadoras. Como proyecto, apostamos a las alianzas, a los afectos y experiencias que se produjeron a través del quehacer cultural, social y político. Procuramos propiciar condiciones subjetivas de reapropiación lúdica y crítica, para recuperar en la medida de lo posible, la idea de forjar una ciudad habitable”.
Acudimos a la cita
Ricardo Cobián, Marlene Duprey, Manuel Reyes, Carmen Luisa González, Jacqueline Duprey, Mercedes Rivera, Laura Náter, Mabel Rodríguez y Teresa Peña acudimos a la cita; al junte de amigos aquella primavera del 2009. Durante los cuatro años que se prolongó nuestra cita con la creación y sostenimiento de la Sala-Teatro Beckett, fueron muchos los encuentros, los aciertos y la persistencia del deseo por la actividad artística y académica en todas sus manifestaciones. Nuestra apuesta era modesta. Queríamos abrir un espacio de encuentros, de circulación de ideas, de junte para el que quisiera apostar a la idea de convivir lo mejor posible en un lugar ruinoso.
Exponer lo que fue la actividad de este pequeño teatro durante este tiempo, nos parece importante, no solo para constatar el carácter vital que constituyó el esfuerzo puesto, sino para enfatizar en la pertinencia de dar continuidad y cierta permanencia a espacios como este en nuestros abandonados pueblos.
He aquí, como suele decirse en el argot académico, nuestro informe de logros de lo que constituyó ese esfuerzo.
Una de las propuestas más prolijas en las actividades presentadas en Beckett fueron las de música, con especial enfásis en la música clásica de cámara. El maestro Ernesto Alonso presentó un concierto de música barroca con su conjunto Messa di Voce y otro concierto de cuerdas y flauta dulce para orquesta de cámara. Francisco Cabán, miembro de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, pasó por el teatro con un concierto para violín titulado Bach y Latinoamérica, y otro concierto con un trío de cuerdas de violín, viola y violonchelo con los músicos Amador y Rojas. Omar Velázquez, Josué Casilla, José García y Ramón Negrón, miembros de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, también se presentaron en la Beckett en un concierto de violín, flauta y viola. Contamos con un magnífico recital por el cuatrista Edwin Colón y el guitarrista Josean López, recital que fue parte de la campaña pro-fondos del Proyecto Beckett. Josean López se presentaría luego por segunda vez, con un requinto espectacular en un homenaje a los Tres Ases con el Trío Mayagüezano. Un concierto para voz, guitarra y flauta estuvo a cargo del reconocido compositor Carlos Vázquez con la voz de la soprano María Clemencia Sánchez y la guitarra de Jessica García.
En el renglón de música experimental, la profesora Nora Ponte presentó tres veces consecutivas una serie de música electrónica experimental titudada Arte Acusmático, en el que participaron los más destacados estudiantes y compositores de este género. Dentro de este mismo género musical, y a cargo de Giratorio Group, disfrutamos otros dos conciertos titulados Nuc vs. Polidesto y Similar. También hubo jazz con los conciertos del multifacético saxofonista Edgar Abraham, la trombonista holandesa May Peters y el recital Viaje al centro de la poesía Jazz con la poesía del laureado poeta Andrés González Cruz. Los profesores universitarios Rafi Álvarez y Carlos Sánchez, pasaron con sus sabrosos grupos Tapiz y el conjunto Camará, respectivamente. En plan bohemia se trajo un recital en homenaje a Violeta Parra titulado Todo Violeta por el dúo Blanqui Rovira y Mónica Rivera. También la cantautora Ivania Zayas presentó una bohemia con rumba. Nos visitó Mijo de la Palma, y Yarimir Cabán, Mima estuvo echándonos una mano en el concierto pro-fondos titulado Mimano para la Beckett. A este conjunto de conciertos se añadieron un sin número de bandas de rock locales, y otras expresiones musicales, dando espesor a la idea de la necesidad de mantener abierto este espacio de la Beckett.
La salita también fue el escenario idóneo para la presentación de películas locales e internacionales con espacio para foros de discusión de las mismas. Algunas de estas actividades fueron: Niñez y adolescencia: contexto de violencia en España y Latinoamérica, a cargo de la profesora Jennifer Duprey. Un ciclo de cine-foros sobre películas de Lars von Trier, a cargo del profesor Luis Pérez. Bajo el título Mujeres deslenguadas las profesoras María Isabel Quiñones y Carmen Luisa González presentaron películas de corte feminista. En esa dirección hicimos tres ciclos de cine foros sobre Lo femenino y las formas de violencia, en el que participamos Miguel Rodríguez Casellas, Carla Cavina, Marlene Duprey, Amaryllis Muñoz, Tania García, Miguel Pagán, Lilliana Ramos Collado, Miriam Muñíz Varela, Patricia Noboa, Carmen Luisa González y María Isabel Quiñones, Yolanda Izquierdo y Mario Roche.
Hubo mucha demanda de presentación de cortometrajes, área de mucha producción en el país. En este renglón presentamos una muestra de cortometrajes de Carmen Oquendo Vilar, a cargo de Luis Negrón y Lilliana Ramos Collado. Dos Festivales Internacionales de cortometrajes titulados CineArs, que contaron con dos ediciones en las que se presentaron más de quince cortos de todo el mundo. Una muestra de cortometrajes de Carla Cavina, a cargo de Luis Negrón y Marlene Duprey. Un ciclo de cine queer, a cargo de Víctor González. El cortometraje Leticia por quinta vez, de Edgar García. Dos películas de jóvenes cineastas puesrtorriqueños fueron Muerto en vida, de Alexón Duprey y Cannabis Cannibal, de Francisco González Cruz. Además, se sostuvo un campamento de verano para la creación de cortometrajes realizado por el Taller Cinemático, que se llevó a cabo durante tres veranos consecutivos.
A estos ciclos de cine se incluyó una buena muestra de documentales provenientes de distintas latitudes. Sin agotar la lista menciono algunos: un ciclo Sobre la ciudad, a cargo de Juan Carlos Rodríguez. Una muestra de documentales hechos por Zona Franca, a cargo de Leandro Fabrizzi y César Colón Montijo. De Héctor Méndez Caratini presentamos Lux Aeterna: retrospectiva de vídeos etnográficos, con un foro a cargo de María Isabel Quiñones, Ángel Quintero y Dorian Lugo. Bajo los títulos Identificación en lo histórico y Vanguardia y revolución: restrospectiva de cine documental puertorriqueño, Ana María García trajo dos series de documentales. También hubo muestra de cortometraje español contemporáneo bajo la curaduría de Álvaro Alonso y un Encuentro de Documental Latinoamericano y del Caribe producido por ENDOC, con documentales de Venezuela, Argentina, Ecuador, Panamá y Nicaragua.
Aunque nunca pensamos que la danza tendría mucha cabida en la Sala Beckett por las pequeñas dimensiones del escenario, contamos con varias presentaciones tan hermosas como exitosas en su convocatoria. Para que conste, mencionamos a Disparejas, danza experimental de cámara con Juana de Arco, Beatriz Irizarry, Cristina Lugo, Franchesca Esther Ramos y Marilis Rosario; Físico relativo de Norberto Collazo; Taller Hincapié, dirigido por Petra Bravo y En transición, de Rocío del Mar Espada Brignoni.
Al componente académico de nuestro proyecto P.A.C.A le dedicamos algunas conferencias, foros de discusión y diálogo sobre libros de interés contemporáneo. Organizamos las siguientes conferencias públicas: Patologías de la sociedad liberal, a cargo de Germán Cano (Universidad Alcalá de Henares); Entre lo común y lo público: Sobre la transformación de la universidad, por Madeline Román y Marlene Duprey (UPR Río Piedras); Transformación de la cultura y misión de la Universidad, a cargo de Karen Entrialgo y Félix López (UPR, Arecibo-Bayamón); y ¿Estética del horror? Imágenes del Holocausto, por Carlos Pabón, entre otras actividades de esta naturaleza. Organizamos dos grandes eventos académicos que reunieron cada uno más de quince conferencias. Estos fueron: El Primer Simposio Académico Bomba que Rumba, y el simposio Pequeñas maniobras, conmemorando el Centenario del Natalicio de Virgilio Piñera. A partir de estos dos simposios se produjeron dos publicaciones en formato de libro auspiciados por la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades.
También presentamos los libros De la animalidad no hay salida, de Mara Negrón, a cargo de Carmen Rabel; Historias que cuentan. El motín contra Esquilache en Madrid y las mujeres deciochescas según voces del XVIII,XIX y XX, de Lisette Rolón Collazo, a cargo de Laura Náter, Mabel Rodríguez y Beatríz Llenín Figueroa; Bioislas: ensayos sobre biopolítica y gubernamentalidad en Puerto Rico, de Marlene Duprey, a cargo de Carmen Luisa González y Érika Fontánez; y Tropiezos con la memoria: la esterilización femenina en la prensa puertorriqueña (1940-1977), de Lourdes Lugo. También se presentaron las revistas filos n. 5 y Hotel Abismo no. 3 y 4. Esta última estuvo acompañada con presentaciones de danza y performance de las artistas Teresa Hernández y Viveca Vázquez.
Durante estos cuatro años nos reunimos un grupo de interesados en la discusión de libros y ensayos de teoría y filosofía en un ciclo que titulamos Leer con los otros. Entre otros, conversamos sobre los libros y ensayos: Comunidad, inmunidad y biopolítica, de Roberto Esposito, a cargo de Marlene Duprey y Carmen Luisa González; Ira y tiempo de Peter Sloterdijk,;El odio a la democracia, de Jacques Ranciére a cargo de Madeline Román; Capitalismo cognitivo: propiedad intelectual y creación colectiva, a cargo de Karen Entrialgo; Del Estado de bienestar al Estado relacional (varios autores), a cargo de Laura Ortíz Negrón; y Violencia y política, de Ives Michaud, a cargo de Madeline Román.
Las Exposición fotográfica titulada Uni-diversidad, Río Piedras y la movida callejera, a cargo de Edwin Pérez, y una significativa lectura de los textos poéticos recientes de Eduardo Lalo, Noel Luna y Ricardo Cobián, titulada Radicales libres, añadieron dimensión visual al registro académico de nuestro proyecto.
Finalmente, ¡el teatro! Durante este tiempo la sala Beckett fue el lugar de tránsito de varias puestas en escena de pequeño formato. Pudimos disfrutar de: El inventor, monólogo de Fernando Capó y Miguel Difoot, actuación de Fernando Capó y dirección de Miguel Diffoot. Mundo Cruel el Play, basada en el libro de cuentos Mundo cruel de Luis Negrón y dirigida por Jacqueline Duprey. Electra Garrigó, de Virgilio Piñera, también dirigida por Duprey. La cantante calva, de Eugene Ionesco, dirigida por Osvaldo Pérez Vélez. En Construcción, pieza de teatro experimental a cargo de Kairiana Núñez Santaliz. Closer, de Patrick Marber, dirigida por Benjamín Cardona. El cepillo de dientes, de Jorge Díaz y dirigida por Javier Figueroa. Caillo Crú en Argentina, de Christian Nieves Santiago y dirigida por Helgaliz Ramos Jimenez. Artista del Patio, de Yamil Collazo. Espejismos y escarchita de Ileana García. La noche de los asesinos, de José Triana y dirección de Javier Figueroa. La muerte de Alfredo Gris, de Rodolfo Santana, dirigida por Andrés López. Fuera de juego, de Alejandra Ramos Riera, dirigida y escrita por Alejandra Ramos. (Anarquía) Superman debe morir, escrita y dirigida por Alexón Duprey. Riñón de cerdo para el desconsuelo, de Alejandro Ricaño, dirigida por Michelle López Vergar. Y un banquete de obras de Samuel Beckett en las Fiestas beckettianas con obras como Bocetos de radiofónica I y II, dirigida por Sylvia Bofill. Acto sin palabras I y II, dirigidas por Julio Ramos. Y Esperando a Godot, dirigida por Ramfis González.
La Beckett sirvió entonces como un laboratorio creativo en el que hubo una programación semestral sostenida, a base de series, encuentros, festivales, simposios, foros, etc., con la creación de carteles para cada actividad. La sala también sirvió de espacio para artistas residentes que recién comienzan sus carreras y que crearon sus piezas a partir de la experimentación con el espacio mismo de la sala, como Norberto Collazo, Kairiana Núñez y Helen Ceballos, por mencionar solo algunos.
Se hace todo. Todo lo que se puede
“Es tan poco lo que uno puede hacer,
que se hace todo. Todo lo que se puede.”
-Samuel Beckett en Los días felices
Hicimos todo lo que pudimos. Como puede verse en las actividades realizadas, nos encontramos durante este viaje con el hecho de que hay una gran necesidad de espacios para la expresión del trabajo creativo de mucha gente talentosa, de muchos jóvenes con propuestas novedosas e inquietudes. En ese sentido la Sala-Teatro jugó un papel importante de acogida a propuestas que por su naturaleza independiente y de bajo presupuesto, no pueden presentarse en otras salas de teatro del país. Confrontamos también no pocos obstáculos.
Las dificultades principales vinieron en envolturas diferentes. Por una parte, la singuralidad del grupo P.A.C.A reunió a un mismo tiempo muchas fortalezas, pero también flancos de vulnerabilidad. Como grupo de profesores teníamos el tiempo comprometido entre la Sala-Teatro y nuestras cargadas agendas académicas. Esto impedía por ejemplo, que ninguno de nosotros pudiera dedicarse a la parte de administrar el bistro, (el multitasking tiene sus límites), que en resumidas cuentas era el sostén económico de todo el operativo del proyecto cultural.
Las actividades artísticas se autosubvencionaban con la taquilla y en algunos casos con fondos provenientes para estos fines como ocurrió con algunas obras de teatro. Pero, para sostener los gastos de operaciones de todo el proyecto era necesario contar con la producción de los servicios de comida y bebida. Este fue nuestro talón de aquiles. No tuvimos suerte en encontrar a alguien con la suficiente capacidad para ver con sentido de futuro el potencial de ese espacio.
Mientras la actividad cultural, académica y artística se mantuvo consistentemente, en la oferta gastronómica no pudimos dar con las personas adecuadas para su sostén. Razones de diversa índole intervinieron para que esta parte de “la fórmula” teatro-bistro no funcionara como nos lo imaginamos. Para que esto funcione es necesario encontrar una armonía entre lo que se oferta culturalmente y lo que se oferta gastronómicamente. En ese renglón debe haber afinidades y claridad de propósitos, sentido de futuro, pero sobre todo constancia, y mucho esfuerzo. Confiamos en que los nuevos inquilinos lograrán este propósito mucho mejor que nosotros al poder dedicarse de lleno a ambos componentes de esta oferta cultural.
Más allá de la sigularidad de nuestro grupo, en un plano más general, hay que contar que este tipo de proyecto cultural encuentra dificultades puntuales en cuanto a lo que se ha convertido en un dolor de cabeza para toda iniciativa de bajo presupuesto: el problema de los permisos y licencias para operar. Hay un nivel alto de corrupción en cuanto a la forma como se supone opera la gestión de estas licencias (las de bebida y comida) por parte de las entidades municipales. El solo hecho de que exista un personaje que se dedica exclusivamente a ser “gestor” de estos permisos ilustra la dimensión de burocratización torcida que hay en estas agencias. En un país que requiere con urgencia ampliar la actividad económica autogestionada, los municipios deben ser ágiles en el manejo de estos permisos y dejar de administrar estas agencias como si fueran fincas privadas utilizadas a conveniencia de las franquicias partidistas. Es demasiado oneroso poder tener acceso a estas licencias y no debería ser así.
Alguien debe investigar con seriedad qué ocurre con este aspecto de la actividad económica que tanto dolor de cabeza produce a la hora de iniciar cualquier empresa en este país. El problema solo se menciona cuando hay que favorecer la producción a gran escala, que es en buena medida la que viola muchas veces los estándares de regulación pública. La pequeña empresa se ahoga literalmente en esta madeja de gestiones que es costosa tanto económicamente como en el plano de socavar el entusiamo de las nuevas iniciativas. Proyectos de carácter no lucrativo como el teatro Beckett requieren un trato más acorde con la naturaleza de su propósito y el tipo de servicio que ofrece.
En otro plano de dificultad, no puedo dejar de mencionar el papel que juega el capital rentista en un contexto como el de los cascos urbanos deprimidos como Río Piedras. No hay manera de que se revitalicen los pueblos deprimidos cuando se especula tanto con las rentas de los edificios. La mejor forma de revitalizar los espacios urbanos es otorgando a bajo costo el uso de edificios, (tanto desde el sector privado como del público) que de otro modo premanecerían cerrados, muchas veces como ruinas escandalosamente inhabitadas, cuando es tan necesario potenciar la actividad vital de estos pueblos. En Río Piedras mete miedo la especulación que existe con el tema de la renta. A pesar de que nosotros pudimos contar con cierta flexibilidad de negociar este aspecto operacional, entendemos que puede mejorar aún más, si de veras se quiere desarrollar este tipo de actividad local.
Otro aspecto interesante a explorar desde una mirada sociológica es el tema demográfico vinculado al quehacer cultural de Puerto Rico. Con la excepción de lo que llamamos mainstream y que se reduce a la producción de eventos artísticos con personalidades internacionales; la actividad cultural alternativa es profundamente tribal. Aunque seguramente es así en cualquier parte del mundo, en lugares de escasa densidad poblacional como Puerto Rico, es más notable la hemofilia de las tribus urbanas como las llamaría el sociólogo Maffesoli. Esto nos permite entender por qué Puerto Rico no puede aspirar a una actividad cultural que tenga trascendencia más allá de lo que es la lógica de las pequeñas tribus locales. Lo relevante de la Sala-Teatro Beckett mientras estuvimos coordinando los trabajos, fue que le dimos espacio a casi todas la tribus culturales que pululan por ahí. En ese sentido y a pesar de este cáracter endogámico, nuestra respuesta a dicha tendencia fue la de abrir el espacio Beckett a la mayor diversidad de tribus y propuestas para que este sirviera como centro de encuentros para la actividad local.
Como miembros de la junta que asistimos a prácticamente todo lo que se producía en la sala, pudimos constatar ese curioso comportamiento del país, que debe seguramente observarse en todas las dimensiones de la vida social del puertorriqueño.
Finalmente, debo decir que, a pesar de todos los obstáculos, también hubo mucha generosidad con este proyecto. Todas las personas que participaron de las actividades académicas lo hicieron sin pedir remuneración alguna. Javier Faris, Rita Elena Duprey y Sonia E. Rivera fueron nuestros creadores gráficos consistentemente. A ellos nuestro agradecimiento infinito por tanta generosidad y por mantener ese infatigable deseo de colaborar con nuestro proyecto. La lista de las personas que nos dieron la mano, tanto en donativos como en trabajos, es sustantiva por lo que se me hace difícil mencionarlos todos aquí. A todos ellos va nuestro afecto y gratitud siempre. Estas raras tribus también crecen en este país. Sin ellas la tarea hubiera sido díficil por no decir imposible de sostener.
La belleza, todavía. Los nuevos inquilinos
«¿Significar? Nosotros ¿significar?
¡Ah, ésta sí que es rematadamente buena!»
-Samuel Beckett en Fin de partida
“¿Qué es encontrar? Encontrar es reconocer que
lo que buscas de pronto está allí”
-Peter Brook
Este lluvioso verano del 2013 nos preparamos para dejar la administración de la Sala-Teatro Beckett. Buscamos un relevo en personas que tuvieran el potencial para ocupar con otras propuestas este importante espacio. Nuestro deseo fue la continuidad en mantener un teatro que consideramos valioso y en el que depositamos mucho cariño.
Luego de negociar los téminos del relevo con varias personas interesadas, dimos con los artistas idóneos para esto. Encontramos en Kisha Burgos y Arí Cruz ambos jóvenes talentosos dedicados a la actuación, a la producción teatral y cinematográfica, los nuevos administradores y encargados del sostenimiento de la actividad cultural de la Sala-Teatro Beckett.
La nueva página de facebook se llama La Beckett, y así deben buscarla los siempre amigos de este espacio. La vieja página de facebook será ahora únicamente la página del Proyecto Artístico, Cultural y Académico de Río Piedras, P.A.C.A, corporación que seguirá funcionando de manera independiente a la Sala Teatro.
Pronto Kisha y Arí estarán anunciando el nuevo calendario de actividades para el disfrute de las tribus urbanas. Esperamos que la prensa y el público general sigan auspiciando la agenda de los nuevos huéspedes de la Sala-Teatro.
Nos vamos con alegría deseando que este lugar en medio de la nada siga abierto con nuevas y renovadas propuestas. Así nos lo seguimos imaginando. ¡Salud por lo nuevos inquilinos!